Cajamarca fue la región más conflictiva en este gobierno
Cajamarca fue la región más conflictiva en este gobierno
Ricardo León

“Ya es hora de ir a Cajamarca”, le dijo César Aliaga a Ollanta Humala en el 2013. Aliaga era vicegobernador regional de Cajamarca y Humala, desde el 2012, cuando estalló el conflicto en torno al proyecto minero Conga, era la autoridad de la cual se habían divorciado políticamente. “Yo voy, pero nada de radicalismos”, respondió aquella vez el mandatario. Las pocas visitas del presidente durante su gobierno se limitaron a inauguraciones fugaces y poco multitudinarias; a la capital de la región prefirió no ir.

La inestabilidad se mantiene hasta estos últimos días. El martes, los seguidores y familiares de Gregorio Santos (elegido gobernador en el 2014, pero que no asumió por encontrarse en prisión preventiva), se fueron a dormir después de celebrar con una marcha la decisión de la Corte Suprema de rechazar el pedido de ampliación de la prisión preventiva. Pero despertaron el miércoles por la mañana con la decisión de la jueza del Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional, Zaida Pérez, de ampliar por siete meses esa condición. Igual de intempestiva y abrupta ha sido la situación política en Cajamarca en estos cinco años.

Aliaga, quien ahora encabeza la Gerencia de Desarrollo Social, es uno de los más antiguos representantes del Movimiento de Afirmación Social (MAS), al cual pertenece Santos. Él reconoce que la relación con varios sectores del Ejecutivo ha sido tensa e irritante, aunque asegura que con otros llegaron a tenderse puentes. “Con los ministros que veían temas sociales hemos trabajado bien: Transportes, Vivienda, Ambiente, Educación. Ellos sí han venido”, dice. Quizá por eso, explica, algunos indicadores han mostrado cierta mejoría, aunque lenta. En el 2011 el 60% de la población en la región tenía luz, y ahora accede a ella casi el 85%. La desnutrición crónica infantil era de 40% y ahora bordea el 28% (sigue siendo un porcentaje alto). Además, según la Evaluación Censal de Estudiantes, los niveles en Lógico Matemática y Comprensión Lectora han llegado al 37 % y 26%, respectivamente (eran 23% y 13% en el 2013).

Diferencias políticas aparte, la pobreza en Cajamarca es un problema estructural. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el 2013 Cajamarca mostraba una pobreza extrema en el intervalo de 18% a 27%; en el 2014 estaba entre el 15% y el 23%. En el 2015 la pobreza extrema era entre el 17% y el 24%. En este momento, los dos distritos más pobres del Perú, Curgos y Condomarca, se ubican en La Libertad; los dos que siguen en este poco auspicioso ránking pertenecen a Cajamarca: José Sabogal y Chetilla.

–“No se desesperan”–
Chetilla (distrito de la provincia de Cajamarca) es uno de los pocos de esta región en los que aún se habla un quechua melodioso. Para llegar hasta ese empobrecido poblado se debe cruzar el bosque de piedras de Cumbemayo. No solo estas formaciones rocosas son inexplicables, sino también el hecho de encontrar, todas las mañanas al borde de la trocha, a campesinos que venden leche de vaca a los acopiadores. Nada tendría de extraño si no fuera porque en el distrito los niveles de desnutrición infantil son, más que medibles, visibles. El nivel de pobreza extrema en Chetilla es del 93%.

Aníbal Ramírez, dirigente del MAS en el distrito, explica que los campesinos prefieren vender la leche que consumirla, aun a pesar del bajo precio (80 céntimos por litro). “Aquí hay gente que solo recibe unos soles al mes. Ya se acostumbraron, no se desesperan”, dice Ramírez.

La pobreza se ha mantenido intacta en gran parte de esta región y es difícil desligarla de la crisis política. “No puedo negar que la lucha en la conflictividad social haya distraído valioso tiempo que debimos haber dedicado a la ejecución y formulación de proyectos”, dijo Santos en una entrevista en enero del 2014. Casi directamente, reconocía que las diferencias políticas habían incidido en el clima social que vivía esta región.

Esa inestabilidad, que había alcanzado picos de violencia en el 2012 y el 2013, llega hasta el final de este gobierno. “Nos encontraremos para seguir defendiendo y recuperando la riqueza nacional”, dijo Santos en abril de este año a través de un video (grabado desde la cárcel), que fue transmitido en la Plaza de Armas de Cajamarca durante el cierre de su campaña electoral. El estrado se ubicó a pocos metros del famoso Cuarto del Rescate, donde Atahualpa estiró el brazo y señaló el punto hasta donde la habitación sería llenada de oro y plata si era liberado. En el punto exacto se puede leer, junto a una línea roja, la inscripción “El límite del rescate”. Casi 500 años después, la metáfora es enorme. 

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