
Al igual que con la riqueza material, en el amor también existen desigualdades estructurales que influyen en quiénes tienen mayores oportunidades de éxito. Si no te preocupa decidir dónde comer con alguien especial, mantienes conversaciones interesantes o atraes fácilmente, probablemente posees una combinación de “capitales” que aumentan tu valor en el “mercado del amor”. Inspirado en las teorías de Pierre Bourdieu, Catherine Hakim y mis clases de economía propongo los siguientes tres conceptos.
Primero, el capital amoroso (love capital) son los recursos socioafectivos especialmente en el ámbito psicológico, como la inteligencia emocional, una red de apoyo o el provenir de una familia funcional con modelos de amor saludables. Este no se limita al amor romántico, sino que abarca la capacidad de crear, mantener y concluir distintos vínculos afectivos.
Segundo, la asimetría afectiva (affective asymmetry) es la inevitable diferencia en el nivel de amor dentro de una relación. Esto crea una posición de desventaja que se traduce en un desequilibrio de poder. En toda relación, incluso si el amor es profundo y mutuo, siempre habrá alguien que ame más.
Tercero, el privilegio amoroso (love privilege) son los beneficios derivados de un alto capital amoroso y la ventaja en la dinámica de poder producto de la asimetría afectiva.
En conclusión, el capital amoroso, la asimetría afectiva y el privilegio amoroso operan como fuerzas invisibles que repercuten en el mercado del amor y nuestras relaciones. Tomar conciencia de estas nos permite proteger lo más escaso y valioso: nuestro tiempo y nuestro corazón. Como diría Legião Urbana en Tempo Perdido: “Não temos tempo a perder” [”No tenemos tiempo que perder”]. ¡Feliz día del amor y la amistad!