Comuneros de Vizcatán del Ene y de Santo Domingo de Acobamba, en Junín, han dejado sus pueblos por el hostigamiento de Sendero Luminoso. La foto es de uno de los desplazamientos.
Comuneros de Vizcatán del Ene y de Santo Domingo de Acobamba, en Junín, han dejado sus pueblos por el hostigamiento de Sendero Luminoso. La foto es de uno de los desplazamientos.
Enrique Vera

El domingo 16 de junio, la facción de Sendero Luminoso que opera en el distrito de Vizcatán del Ene, en Satipo (Junín), reunió a los comuneros de los centros poblados Valle Hermoso y Valle Manantial para distribuir las tierras de quienes, por temor a morir, han escapado de esos caseríos. El reparto se realizó solo entre los campesinos que se han adherido al denominado Militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP) y cumplen la función de colaboradores para los terroristas. Para los demás vecinos, la escena fue solo una nueva advertencia: “A los traicioneros hay que borrarlos”, les increparon.

La voz carrasposa que narra lo ocurrido a este Diario es de Adolfo Apaza, un comunero que huyó de Valle Hermoso luego de que los subversivos torturaran y desaparecieran al presidente del comité de autodefensa, Adrián Bovis Vega. Hasta hace un año, Adolfo y su familia tenían allí cultivos de cacao, yucas y maíz, pero tuvo que abandonar todo y huir. Como a Bovis, los terroristas lo acusaban de rebeldía y de tener contacto permanente con las Fuerzas Armadas.

Adolfo dice que sus sembríos fueron divididos en parcelas, y que durante aquella reunión, al borde del río Yaviro, los terroristas entregaron cada una –18 en total– a algunos de sus informantes y a los familiares de estos. Pasó lo mismo con las tierras de su mamá y con las de unos veinte propietarios desplazados por la violencia de Valle Hermoso y Valle Manantial en los últimos meses. Al final de la cita y antes de que los comuneros retornaran a sus casas, fueron obligados a ver cómo la esposa del ex teniente gobernador de Valle Manantial José Silverio era azotada sin piedad.

El caso de la esposa de Silverio se remonta a inicios de abril. El ex teniente gobernador había sido llevado por los terroristas a un bosque cercano al río 14 de Julio, en el límite de Valle Hermoso y Valle Manantial. Allí le exigieron que como autoridad garantizara la entrega de terrenos de los comuneros que habían huido. Silverio se negó, pero dijo que iba a conversar con los propietarios para intentar alcanzar un acuerdo. Por eso pudo irse, pero unas semanas después los subversivos ordenaron a sus colaboradores que lo llevaran al mismo bosque para que informe sobre sus tratativas a los cabecillas senderistas de la zona. El hecho parecía de rutina. En los caseríos de Vizcatán del Ene, Sendero Luminoso congrega, cada mes, a autoridades y comuneros para adoctrinarlos, interrogarlos o convertirlos en activos informantes. La base militar más cercana a las localidades convulsas de Vizcatán del Ene (Nueva Libertad) está a cuatro horas de camino. No hay vías carrozables. Ello permite al terrorismo controlar con facilidad algunos pueblos del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).

A la nueva entrevista, Silverio era llevado con otros dirigentes de Valle Hermoso, Valle Manantial, Alto Mantaro y de otros caseríos. En el trayecto, él se percató de que los colaboradores murmuraban sobre la forma cómo iba a ser asesinado. Pidió un momento para orinar entre unos árboles y a la carrera se internó en la selva. Luego, caminó un día entero hasta el lugar donde lo esperaba su esposa, en las proximidades a Tununtuari. Dos meses después, ella volvería al pueblo de Silverio para saber qué había pasado con sus tierras. Un informante de Sendero Luminoso la reconoció y fue llevada a la reunión del día 16 de junio, donde la flagelaron.

“Mi terreno también fue parcelado. Ahora los colaboradores entran, talan y venden lo que quieren a las madereras. Me piden que vuelva pero sé que es una trampa”, lamenta Silverio.

Esa es la forma como el Militarizado Partido Comunista del Perú ha conseguido someter y organizar a los pueblos de Vizcatán del Ene para convertirlos en núcleos de apoyo. Sendero actúa bajo la amenaza y el cobro de cupos a los comuneros por las ventas de la madera de los árboles que crecen en sus tierras. Además, adhiriendo autoridades vecinales entre sus colaboradores, obligándolas a repartir los terrenos de los desplazados o perpetrando asesinatos selectivos como advertencias. “Las que eran nuestras autoridades ahora son propiedad de los terroristas”, dice Apaza a El Comercio.

