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Santiago de Chuco: así luce la casa del vate universal César Vallejo
Johnny Aurazo

El 15 de abril se conmemoró el octogésimo aniversario de la muerte de César Abraham Vallejo Mendoza. Los recuerdos del vate universal siguen intactos en su natal Santiago de Chuco, provincia andina en la que vivió hasta 1904, cuando tenía solo 12 años de edad.

En la cuadra 10 del jirón que lleva su nombre, en Santiago de Chuco, se ubica la vivienda donde nació y se crio César Vallejo, actualmente conocida como Casa Museo. El inmueble, cuya remodelación fue inaugurada en 2013, guarda la historia de aquel pequeño poeta que le escribía un verso a su hermano Miguel.

“Conocer la Casa Museo de César Vallejo ayuda a entender su poesía. ‘Hoy estoy en el poyo de la casa’, le dice en su poema ‘A mi hermano Miguel’. ¿Qué es un poyo? Es esa banca larga donde él y su hermano se sentaban en el patio de la casa”, dice Jackeline Tapia Sandoval, responsable de la administración de la galería.

El poyo en el que César Vallejo y su hermano Miguel se sentaban se ubica en el ingreso al segundo patio de la casa, construida con adobe y cimiento de piedra. En la pared, a pocos centímetros de él, se lee “A mi hermano Miguel”, uno de los cinco poemas incluidos en “Canciones de hogar”, última de las seis secciones que componen su obra póstuma “Los heraldos negros”.

El museo posee 11 salas. En la cocina se puede observar el horno original en el que un niño llamado César Abraham ayudaba a preparar el pan para sus hermanos y sus padres. A escasos metros se encuentra el batán que utilizaba la familia Vallejo Mendoza para moler alimentos.

En la sala número cinco se exponen fotografías familiares y objetos de la época. La habitación donde descansaba el extinto poeta es ahora un salón que recuerda la vida social de Vallejo y al Grupo Norte, conocido al principio como la “Bohemia de Trujillo” o “Bohemia trujillana”. Vallejo, junto con Víctor Raúl Haya de la Torre, Antenor Orrego, Alcides Spelucín y otros connotados intelectuales, fue uno de sus miembros más destacados.

En los corredores del segundo patio, extractos de la pluma de Vallejo acompañan al árbol de capulí sembrado metros más allá, frente al poyo. Luce frondoso, verde. De acuerdo con sus biógrafos, Vallejo estaba enamorado de una sobrina suya cuando se inspiró en “Idilio muerto”, poema en el que menciona al hermoso capulí. “[…] Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita de junco y capulí; ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita la sangre, como flojo cognac, dentro de mí”, escribió el santiaguino.

Solo S/5 cuesta ingresar a este rincón que guarda la infancia y narra la vida de César Vallejo. Escolares y estudiantes de educación superior pagan la mitad. La atención es de lunes a viernes de 8 a.m. a 12:30 p.m. y de 2:30 a 5:30 p.m., aunque si la administradora del museo, Jackeline Tapia, se encuentra en Santiago de Chuco, puede atender el fin de semana.

“Hasta el 2016 la cifra era de 15 visitas diarias, pero El Niño costero afectó la costa y se redujo el número a 10”, cuenta Jackeline. Unos 170 kilómetros separan a Santiago de Chuco de Trujillo. En auto el recorrido se puede hacer en poco más de tres horas. El paisaje, además, es hermoso sobre los 3.120 m.s.n.m.

Desde el 2014, Santiago de Chuco es, además, Capital de la Poesía en el Perú. La ley fue promulgada por el Poder Ejecutivo.

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