PPK, Korina y Fujimori, por Marco Sifuentes
PPK, Korina y Fujimori, por Marco Sifuentes
Marco Sifuentes

Si usted, estimado lector, es de aquellas personas que lee “” y piensa en la que mandaba a la cama a Timoteo, no está solo. Pero tranquilo, no hay necesidad de consumir ‘realities’ para seguir leyendo. Acompáñeme a ver esta triste historia, porque detrás puede haber una moraleja sobre nuestra sociedad.

El caso de la modelo venezolana de “Esto es guerra” puede ser leído de dos formas, no necesariamente excluyentes entre sí. La primera de ellas reflejaría un problema relativamente nuevo para el Perú: la xenofobia. Somos un país que tiene 15 años de crecimiento y relativa estabilidad. En algún punto nos convertimos en un refugio para, principalmente y en este orden, colombianos que huyen de la violencia, españoles que escapan de la crisis y venezolanos víctimas del chavismo.

Según el INEI, en el 2016, un total de 51.800 extranjeros entraron al Perú para quedarse. Pero, ojo, según esas mismas estadísticas, también en ese año más de 113 mil peruanos se fueron para no volver. Estamos muy lejos de niveles norteamericanos o europeos y, sin embargo, en casos como los de Korina (y varios otros) no son infrecuentes expresiones de abierta discriminación.

Y es que a muchos peruanos les encanta sentirse 'Trumpcitos'. El ministro Basombrío, por ejemplo, ha prometido “expulsar a 600 extranjeros ilegales” a fin de año. Así, a secas, sin decir por qué, contribuyendo con su populismo a la estigmatización de los migrantes. Solo le faltó tuitear que eran bad hombres.

Pero también está la otra forma de ver el Caso Korina. En esta visión, se trataría de una persona con acceso fácil a los medios de comunicación que se ha burlado abiertamente de la ley, casándose irregularmente con otra figura mediática con muchas conexiones (el señor Hart que, recordémoslo, incluso intentó postular al Congreso de la República de la mano del Apra). La señora tiene nada menos que una televisora respaldándola (¿un canal que muestra ante cámaras, todos los días, a alguien sin visa de trabajo?) y aprovecha su popularidad para exigir la atención del mismísimo presidente de la República.

Esto, obviamente, ha caído mal. Deja la sensación de vara, de privilegios, de inequidad. De alguien que quiere colocarse por encima de otros (migrantes, en este caso) que no tienen el mismo acceso a círculos de poder (mediáticos, en este caso).

Salvando absolutamente todas las diferencias, podríamos encontrar un parecido con Alberto Fujimori y la ley con nombre propio que lo quiere mandar a su casa. En serio. Mírenlo así: aquí tendríamos a alguien que quiere colocarse por encima de otros (condenados por robo y asesinato, en este caso) que no tienen el mismo acceso a círculos de poder (políticos, en este caso). Nuevamente: vara, privilegios, inequidad.

El odio (político o xenofóbico) no es un criterio para evaluar nada. Pero tampoco lo es la simpatía (política o mediática). Existen pocos discursos en los que los peruanos nos hemos puesto de acuerdo y quizás el más importante es que todos, todos en este país, somos iguales. Peruanos y extranjeros. Presidentes y ciudadanos. Sin excepciones. Si PPK busca una lección en el Caso Korina, puede muy bien aplicarla en el de Fujimori.

Contenido sugerido

Contenido GEC