La narcoavioneta de bandera boliviana capturada en el centro poblado Shipitiari es la primera que se intervino este año. En ella, se pretendía sacar del país 293 kilos de droga. (Foto: PNP)
La narcoavioneta de bandera boliviana capturada en el centro poblado Shipitiari es la primera que se intervino este año. En ella, se pretendía sacar del país 293 kilos de droga. (Foto: PNP)
Enrique Vera

Poco antes de las 9 a.m. del último viernes, 15 sujetos empezaron a cargar droga en la avioneta con bandera boliviana CP1-855, en el centro poblado Shipitiari, distrito de Fitzcarrald, provincia de Manu (Madre de Dios).

Eran 293,16 kilos de clorhidrato de cocaína, repartidos en nueve sacos. Días atrás, toda la droga había sido trasladada a una pista clandestina, próxima a la localidad de Salvación, desde distintos laboratorios de procesamiento enclavados en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).

Fuentes de Inteligencia Antidrogas informaron a El Comercio que se han detectado hasta tres pistas de aterrizaje clandestinas en el Manu, donde el narcotráfico operaría desde hace un año y medio, cuanto menos.

Para llegar a Shipitiari, en esta ocasión, utilizaron vehículos acondicionados y mochileros, quienes caminaron durante cuatro horas para llevar parte del cargamento al punto de acopio. Otra cantidad llegó en bote por el río Madre de Dios.

El coronel PNP Jhonel Castillo, jefe de la división policial Los Sinchis de Mazamari, dijo a este Diario que el narcotráfico ya no se arriesga a transportar toda su mercadería en un solo viaje. Ahora llevan la droga desde varias zonas y por diferentes vías. “Prefieren perder 20 o 40 kilos ante una operación policial, y no todo”, refirió.

Sin embargo, personal de la Dirección Antidrogas de la Policía (Dirandro) y los Sinchis de Mazamari ya tenían identificada la pista donde aterrizaría la avioneta, por lo que aguardaron en las inmediaciones. Ellos sabían que la aeronave solo iba a permanecer en tierra un máximo de cinco minutos, y en ese lapso debía ser cargada con los nueve sacos de cocaína.

Cuando los dos primeros costales fueron ingresados a la avioneta, los agentes iniciaron el ataque para impedir que el vuelo se realice. Los narcos intentaron repeler la embestida realizando algunos disparos, pero huyeron en seguida hacia un área boscosa. Siete sacos quedaron en la vía, al lado de las armas y equipos de comunicación.

Las pesquisas indican que se trataría de un clan familiar con integrantes distribuidos en zonas de alta producción cocalera, como Llochegua y Canayre (Ayacucho), o Mantaro (Cusco).

“Parte de los clanes también tienen a cargo el control de las rutas por donde se está llevando la droga a Madre de Dios”, dijo el coronel Castillo.

Según el especialista en temas de narcotráfico, Jaime Antezana, desde el Manu los vuelos salen rumbo al departamento de Beni, en Bolivia, y a Río Branco, en la región norte de Brasil. La redistribución es hacia Europa y Asia.

—Nuevas vías—

La PNP sostiene que tras los convulsos años 2014 y 2015, en los que se capturó hasta siete narcoavionetas por año en diversas zonas del Vraem, los vuelos se incrementaron desde el noreste: Ciudad Constitución, Iscozacin y Pozuzo, en Pasco, o Codo de Pozuzo, en Huánuco.

El coronel Castillo refirió que si bien entre el 2017 y 2018 la presencia de narcoavionetas disminuyó de forma considerable por los convenios de lucha contra el narcotráfico firmados con Brasil, Bolivia y Colombia, el Manu (Madre de Dios) y Colquepata (Cusco) surgieron como alternativas para el envío de droga. Esto, debido a que ambas zonas son de difícil acceso para la policía por la espesura del bosque.

La avioneta con cocaína intervenida el viernes es la primera del año, pero contenía una de las mayores cantidades de droga incautadas en este tipo de naves.

—Ley de interdicción aérea sin ejecución—

En agosto del 2015, el Gobierno aprobó la Ley de Control, Vigilancia y Defensa del Espacio Aéreo Nacional para la interdicción de aeronaves cargadas de droga. Al año siguiente, la norma fue reglamentada, a fin de que las denominadas narcoavionetas sean interceptadas y derribadas.

Sin embargo, hasta hoy este tipo de operaciones aún no se han ejecutado. Para el consultor y analista en temas de narcotráfico y seguridad estratégica Pedro Yaranga, esto obedece a la poca capacidad logística para el desarrollo de este tipo de interdicciones.

Según dijo, hasta el 2012 el Gobierno de Estados Unidos colaboraba en ese sentido con 15 helicópteros; no obstante, dejó de hacerlo para que no se ataque una avioneta equivocada.

“Existe el temor de que se puedan cometer errores”, refirió. Yaranga precisó que las naves siguen en Ucayali, pero ya no se cuenta con el presupuesto para el combustible y personal que el país norteamericano brindaba a través de su embajada.

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