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Arequipa: incendio forestal afectó más de mil hectáreas
Zenaida Condori

Los intentos por controlar el incendio forestal que ya arrasó más de mil hectáreas de flora y fauna silvestre en Arequipa no fueron suficientes. El fuego, iniciado el domingo pasado en la zona de Talamolle, en el distrito de Puquina, en la región de Moquegua, avanzó más de 15 kilómetros en línea recta hasta llegar al anexo de Agua Buena, en el distrito de Polobaya.

El viento avivó las llamas y estas consumieron arbustos y pastizales de más de 20 especies diferentes. Lo mismo ocurrió con la fauna. Más de 15 especies de animales que habitan en la zona fueron afectadas. Los daños son incalculables. Los profesionales del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) investigan el origen del incendio para determinar responsabilidades.

Desde la mañana de este martes los esfuerzos se duplicaron. Un helicóptero equipado con un bamby bucket (un cubo especial para helicópteros), con capacidad para mil galones de agua, realizó 10 viajes desde la represa San José de Uzuña hasta la zona del incendio. Con la ayuda de los 59 agentes de la Policía Nacional, 44 miembros del Ejército del Perú, 12 efectivos de la Comisaría de Polobaya y más de 50 comuneros de la zona se logró controlar el fuego en la zona de Agua Buena.

Sin embargo, la llamarada avanzó para el otro extremo, hacia la zona protegida de Queñuales. Los Queñuales tienen de más de 200 años de antigüedad. Es la única especie de árboles que habita por encima de los 4.000 m.s.n.m. Estos cumplen una función ecológica importante en la zona. Capturan la neblina y la transforman en agua, y tras un proceso de filtración alimentan los manantiales, puquios y ojos de agua que dan vida a los distritos de Polobaya, Characato, Pocsi, Chiguata, entre otros.

“El fuego no ingresó a la zona de amortiguamiento que está protegida, pero fuera de esa zona también hay varios árboles de Queñuales que ya fueron afectados. Si no se controla el fuego los daños serán irremediables. La zona protegida está a menos de 2 kilómetros de las llamas de fuego”, indicó el responsable de Serfor en Arequipa, Luis Felipe Gonzáles Dueñas.

Bajo la consigna de proteger los Queñuales, los policías, miembros del Ejército y comuneros trabajaron hasta altas horas de la tarde para apagar el fuego. No tenían equipamiento adecuado, solo estaban provistos de palas cuyas asas se rompían; tampoco tenían machetes para cortas los arbustos secos. Con sus manos arrancaban ramas y con ellas sofocaban el fuego. La arena que usaban era insuficiente. Hasta utilizaron extintores traídos por la policía para apagar las llamas que se reavivaban con el viento, pero no lograron controlar el fuego.

El Comercio se trasladó hasta la zona Talamolle en Moquegua. Los comuneros indicaron que el fuego fue provocado por unos pastores que preparaban su desayuno al aire libre, en medio de los pastizales. Era común para ellos que se quemen los arbustos. Dejaron que el fuego avance sin advertir el peligro. Ocurrido el siniestro, la noche del domingo los comuneros de Moquegua se organizaron y con sus propios medios evitaron que el fuego ingrese a las zonas agrícolas.

El viento jugó a su favor y trasladó las llamas hacia Arequipa. Como sus chacras ya no estaban en riesgo, los comuneros moqueguanos no continuaron extinguiendo el fuego creyendo que en el camino se apagaría.

El responsable de Incendios Forestales de Serfor, Alvaro Cárdenas, inició las investigaciones para determinar responsabilidades. Advirtió que provocar un incendio forestal tiene una sanción económica que va desde 10 hasta 5.000 Unidades Impositivas Tributarias (UIT). Este miércoles se continuará con las indagaciones.

En Arequipa están a la espera de la colaboración de especialistas. Se solicitó el apoyo de la Unidad de Bomberos especializados en incendios forestales de la región de Cusco, además se pidió ayuda a los profesionales del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp).

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