Los agentes antidrogas hallaron 166 paquetes tipo ladrillo del estupefaciente forrado con embalaje verde. (Foto: Andina)
Los agentes antidrogas hallaron 166 paquetes tipo ladrillo del estupefaciente forrado con embalaje verde. (Foto: Andina)
Redacción EC

Después de una persecución y enfrentamiento con disparos, agentes de la Policía Antidrogas de Cusco, Puno y Lima, detuvieron a cuatro presuntos narcotraficantes que trasladaban cerca de 170 kilos de pasta básica de cocaína por la carretera Cusco-Puno.

Según se informó, las operaciones de inteligencia fueron pasadas las 02:40 a.m. del viernes 22 en el distrito cusqueño de Condoroma, provincia de Espinar, por donde la camioneta de placa de rodaje X3W-945, pese a las señales de la autoridad para que se detenga, no acató la orden policial.

La persecución se dirigió al ramal de Puno-Arequipa, donde los facinerosos no obedecieron las señales para que se detengan y, a la altura del kilómetro 345, dispararon con armas de fuego de largo alcance al vehículo policial. Las balas impactaron en el parabrisas y techo, al ser repelidos se generó un fuego cruzado.

Aprovechando la oscuridad de la noche, los sujetos ingresaron a una trocha carrozable hacia a una zona desconocida, a la que accedieron bajo estrictas medidas de seguridad. A 25 kilómetros de distancia detuvieron la camioneta y capturaron a Francisco Huaraca Merino (34) y Alberto Fraciano Zarate Méndez (26).

La policía informó que los sujetos reconocieron haber participado en el enfrentamiento armado y confirmaron que la droga y armamento lo descargaron kilómetros atrás, el cual estaba custodiado por otros dos que también ocupaban el vehículo.

Los agentes antidrogas hallaron 166 paquetes tipo ladrillo del estupefaciente forrado con embalaje verde, los que estaban en cuatro sacos de polietileno de diferentes colores escondidos dentro de pastizales.

Con la droga se encontraron dos fusiles M-15SA calibre 5,56, dos cacerinas encintadas, abastecidas con 42 cartuchos y cargadas en el respectivo armamento y una pistola ametralladora calibre 9, sin marca abastecida con 14 cartuchos.

Los sacos y armas estaban custodiados por los hermanos Basilio y Fredy Quispe Jauregui (35), quienes al momento de la intervención fugaron. Tras ser perseguidos a lo largo de un kilómetro, ellos fueron alcanzados y reducidos en una pendiente de cuatro metros a la que habían caído.

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