La Pampa: el infierno de la minería ilegal desde adentro (Foto: Dante Piaggio)
La Pampa: el infierno de la minería ilegal desde adentro (Foto: Dante Piaggio)
Enrique Vera

La noche del domingo 2 de julio, el ‘Chino Pirca’ recibió una llamada que le heló la sangre. Su jefe, un ayacuchano recio cuyo nombre verdadero nunca supo (solo pedía que lo llamen capataz), buscaba verlo “de inmediato” en el bar Gloria, el menos llamativo del sector Tres Fronteras, en las arenas de La Pampa.

Dos semanas antes, ‘Chino Pirca’ lo había conocido en ese mismo local a través de un mototaxista que lo introdujo en este submundo de minería ilegal y prostitución, enclavado en lo que alguna vez fue un bosque de Madre de Dios. El ayacuchano lo contrató como jornalero en una de las pozas de extracción de oro que él controlaba. Por cada gramo de oro hallado, el ‘Chino Pirca’ recibía el 30% de su valor en el mercado.

Tres Fronteras está ubicado a más de dos horas en moto desde el kiló- metro 105 de la carretera Interoceánica, en dirección a la Reserva Nacional de Tambopata.

Hasta hace pocos días, al menos 200 construcciones de madera y plásticos formaban la única calle –es un decir– de este sector. En la mayoría de estas funcionaban prostíbulos, hostales o bares, casi a los bordes de los enormes cráteres de óxido y barro de donde se extrae el oro. Unos pocos predios, los más alejados, eran bodegas, talleres o puestos de comida. Todo se extendía entre cientos de árboles talados sobre el arenal rojizo y contaminado por el mercurio.

Tres Fronteras, además, era una réplica de lo que hasta inicios de año fue Zorro Valencia, otro sector de La Pampa situado a 15 kilómetros de la carretera Interoceánica. Cuando los mineros agotaron el oro en Zorro Valencia, avanzaron y fundaron Tres Fronteras. Entonces, fueron trasladados también los campamentos, los caseríos y las maquinarias.

‘Chino Pirca’ rentaba un cuarto por S/10 diarios en un hostal paupérrimo de Tres Fronteras. Casi todos los días, mujeres que integraban redes de trata de personas llevaban allí a niñas y adolescentes de Huancavelica y Cusco. Logró identificar que esas mafias también reclutaban a niños de la sierra para explotarlos en la limpieza de maquinaria dentro de las pozas. Varios ya habían muerto ahogados en el fango o por los fulminantes golpes de calor que soportaban en jornadas de 12 horas. A estas alturas, Pirca sabía que lo podían estar vigilando y que quizá ya había generado sospechas.

La Pampa: el infierno de la minería ilegal desde adentro (Foto: Dante Piaggio)
La Pampa: el infierno de la minería ilegal desde adentro (Foto: Dante Piaggio)

—Así se hizo La Pampa—
Los mineros ilegales de La Pampa operan de un modo similar desde los primeros años de construcción de la Interoceánica. Hace más de una década, en el 2006, el jefe del ‘Chino Pirca’ y otros mineros de Ayacucho y Cusco se asentaron sobre la quebrada Guacamayo, en la margen derecha de lo que hoy es el kilómetro 108 de la carretera. Era un terreno de concesión forestal, por lo cual debían pagar regalías para trabajar allí. Un año después cruzaron al otro lado de la vía, donde empieza la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata.

A inicios del 2009, los sectores que albergaron los primeros campamentos fueron denominados Virgen de la Candelaria y Mega 11. Desde ahí se profundizó la devastación de la selva en las zonas denominadas Mega 12 y Mega 13, aún sin grandes maquinarias para la extracción. En la búsqueda de más oro, entre el 2012 y el 2013, los mineros ya habían invadido más de 12 kilómetros bosque adentro. 

Las primeras asociaciones de mototaxistas comenzaban a formarse y a tomar las cinco trochas por donde se accede a La Pampa, entre los kilómetros 98 y 108 de la Interoceánica. Al mismo tiempo, los capataces iban controlando más espacios de extracción y contrataban a pistoleros a sueldo para resguardarlas. Pero el bajo mundo tiene sus propias normas: estos sujetos, a su vez, empezaron a tomar las trochas para cometer diversos delitos. Para el 2016, cada mototaxista era extorsionado y obligado a pagar bajo amenazas cupos diarios de hasta S/50 para poder recorrer las trochas. La ley de la selva, literalmente.

Este año, los mineros ilegales expandieron aun más sus dominios y crearon los sectores de Tres Fronteras, Pancho Muñoz y Trabajadores Huamán. De un momento a otro, se hizo común ver por esas zonas a un grupo de ex soldados armados que antes habían sido destacados al Vraem. Los mototaxistas los habían contratado para neutralizar a los delincuentes que los extorsionaban. Y así lo hicieron. Los asesinatos nunca fueron denunciados.

La solución fue peor: los ex militares, luego de cumplir su misión, comenzaron a robar, amenazar y extorsionar a mineros y transportistas de toda La Pampa. En febrero de este año, la policía capturó a varios sujetos que integraban una banda conocida como Los Sanguinarios de La Pampa. Se hallaron también los lugares donde los cadáveres de sus víctimas eran enterrados o quemados. El escenario, denominado El Quemadero, era macabro.

—Cuenta regresiva—
En Tres Fronteras, ‘Chino Pirca’ también escuchó versiones acerca de que los capataces habían llegado a obtener concesiones mineras gracias al Gobierno Regional de Madre de Dios.

Sabía todo sobre La Pampa y también sobre su jefe, excepto su nombre real. Con su olfato de agente de inteligencia, infiltrado como minero, ‘Chino Pirca’ pensó que lo habían descubierto, y que la llamada de su jefe era un señuelo para que algún sicario lo asesine. Sin embargo, cuando lo tuvo al frente, el capataz le pagó los días que le adeudaba, se colgó dos mochilas al hombro y subió raudo a una moto. “Ya hemos enterrado la maquinaria y ahora todos saldremos de aquí. La policía viene”, le dijo, y huyó.

‘Chino Pirca’ llamó de inmediato a su base. Pocas horas después, la madrugada del lunes, comenzó la operación policial.

Contenido sugerido

Contenido GEC