Nuestra fragilidad institucional expuesta, por Jeffrey Radzinsky

El conflicto social y político de Las Bambas evidencia nuevamente nuestra fragilidad institucional. Parte del problema es que las “reglas de juego” entre comunidad, empresa y Estado no son claras ni son cumplidas, lo cual deriva en mayor debilidad de nuestro Estado de derecho. Existe también la incapacidad política para –en primer término– gestionar preventivamente y posteriormente reaccionar ante la crisis y comunicar eficazmente las competencias y responsabilidades de los distintos actores. Por ejemplo, uno de los grandes ausentes en la comunicación gubernamental que lidera la PCM y el Minem es el MTC, para explicar el cambio a vía nacional.

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En el caso de Las Bambas, se ha detenido a abogados y un dirigente local denunciados por extorsión y crimen organizado, reflejando aparentes prácticas delincuenciales que han pretendido ocultarse como asesoría y dirigencia de una legítima negociación comunitaria.

Existen muchos actores políticos locales (alcaldes, dirigentes sociales) y regionales (la mina queda en Apurímac que recibe el canon, pero parte del conflicto se encuentra en Cusco). La gestión intergubernamental y la vocería clara resultan fundamentales para el éxito en la resolución de este y otros conflictos. Energía y Minas es el sector principal, pero el mismo concepto aplica a Pesca, Agricultura, entre otros.

Para el presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, será una primera gran prueba de gestión y definitivamente un asunto que tendrá un lugar relevante en su presentación al Congreso del próximo 4 de abril.

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