MDN
Cecilia Tait
Kenyi Coba

“Me gané la medalla de oro”, fue la frase con la que nuestra exvoleibolista describió su experiencia tras encender el pebetero panamericano en la ceremonia de inauguración de los .

Ubicar a Tait no fue fácil, pues las felicitaciones de amigos y familiares fueron constantes y la mantuvieron ajetreada tras su importante participación en Lima 2019, pero con la amabilidad que la caracteriza accedió a responder algunas preguntas.  

“Ni en mi cumpleaños me han saludado tanto, tengo más de 300 mensajes en el WhatsApp y hasta mi 'ex' me saludó después de mucho tiempo”, relata entre risas la también excongresista del Perú.

Pero, ¿cómo recibió la noticia que iba a ser la encargada de prender el pebetero? Lo describe como un momento histórico que la emocionó hasta las lágrimas, una noticia que recibió hace pocas semanas y que desde ese momento fue guardada bajo siete llaves.

Se mantuvo en reserva. Solo Cecilia Tait y los comisionados de los Juegos Panamericanos conocían la identidad de la persona encargada de encender el pebetero.

“Cuando me contactan, me dicen que Carlos Neuhaus (presidente de la comisión organizadora de los XVIII Juegos Deportivos Panamericanos Lima 2019) quería reunirse conmigo. Salté de alegría, porque solo quería llevar la antorcha, aunque sea una cuadra, pero cuando me dijo que iba a encender el pebetero lloré de la emoción. Fue el mejor regalo que me dio la vida”, recuerda Cecilia a través de la línea telefónica.

"Me gané la medalla de oro", expresa Cecilia Tait después de prender el pebetero panamericano. (Foto: EFE)
"Me gané la medalla de oro", expresa Cecilia Tait después de prender el pebetero panamericano. (Foto: EFE)

Desde ese momento, Cecilia solo esperaba que llegara el 26 de julio para cumplir su sueño. Un sueño calificado por la deportista como “el mejor regalo que el Perú me dio en vida”.

Ensayos secretos

Solo ensayó dos veces y en estas prácticas, casi clandestinas, no había más gente que ella y los integrantes de la producción del evento, en su mayoría todos extranjeros. Una forma de mantener en reserva la participación y labor de Tait.

En estas prácticas tuvo que vencer unos de sus más grandes temores: las alturas. La ahora también empresaria tuvo que ‘escalar’ 6 metros de la representación del nevado Rajuntay (ubicado entre Lima y Junín) hasta la cima donde aguardaba el pebetero panamericano. 

“Yo le tengo pavor al vacío, pero no podía dejar pasar esta oportunidad, así que me armé de valor y subí como si nada. Durante el trayecto no escuchaba nada, solo tenía en mente prender el pebetero”, asegura.

Mientras trotaba hacia la cima, Cecilia afirmó sentirse privilegiada y más peruana que nunca. Una experiencia encantadora que compartió con su colega deportista Lucha Fuentes, quien fue la encargada de cederle la antorcha.

Al despedirse, la deportista anuncia que estará también en la clausura del evento. “Claro que estaré en la clausura, aunque sea como invitada, pero estaré”.


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