Narcotráfico en Puno convive con contrabando y minería ilegal
Narcotráfico en Puno convive con contrabando y minería ilegal
Ricardo León

El apogeo del en se puede explicar a partir de hechos concretos ocurridos en los últimos meses. 

A fines de abril del 2014, el entonces fiscal especializado en Tráfico Ilícito de Drogas de Puno, Lincoln Fuentes, mencionó que había hasta seis bandas organizadas que trafican en rutas que cruzan Ayacucho, Apurímac, Ica, Puno y Bolivia. Pero por aquellos días el flujo se había desviado notoriamente hacia Brasil: en vísperas del Mundial de Fútbol los narcos peruanos jugaban un intenso partido aparte.   

Tiempo después, el 27 de setiembre del 2014, una mujer que controlaba gran parte del negocio vivió un día extraño: Benita Vilca se casó en el templo La Merced, en Puno, pero al salir de la iglesia fue detenida por la policía. Conocida como ‘La Chata’, ella tenía cerca de 20 requisitorias por tráfico de drogas (en el 2002 había sido capturada cuando viajaba a Bolivia con 200 kilos de cocaína, pero luego fue liberada). Vilca fue llevada a la comisaría con el vestido de novia aún puesto.

No hubo noticias relevantes ligadas al narcotráfico en Puno hasta el 27 de octubre de este año. El comandante PNP Sandro Salinas fue cuando transportaba 23 kilos de cocaína hacia Bolivia, luego de haberla robado a narcotraficantes puneños en una modalidad conocida como ‘arranche’. Lo más grave es que Salinas era jefe de la Policía Antidrogas en esta región. El circuito del narcotráfico demostró con este caso haber tejido una red de corrupción amplia y, por lo que se sabe, resistente. 

Flujo y reflujo
La presencia del narcotráfico a mediana y gran escala en Puno no es reciente. Pero por varias razones esta región es, actualmente, uno de los mayores centros del flujo de la droga en el país. 

En primer lugar, en la selva puneña el cultivo de hoja de coca ha cobrado un mayor dinamismo. Durante el Gabinete Binacional Perú-Bolivia, el alcalde provincial de Sandia, Miguel Quispe, quiso tomar la palabra para denunciar el incremento de cultivos en su jurisdicción, pero nadie le hizo caso a pesar de que en esta localidad, junto a la provincia de Carabaya, la coca ya está desplazando a los sembríos de café.  

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