En la Plaza de Armas de Arequipa fue fusilado el general Trinidad Morán el 1 de diciembre de 1854 (Foto: El Comercio)
En la Plaza de Armas de Arequipa fue fusilado el general Trinidad Morán el 1 de diciembre de 1854 (Foto: El Comercio)
Jorge Malpartida Tabuchi

A unos metros de la Plaza de Armas de se encuentra la calle General Morán, que lleva este nombre en honor a José Trinidad Morán, militar de origen venezolano y vencedor de las batallas de Junín y Ayacucho, las cuales consolidaron la Independencia del Perú en 1824. El general Trinidad Morán, luego de la instauración de la República, se casó con la arequipeña Rafaela Zereceda y se asentó en la Ciudad Blanca. Ahí tuvo seis hijos y, debido a sus méritos como patriota (con el ejército de Simón Bolívar también participó de la liberación de los territorios de Ecuador y Bolivia), obtuvo la nacionalidad peruana y se convirtió en un vecino notable y querido.

Su vida transcurrió con tranquilidad hasta que en 1854 el mariscal Ramón Castilla se sublevó contra José Rufino Echenique, presidente de la República en ese entonces. El historiador Mario Arce Espinoza, autor del libro “El tiempo político de Ramón Castilla” (UCSM, 2018), explica que la rebelión del mariscal enarbolaba la bandera de la “moralización” debido a las denuncias de corrupción durante la consolidación de la deuda interna en la gestión de Echenique.


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Varios líderes en Arequipa se sumaron a la causa de Castilla y se levantaron en armas contra el gobierno central. Morán, ya con 58 años pero con sus galardones militares intactos, fue designado por Echenique para frenar la rebelión en la Ciudad Blanca que empezaba a ganar miles de adeptos.

Trinidad Morán se mantiene leal al orden constitucional que décadas atrás había ayudado a instaurar y asume la defensa de Arequipa de forma consecuente. Aunque para un sector de la ciudad su causa era impopular, su adhesión al presidente Echenique era coherente con su espíritu patriota”, explica Arce.

La calle General Morán se encuentra en el centro histórico de Arequipa.
La calle General Morán se encuentra en el centro histórico de Arequipa.

Luego de varios enfrentamientos con el ejército de Castilla, que en Arequipa era liderado por Domingo Elías, el 1 de diciembre de 1854 el general Morán fue derrotado y tomado prisionero en la quinta de Landázuri (ubicada en lo que hoy es el distrito de Alto Selva Alegre). Aunque vecinos y familiares pidieron clemencia, la suerte del militar venezolano ya estaba echada: sería ejecutado de forma pública.

Según precisa Jorge Basadre en el tomo IV de su monumental “Historia de la República del Perú”, días atrás de su captura, Elías ya le había advertido al suegro de Morán, Buenaventura Zereceda, que no tendría compasión en caso fuera vencido en batalla.

Retrato del general Morán publicado en el Diario El Deber en 1926, a raíz de la inauguración de un monumento en su honor (Foto: Captura)
Retrato del general Morán publicado en el Diario El Deber en 1926, a raíz de la inauguración de un monumento en su honor (Foto: Captura)

"Dígale usted a Morán que se rinda porque de otro modo no se le dará cuartel si cae prisionero y será fusilado o ahorcado cinco minutos después de que se le tome", fueron las palabras que habría dicho en esa ocasión.

Clamor divino

La tradición popular cuenta que un grupo de mujeres arequipeñas y varios vecinos encabezaron una protesta para que se liberara al militar venezolano. En este grupo se encontraba la familia Manrique Calle, propietaria de la Virgen de los Dolores del templo de Santo Domingo, una de las imágenes religiosas más veneradas en la ciudad de Arequipa hasta la actualidad y que desde el siglo XIX se utiliza en la procesión de Viernes Santo.

Como parte de la estrategia para pedir clemencia se sacó del oratorio de los Manrique Calle a la imagen de la Virgen de los Dolores. “Se cuenta que fue llevada en brazos por la familia y amigos, y se improvisa una procesión para ablandar el corazón de Elías y así evitar la ejecución”, indica Roberto Lazo Zapata, mayordomo de la Hermandad de los Caballeros del Santo Sepulcro del templo de Santo Domingo.

La Virgen de los Dolores del templo de Santo Domingo fue sacada para pedir clemencia por la vida de Trinidad Morán (Foto: Hermandad del Santo Sepulcro de Santo Domingo)
La Virgen de los Dolores del templo de Santo Domingo fue sacada para pedir clemencia por la vida de Trinidad Morán (Foto: Hermandad del Santo Sepulcro de Santo Domingo)

A pesar de los ruegos y de la figura de la virgen, Domingo Elías no cambió su determinación y ordenó fusilar al prisionero. Sin juicio de por medio, la ejecución de Morán tuvo lugar ese mismo día en la Plaza de Armas de Arequipa. Previamente fue paseado por las calles de la ciudad como un escarmiento al resto de simpatizantes de Echenique.

