Paolo Barrero

“Conversación en La Catedral” es muchas cosas. Radiografía cultural, social y política del Perú dictatorial del ochenio de Odría. Pero analicemos lo político, y exploremos las tres lecciones claves sobre los autoritarismos que hay en la novela.

Primera lección: los tiranos eliminan a su competencia política. Mario relata cómo la primera orden de Odría y su mano derecha, Cayo Bermúdez, fue erradicar a sus adversarios para las elecciones de 1950.

Temeroso de la derrota, Odría proscribiría al partido de las masas de izquierda. “Para ir a elecciones hay que tener pacificado el país, es decir limpio de apristas –dijo el doctor Ferro–. Si no, las elecciones podrían estallarnos en las manos como un petardo”.

Y luego a la derecha liberal, inhabilitando de la función pública a su candidato: Ernesto Montagne Markholz. “He recorrido medio país, general, si Montagne llega de candidato a las elecciones, usted pierde”. Eliminada la competencia, Odría “ganaría” las elecciones del 50.

Segunda lección: los tiranos aplastan organizaciones de la sociedad civil y protestas. Así, por organizar huelgas y repartir afiches en su contra, cientos de universitarios sentirían la bota militar sobre sus cuellos. “A Llaque lo tuvieron preso dos años, a Washington lo desterraron a Bolivia”. Los manifestantes adultos quedarían a merced de los matones de Cayo. “Le daba y empezó a sudar; más y sudaba más; y le dio tanto que el tipo se puso a decir disparates –dijo Ludovico”.

Tercera lección: una vez las luces apagadas, los tiranos arrasan los recursos del Estado. “Hace tiempo que no sé lo que es debido o indebido –sonrió Cayo Bermúdez–. Solo lo que me conviene o no”. Se fabrican, asimismo, su propio “apoyo popular”. Confesaba Cayo sobre las celebraciones populares a las obras de Odría: “Las organizo yo hace años –bostezó él–. Dame plata y te organizo las mismas manifestaciones a ti”.

Para cerrar, sepamos que estas estrategias son adaptables y reaparecen con el tiempo. Si bien quizá ya no las encontremos en la misma forma que en dictaduras militares, estos métodos se mantienen poderosos incluso en democracias. En honor a Vargas Llosa, mantengámonos vigilantes.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Paolo Barrero es estudiante de Ciencia Política y Gobierno en la PUCP

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