(Foto: archivo)
(Foto: archivo)
José Carlos Requena

La crisis política que vive el país tras la difusión de la información sobre pagos de Odebrecht recibidos por empresas ligadas al presidente Pedro Pablo Kuczynski es grave. Constituye el mayor desafío que haya enfrentado un mandatario, desde la accidentada renuncia de Alberto Fujimori, hace 17 años.

Geográficamente, se limita a la distancia que separa Palacio de Gobierno o el Congreso de la casa de Kuczynski, en San Isidro, donde suele despachar: es decir, aproximadamente ocho kilómetros.

Fuera de ese espacio, y al margen de la preocupación ciudadana expresada en el interés por lo que pasa en la plaza Bolívar, la vida parece continuar, como si la realidad honrara el dicho del (aún) presidente: “Al peruano que va en su combi al trabajo, la política le importa un pepino”.

De hecho, aunque haya pasado desapercibido por las horas aciagas que se viven, el miércoles 13 se decidió la interpelación al ministro de Agricultura y Riego, José Manuel Hernández, quien deberá informar “sobre los trabajos de descolmatación del río Piura, así como de los trabajos de prevención en el marco de la aplicación del plan de reconstrucción con cambios”, según reza la moción. La cita está programada para el miércoles 20, a las 9 de la mañana. La actual situación, sin embargo, abre la interrogante sobre la concreción de esta citación, por lo que la intranquila población piurana seguramente prolongará su espera por respuestas.

Ese mismo día, está programada la concesión del proyecto minero Michiquillay, en Cajamarca. El miércoles 6, Pro Inversión informó de un importante acuerdo entre la comunidad campesina de Michiquillay y funcionarios de diversas agencias gubernamentales. Queda pendiente saber si la concesión continuará según lo programado o sufrirá algún retraso adicional.

El martes 12, un día antes de las demoledoras revelaciones sobre la empresa Westfield, se informaba de otro suceso. Ivette Sierra, del portal de noticias ambientales Mongabay, detallaba el penoso estado en que quedó el Centro de Investigación y Capacitación Forestal Bosque Macuya de la Universidad Nacional de Ucayali, luego de que sufriera un ataque de unas 60 personas el pasado 2 de diciembre. Sierra cita a numerosas fuentes en la zona para atribuir el ataque al tráfico de tierras, un problema cada vez más apremiante en la selva peruana.

Curiosamente, siendo difícil interpretar la razón, Datum reportó el lunes un extraño repunte en la popularidad presidencial en el oriente. La aprobación, según este sondeo, creció 22 puntos entre la medición de noviembre y la correspondiente a diciembre, pasando de 23% a 45%.

La vida, dura y desafiante, parece continuar lejos de la ajetreada Lima, el epicentro del terremoto político.

Contenido sugerido

Contenido GEC