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José Carlos Requena

En las horas finales del jueves 21, el Congreso fue incapaz de lograr la vacancia presidencial, solicitada por Fuerza Popular y el Frente Amplio. El hecho ha significado un alivio indudable para el gobierno, pero no desaparece los problemas que enfrentará en todo el territorio nacional.

No debe hacer olvidar, por ejemplo, el poco arraigo territorial que mostró Pedro Pablo Kuczynski en las elecciones presidenciales de primera vuelta del 2016, graficado en el escaso número de victorias provinciales (3), en las cerca de 200 provincias existentes en todo el país: Yauli en Junín (42,5%), Mariscal Nieto (34,1%) en Moquegua y Arequipa en la región homónima (30,5%). ¿Se mostrará interés en enfrentar este déficit?

Tampoco debe perderse de vista la disminución de la popularidad del presidente. Entre agosto del 2016 y diciembre del 2017 –según cifras de Ipsos–, el deterioro en las regiones del interior (-45 puntos porcentuales) fue mayor que en Lima (-38). El conglomerado más crítico es el sur, donde el deterioro desde que Kuczynski asumió el poder fue de -55 puntos; su popularidad en diciembre era de solo 13%. ¿Tendrá una estrategia que mejore esto?

Ni qué decir de la reconstrucción. En breve se cumplirá un año de los desastres en el norte y las noticias principales tienen que ver con irregularidades. Esta semana, el ministro de Agricultura, José Manuel Hernández, acudió al Parlamento para ser interpelado, pero la sensible situación hizo que la sesión se suspendiera. ¿Se tendrán respuestas a las denuncias que llegan del norte? ¿Sobrevivirá Hernández al necesario recambio ministerial?

La relación con su partido es otro aspecto que el presidente Kuczynski deberá abordar. Dentro del desorden que significó el esfuerzo por salvar la cabeza del mandatario, su partido –Peruanos por el Kambio– mostró determinación. ¿Será suficiente para que el presidente valore más el eventual aporte de su partido, especialmente con miras a las elecciones subnacionales de octubre 2018?

Una víctima del enrarecido ánimo de la semana fue la postergación de la adjudicación del proyecto Michiquillay, en Cajamarca, comunicada por Pro Inversión el martes 19. La agencia gubernamental atribuye la decisión al pedido de algunos postores que creían que “la actual coyuntura política” afectaría la presentación de sus propuestas. ¿Será capaz el gobierno de sortear vicisitudes similares en torno a los proyectos mineros que, se espera, reactivarán la economía en los próximos meses?

El presidente Kuczynski ha superado, inesperadamente, el más serio obstáculo que le planteó el Congreso de mayoría fujimorista. Queda saber si PPK aprovechará este nuevo impulso para enfrentar el desafiante territorio que gobierna… o debe gobernar.

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