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Papa Francisco en Perú
Johnny Aurazo

De los cientos de miles de personas que llegaron a Trujillo para ver al papa Francisco el último sábado, Trinidad Peralta, de 98 años, es una de las pocas que posee un rosario obsequiado por el mismo Sumo Pontífice.

Cuando él se dirigía al Seminario de San Carlos y San Marcelo por el jirón Gamarra, en el Centro Histórico de la ciudad, leyó un cartel que decía “Me llamo Trinidad, cumplo 99 años. No veo, quiero tocar tu manito”.

El conmovedor mensaje escrito en cartulina obligó a Francisco a detener el papamóvil de varios avisos con la mano en el techo de la cabina del conductor. Bajó del vehículo, dio unos 20 pasos y llegó hasta donde Trinidad le esperaba. “Me sentí nerviosa. No sabía cómo expresarme, pero le dije ‘me siento feliz’ y luego me dio su bendición”, cuenta la mujer que el 15 de marzo cumplirá 99 años.

María Trinidad nos recibe en la casa del último de sus 12 hijos, Jaime, en Trujillo. Sentada sobre un sofá, junta sus manos y de ellas cuelga el rosario obsequiado por el Papa. Luego de orar, a través de un televisor se entera de los pasos de Su Santidad en Lima. Un glaucoma le arrebató la visión cinco años atrás, pero ella dice que ve a través del corazón.

“Al Papa también le pedí por mis 12 hijos y toda mi linda familia, y él me respondió ‘ya, ellos son bendecidos’. También le pedí que me dé un rayito de luz. Dios hace milagros y el Papa con sus manitas, que me tocaron, puede interceder para que me haga el milagrito”, confiesa.

-Bendito cartel-
Trinidad nació en Motepu, (Lambayeque), en 1919. Tiene el nombre de su padre, don Trinidad Peralta Flores. Su madre se llamó Elvira Carpio Castro. Es la tercera de ocho hermanos, de los cuales solo viven tres, ella, Lucero y Gilberto.

Por su avanzada edad, actualmente reside en Tumán con Luz María, la novena de sus hijos, y alterna con Lady e Iris, otras de sus hijas, en la ciudad de Chiclayo.

Fue Luz María quien elaboró el cartel de cartulina y plumones rojo y negro que obligó a Francisco a bajarse del Papamóvil para bendecir a Trinidad. Ella cuenta que su madre estuvo “a punto” de no viajar a Trujillo.

“Por su edad y el problema de visión que tiene era muy complicado traerla. Sabíamos que iba a venir muchísima gente y nos daba un poco de temor. Incluso decidimos no traerla, pero si bien ella no nos decía directamente que quería ir a Trujillo, yo sentí ese deseo y con mi hermano Jaime, que estaba de paso de Piura a Trujillo, acordamos traerla en su camioneta”, recuerda Luz.

Trinidad se sintió feliz al enterarse de que iba a viajar a Trujillo para acompañar al papa Francisco. Pese a no poder ver, pidió un lapicero y una libreta para escribirle al Papa porque solo iba a escucharlo. Entonces, Luz María, su hija, cogió un pedazo de cartulina y dos plumones y escribió la frase “Me llamo Trinidad, cumplo 99 años. No veo, quiero tocar tu manito”.

“Dios me ha hecho milagros y sabía que podía hacerlo con mi madre. Para llamar la atención del Papa escribí Trinidad, pues además de ser el segundo nombre de mi mamá, en la iglesia católica simboliza la divinidad de Dios, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. A ello le sumé los años que cumplirá mi madre (99), su deseo de tocar sus manitas y el hecho de no poder ver”.

Trinidad y sus hijos Luz María y Jaime llegaron de Chiclayo a Trujillo el mismo sábado 20 a las 12:30 a.m. Pensaron ir a la misa en la explanada de Huanchaco, pero como dos de sus nietos, Jaime y Jim, estudiaron en el Seminario de San Carlos y San Marcelo y podían facilitarle un espacio en el frontis del plantel, decidieron esperarlo ahí. María Trinidad esperó seis horas, bajo un intenso sol y una fresca lluvia que cayó durante 30 minutos.

“Mi madre esperó varias horas en el lugar para tocar y escuchar al Papa. Pese a que se vale por sí mismo excepto por el tema de la vista, no quiso moverse y esperó en su silla de ruedas. Cuando el Papa se asomaba, yo tomé el cartel y ella se paró emocionada”, cuenta Jaime (58), el último de los hijos.

-Retorno feliz-
María Trinidad retornó a Chiclayo este domingo. El 15 de marzo celebrará sus 99 años de vida. Sus hijos volverán a hacerle una fiesta. Tiene 38 nietos, 35 bisnietos y 8 tataranietos. Su esposo, don Luis Óscar Lora Casas, un humilde obrero de la cooperativa Tumán, falleció en el 2001. Casi 17 años después aún lo extraña, pero ahora tiene el corazón más fortalecido y recibió la bendición del Papa.

“Cuando Juan Pablo II llegó a Trujillo en 1985 no pudimos venir porque no había dinero. Hoy siento las manos de Francisco en las mías”, se despide Trinidad y dice que seguirá orando por el Papa un Padre Nuestro y cinco Ave Marías todos los días.

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