Jóvenes  protestaron frente a Palacio de Justicia por muerte de Eyvi Ágreda
Jóvenes protestaron frente a Palacio de Justicia por muerte de Eyvi Ágreda
José Carlos Requena

La primera mañana de junio, una dolorosa noticia sacudió a la opinión pública nacional: la muerte de Eyvi Ágreda, la joven que había sido brutalmente atacada hace un mes y una semana. El altísimo grado de descaro y aberración en el crimen solo puede ser posible en una sociedad en que la impunidad ante la violencia de género parece dolorosamente normalizada.

El mismo viernes 1, por la noche, un reporte del periodista Jorge Quispe para la web de este Diario informaba de dos muertes en la zona del Vraem. “Un grupo de vecinos del distrito de Pichari encontró esta madrugada el cuerpo de una niña a orillas del río Apurímac, en el límite con el distrito de Kimbiri”. Agregaba la espantosa descripción: “El cuerpo de la menor estaba desnudo y con una chalina atada alrededor del cuello”. Según las primeras pesquisas, el cadáver tenía signos de violación y estrangulación.

El despacho de Quispe detallaba otro caso, aparentemente acontecido en el lugar más peligroso para la mujer: el hogar. “Hace unos días, la policía capturó a Teodoro Ramírez Ruiz, de 41 años, el principal sospechoso del asesinato de su esposa Ana Quispe Cárdenas”. Según cifras el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), más del 90% de agresiones a mujeres la ejercieron los cónyuges o familiares.

El 26 de mayo, el periodista Ralph Zapata reportaba desde Piura la evolución de un caso que muestra los caminos judiciales que puede tomar la agresión a la mujer. “Javier Silva Flores, hijo del decano del Colegio de Abogados de Sullana, era investigado por tentativa de feminicidio y sobre él pesaba una orden de detención preliminar. Sin embargo, la fiscalía ha variado el delito por el que se lo investiga [ahora se lo investiga por agresión]”, señalaba el artículo.

La variación del delito de feminicidio al de agresión se dio, a pesar de contar con pruebas fehacientes del ataque, tal como detalla Zapata. Silva Flores “lanzó una patada y terminó tumbando al suelo” a la víctima. ¿Se esperará, entonces, que todos los agresores del país exhiban la brutalidad que padeció Eyvi Ágreda a manos de su hoy asesino Carlos Hualpa?

El 20 de mayo, se dictó prisión preventiva contra Alexander Peña, presunto asesino de su ex pareja Tessy López. La víctima “fue hallada sin vida en un matorral ubicado en la carretera a Santa Clara, en el distrito de San Juan Bautista [en Loreto]”, según reportaba Daniel Carbajal para la web de El Comercio.

Esta columna abarca menos de un mes de agresiones a la mujer fuera de la capital y detalla solo aquellas que llegaron a este Diario. Con razón el Perú ocupa el tercer lugar en delitos contra la mujer, solo detrás de Etiopía y Bangladesh, según la OMS. Una situación más cercana a la pasividad y la indiferencia que al designio.

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