—El atentado—

Valle Hermoso y Valle Manantial están separados por el río 14 de Julio. Hay unos 20 minutos de distancia entre ambos caseríos, pero el hostigamiento terrorista en cada uno es igual de cruento. A inicios de mes, el comunero Ángel Béjar dejó Valle Manantial abrumado por el cobro de cupos de los terroristas. Antes la población debía pagar el 50% por las ventas de madera pero hoy en día, dice Ángel, los madereros ya casi no entran por el creciente hostigamiento. Entonces, los terroristas han optado por cobrar mensualmente S/10 a cada propietario, solo por vivir allí.

Así de convulsos estaban Valle Manantial, Valle Hermoso y los anexos colindantes hasta la tarde del último martes, cuando tres comandos del Ejército fueron abatidos por terroristas durante un patrullaje. Fuentes de inteligencia de las Fuerzas Armadas informaron a este Diario que las operaciones se realizaban hacía dos semanas, en los sectores donde incursionan ‘Fernando’, 'Rodrigo' o ‘Julio Chapo’, ‘Chato Mendoza’ y ‘Leonardo’, mandos medios de las huestes que encabezan los hermanos Quispe Palomino.

Los familiares de Béjar estuvieron en Valle Manantial y aseguran que la red de colaboradores e informantes, mimetizada en la población, alertó a los subversivos de la presencia militar. La Dirección contra el Terrorismo (Dircote) de la Policía Nacional ha establecido que la columna de ‘Fernando’ -quien estuvo secundado por ‘Miguel Bomba’, un sanguinario mando medio de Sendero- perpetró primero la emboscada en que murió el suboficial EP Osmán Ccapa, entre unos bosques y cocales. Horas después, sobre una trocha para el tránsito de madereros, el mismo grupo terrorista asesinó al subteniente EP Tommy Heredia y al suboficial EP Ítalo Ávila.

Aún en el fragor de los disparos, los terroristas consiguieron llevarse tres fusiles SCAR de los militares. Así lo aseguran los parientes de Béjar, y ahora creen que su temor ya no tendrá remedio.


*Las identidades de algunas personas han sido cambiadas por seguridad en este reportaje.


—Habían pedido seguridad y refugio al Congreso y MIMP—

El 22 de agosto y 25 de setiembre del 2018, los comuneros desplazados por la violencia terrorista de los centros poblados Valle Hermoso, Alto Mantaro y Valle Manantial, en Vizcatán del Ene (Junín), enviaron dos oficios al Congreso de la República y al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, respectivamente.

En ambos documentos pidieron refugio, la instalación de bases militares, reactivación de comités de autodefensa y la detención de quienes cumplen en sus pueblos el rol de informantes o colaboradores para Sendero Luminoso.

Los desplazados anotaron en los oficios que las tareas de los colaboradores son sindicar a los campesinos que rechazan las acciones terroristas y a los que no quieren asistir a las reuniones de adoctrinamiento en la espesura de los bosques. También, señalar a los comuneros que no cumplen con la entrega de víveres, ropa y mochilas que piden los senderistas, o a los que se niegan a entregar el 50% de sus ganancias por la venta de madera.

Además, remarcaron que los terroristas ya habían advertido que iban a repartir las tierras de quienes llaman "reaccionarios”, tal como ocurrió el pasado 16 de junio con los sembríos de Adolfo Apaza. Otro punto que subrayaron fue la situación que se vivía en Valle Manantial, uno de los lugares en que el terrorismo venía desalojando de sus parcelas a varias familias y donde el último martes se produjo la emboscada que segó la vida de tres militares.

En torno al asesinato del dirigente vecinal de Alto Mantaro Elvis Sayme Curo, los desplazados apuntaron que este fue señalado ante los cabecillas de Sendero Luminoso, en Vizcatán del Ene, por siete colaboradores de los terroristas, a quienes identificaron como Manuel Villano Chuy, Raúl Ordonez Sánchez, Peter Pizango Manaita, Pedro Valverde Laguna, René Zotacuro Balvín, Adán Meza y Clemente Cerrón Peceros.

Los desplazados indicaron que sus solicitudes ante el Congreso y el MIMP hasta ahora no han sido atendidas. Nueve asesinatos selectivos, cuanto menos, ha perpetrado el terrorismo en los caseríos de Vizcatán del Ene en los últimos años. Unas 25 familias han huido por temor.


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