(Foto: Carlos Fernández)
(Foto: Carlos Fernández)
Carlos Fernández

Dos días después de que el cadáver de Jhomara Erika Cruz Mayta, madre de un niño de dos años, fuera hallado en el río Coata, cerca de Juliaca (Puno), la policía capturó al asesino, identificado como Rubén Calsín Roque. Según confesó Calsín, perpetró el crimen por haber sido rechazado en sus pretensiones amorosas. 

El jefe de la División Criminal de Puno, coronel PNP Jesús Calle de la Cruz, reveló que la captura del homicida se produjo luego de que este activara el teléfono celular de la víctima, el cual tenía en su poder. Tras rastrear la señal, los agentes policiales montaron la operación de captura. 

En la vivienda de Calsín, la policía halló varias evidencias, entre ellas los zapatos, cartera, documentos personales y rastros de sangre de la víctima. El jefe policial de Puno no descartó que en el crimen haya participado Calsín con un cómplice, especialmente en la etapa del ocultamiento y traslado del cuerpo. Se sospecha, por ejemplo, que Calsín llevó el cadáver al río en un mototaxi, posiblemente, con ayuda de otra persona. 

El presunto homicida, según la policía, cometió el crimen en su
vivienda “después de haber sido humillado e insultado por la víctima cuando este le hizo saber sus pretensiones amorosas a pesar de mantener otra relación sentimental”.

En las investigaciones policiales se determinó que no hubo
participación de algún agente policial en el homicidio, tal como los familiares de la joven sostenían.

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