Incluso, en medio de este recorrido, el prisionero pasó por la calle del Teatro, en donde se encontraba su casa. Ahí sus familiares vieron por última vez al valeroso militar mientras era arrastrado hacia el patíbulo instalado en la plaza. La calle del Teatro, en donde se ubica la iglesia de la Compañía de Jesús y el mítico Teatro Fénix, luego fue bautizada con el nombre del patriota fusilado.

Lazo indica que cuando el cadáver de Morán fue entregado a su familia y puesto en un cajón, la Virgen de los Dolores los acompañó en el trayecto. Los amigos, vecinos y compañeros de armas del militar acompañaron al séquito detrás de la virgen. En el siglo XXI, la misma imagen que acompañó al héroe al patíbulo sigue incluyendo a la calle General Morán dentro de su recorrido procesional de Semana Santa .

Hay otro dato, esta vez musical, que enlaza a la imagen sagrada con el general venezolano. “La marcha Morán”, melodía que acompaña a los restos de los militares y policías caídos en su camino al sepulcro, se compuso en homenaje a Trinidad Morán. Según Basadre, la marcha “evoca a este guerrero, leal y caballeroso, con una tristeza que resume todas las tristezas de la historia republicana en el Perú”.

Aunque no hay certeza de cuándo fue creada la marcha fúnebre, su interpretación en actos oficiales se habría instaurado ya entrado el siglo XX. Sin embargo, Roberto Lazo, el mayordomo de la hermandad, indica que se tiene testimonios de que esta melodía es interpretada en la Ciudad Blanca desde mucho antes. Al menos desde hace más de 150 años, dice Lazo, esta canción acompaña el trayecto del anda de la Virgen de los Dolores durante la multitudinaria procesión del santo sepulcro que parte del templo de Santo Domingo todos los viernes santos.

Últimas palabras

Antes de morir atravesado por un fogonazo, Morán dictó sus últimas palabras. En un papel simple, según cuenta Basadre,  dejaba constancia de que sus cuarenta y un años de servicios a la causa de la Independencia le eran premiados “con una muerte inmerecida”.

Además, el militar quería dejar constancia de “que jamás ha traicionado sus deberes; que en todo el curso de su carrera ha sido generoso para con sus enemigos; que jamás ha atentado contra la vida de ninguno; que siempre se ha puesto de parte del desgraciado, protegiéndolo en cuanto ha sido posible y han alcanzado sus fuerzas”.

También estableció en su mensaje final que, como no había tenido intenciones dañinas contra nadie, perdonaba a sus enemigos y les pedía perdón a quienes, de algún modo, pudo haber ofendido. Además, dejaba ordenado que, “cuando haya en la Nación un gobierno que juzgue con justicia”, atienda los reclamos de indemnización de su esposa e hijas.

En la Av. Trinidad Morán, en el distrito de Cayma, hay un monumento en homenaje al militar fusilado. Inicialmente, la estatua estaba en la Av. Ejército (Foto: Google Maps)
En la Av. Trinidad Morán, en el distrito de Cayma, hay un monumento en homenaje al militar fusilado. Inicialmente, la estatua estaba en la Av. Ejército (Foto: Google Maps)

“Es algo paradójico que alguien que contribuyó tanto a consolidar la independencia de la patria, debido a las vicisitudes de la política, termine fusilado en una plaza pública”, indica el historiador Arce Espinoza.

Los restos de Morán fueron llevados inicialmente al cementerio de Yanahuara y, tiempo después, al camposanto de Cayma. El 6 de febrero de 1926, en la que ahora es la Av. Ejército se inauguró un bello monumento en homenaje al militar venezolano. Descendientes del héroe y representantes del gobierno del país llanero llegaron a Arequipa para esta ceremonia, según precisa el blog Arequipa Tradicional.

En 1954, cuando se repatriaron los restos de Morán hacia su natal Venezuela, esta estatua fue trasladada a su locación actual: el inicio de la Av. Trinidad Morán, a unos metros del  loquerío comercial y el caos vehicular que actualmente existe en el cruce de las avenidas Ejército y Cayma.

Sin embargo, quizás el rastro más significativo de la historia de este patriota está en el mismo escenario de su muerte. En un rincón de la pileta de la plaza principal de Arequipa, hay una placa que rinde tributo al militar venezolano que falleció por defender las ideas republicanas que años atrás había ayudado a instaurar. En ese cartel clavado en el suelo se puede leer: “En este lugar fue fusilado a las 11 de la mañana del 1 de diciembre de 1854 el general Trinidad Morán, prócer de nuestra independencia”.

La placa se encuentra abajo de la pileta de la plaza de armas de Arequipa (Foto: El Comercio)
La placa se encuentra abajo de la pileta de la plaza de armas de Arequipa (Foto: El Comercio)

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