El terremoto que azotó Haití el último sábado golpeó aún más al empobrecido país caribeño, el cual ya lidiaba con la pandemia del COVID-19, el aumento de la violencia de las pandillas y una severa crisis política tras el asesinato del presidente Jovenel Moise el 7 de julio de este año. Toda esta situación, sumada a las precarias condiciones que atraviesa la nación centroamericana, ha empujado a muchos haitianos a viajar a otros destinos de Latinoamérica. Uno de ellos, el Perú.
Debido al relativo crecimiento económico del Perú antes de la pandemia, ciudadanos de diferentes países han llegado para establecerse y desempeñarse en diversas actividades. Esta situación se distingue de aquella en la que personas arriban pero a manera de tránsito, para luego continuar su viaje a un tercer destino. Ese es el caso de los haitianos.
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Son básicamente tres tipos de situaciones en las cuales el Perú constituye una zona de tránsito para los migrantes. El primero son aquellos que provienen de países pobres como Haití y de algunos países africanos cuyo destino final es Brasil. El segundo, los que producto de los diversos procesos de integración en curso se asientan temporalmente en el país. Algunos también tienen como destino final otro país. Por último, aquellos que utilizan al Perú como plataforma para luego continuar su trayectoria hacia un tercer país, como es el caso de algunos ciudadanos de oriente medio.
Rutas del éxodo haitiano
En el caso de los ciudadanos haitianos, su migración sistemática comenzó luego del sismo ocurrido en enero de 2010, donde miles quedaron sin vivienda, sin empleo, ni ningún sistema de protección por parte del propio Estado haitiano ni de la cooperación internacional.
La migración haitiana se dio principalmente hacia el Brasil. La decisión del gobierno brasileño de otorgar visas fue la chispa que encendió el viaje. La ruta que los haitianos utilizan incluye a Ecuador y Perú. Desde el 2010, dos rutas se utilizan en nuestro país para esta migración. Por el norte se dirigen hasta Tabatinga, pasando por Iquitos; y por el sur hasta Acre pasando Lima, Cusco y Madre de Dios. Como se señala en ambos casos, los ciudadanos utilizan el Perú como una vía importante de tránsito. Una tercera ruta de migrantes haitianos en tránsito es la que se dirige al sur en dirección a Chile.
Es de conocimiento la penosa y peligrosa situación en que viajan los haitianos. estas rutas En muchos casos, estos ciudadanos han sido estafados por los pasadores o “coyotes” a lo largo de su travesía por el Perú. Esta situación se vio agravada por la exigencia de las autoridades de solicitar visa a los haitianos desde enero del 2012, pues trae como consecuencia la presencia de personas, hoteles, agencias de viaje, agencias de transportes, etc. Toda una red de tráfico de personas.
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Varados en Puente de Integración
En el 2011, se asentó una crisis humanitaria en el Puente de Integración de la frontera de Iñapari (Perú-Brasil), en Madre de Dios. En este lugar, el sacerdote René Salízar, de la parroquia de Iñapari, albergó a 380 haitianos por más de un mes. La situación era de por sí muy complicada por el poco abastecimiento.
Luego, en el 2012, el Gobierno brasileño abrió la posibilidad para que los haitianos obtengan visas. Los migrantes tenían un principal motivo para ingresar a Brasil: la esperanza de encontrar trabajo durante los preparativos de la Copa Mundial de Fútbol del 2014.
Una década después del éxodo haitiano, la crisis humanitaria volvió a la zona fronteriza entre el Perú y Brasil, en Madre de Dios. Los estragos de la pandemia generó una crisis económica y desempleo, por lo que los migrantes se vieron en la necesidad de regresar a su país natal.
En febrero de este año, el Puente de Integración fue de nuevo escenario de un multitudinario encuentro. Cientos de extranjeros, la mayoría de haitianos procedentes de Assis (Brasil), llegaron hasta el puente y permanecieron varados por varios días. Ellos buscaban usar al Perú como corredor para trasladarse hacia Ecuador y así regresar a Haití. El número de personas superó los 500.
Panorama actual
En diálogo con El Comercio, el adjunto para los Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo, Percy Castillo, indicó que contrariamente a lo que sucedió 10 años atrás con el arribo de ciudadanos haitianos al Perú para luego dirigirse a Brasil o Chile, se viene registrando desde hace ya unas semanas una oleada de migrantes que intenta volver a ingresar a nuestro país pero esta vez para dirigirse a Estados Unidos.
“Ahora se está produciendo el fenómeno inverso. Están viniendo de Brasil para pasar por Madre de Dios e intentar salir por la frontera norte. Su objetivo es llegar a norteamérica. Además, hemos detectado desde hace dos semanas la misma situación también desde el sur del país, en Tacna. Se está produciendo un ingreso masivo de haitianos de forma irregular por la frontera con Chile y Bolivia. Luego, se embarcan hasta Tumbes con el mismo propósito, llegar a Estados Unidos”, señaló.
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Castillo explicó que las condiciones en que viajan los ciudadanos haitianos son absolutamente penosas, pues se trata de familias que viajan prácticamente solo con lo que tienen puesto, con los pocos ahorros que hayan podido conseguir en el lugar donde estaban antes.
“Esto demuestra la porosidad de las fronteras. Lo que le queda a la autoridad peruana es establecer canales de diálogo con sus pares hemisféricos para tomar una decisión sobre estos migrantes que recorren toda Latinoamérica y crear maneras para que su traslado sea seguro y no sean objetos de redes criminales de tráfico ilícito de migrantes o de trata”, comentó.
Además, resaltó que es un deber de los Estados, incluido el Perú, brindar asistencia humanitaria, de protección, a los migrantes que la requieran. En el lugar donde estén. “Nosotros, como Defensoría, venimos reclamando este diálogo, la formación de una política que atienda esta realidad y supervise que las entidades cumplan el rol que les toca”, puntualizó Castillo.