"Los pesos perdidos", por José Carlos Requena
"Los pesos perdidos", por José Carlos Requena

La nueva configuración que tendrá el Congreso desde el 27 de julio refleja la poca temporalidad de los pesos políticos de algunos grupos y personas, importantes actores en el quinquenio que concluye. Es a nivel de la representación de las regiones donde esto se nota con mayor claridad y –en aquellos casos en que la permanencia se ha jugado voto a voto– dramatismo. 

La bancada nacionalista, por nombrar a la que fue al inicio del período la primera minoría, ni siquiera ha participado en la contienda. En abril del 2011, el Partido Nacionalista constituía en varios casos la totalidad de la representación parlamentaria de algunas regiones: Cusco, Tacna, Madre de Dios. El transcurrir de los meses, el poco manejo partidario y la creciente incoherencia fueron quitándole integrantes, y cambió radicalmente varias representaciones regionales. Hoy, la bancada es solo un recuerdo. 

Dentro de dicho grupo, y salvo una actitud proactiva que trascienda la defensa ardorosa de la pareja líder del partido, pronto debería confirmarse la poca relevancia que tendrán algunos nombres de gran peso en este Congreso: Ana María Solórzano (Arequipa), Víctor Isla (Loreto) y Fredy Otárola (Áncash), quienes llegaron a ocupar la presidencia del Congreso. Además, las voces de Ana Jara (Ica), Josué Gutiérrez (Huánuco) o Julia Teves (Cusco) no pasarán de ser murmullos en el próximo lustro. Las elecciones municipales y regionales del 2018 brindarán un espacio para hacerse escuchar. De ellos depende. 

A nivel personal, algunos congresistas de distintos partidos que tentaron la reelección no lograron el cometido y deberán acumular fuerzas para el futuro. Se premió más la novedad que la experiencia. Un caso emblemático es Arequipa, donde cuatro actuales congresistas tentaron la permanencia: Juan Carlos Eguren (de la fenecida Alianza Popular), Gustavo Rondón (Solidaridad Nacional), Marco Tulio Falconí (Alianza para el Progreso) y Justiniano Apaza (Frente Amplio). Solo Apaza retuvo la curul. 

Son pocos, además, los líderes regionales que tentaron suerte desde fuera del Parlamento y que no lograron alcanzar o recuperar una curul. Los ex gobernadores Javier Atkins (Piura) y Mauricio Rodríguez (Puno) –ambos desde Peruanos por el Kambio–, e Yván Vásquez (Alianza Popular, Loreto) no pudieron ver reverdecer sus laureles electorales. La ex congresista Nidia Vílchez (Junín) no logró atenuar el poco soporte electoral que le brindaba la candidatura presidencial de su alianza y la lista congresal de su región. Su importante caudal de votos preferenciales (19.400, la segunda mayor votación en la región) no alcanzó para lograr el ansiado retorno.

En una política poco institucionalizada, que parece honrar la imponente informalidad que padece el país, la confirmación de los pesos perdidos ha terminado por ser un ejercicio tan esperado y reiterado como el consecuente cambio de nombres que trae cada elección. El Hall de los Pasos Perdidos, ese representativo espacio del Palacio Legislativo, debería cambiar de nombre: virar una ‘a’ por una ‘e’.

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