No muy rápidos pero furiosos, por Mario Ghibellini
No muy rápidos pero furiosos, por Mario Ghibellini
Mario Ghibellini

La cólera nunca ha sido buena consejera. Según Homero, la que se apoderó de Aquiles durante la mítica guerra de Troya les causó a los griegos infinitos males “y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves”. Y si tales fueron los estragos que produjo entre los aqueos, que contaban en sus filas con el astuto Ulises y el prudente Néstor, es de imaginar lo que puede estar ocasionando en el fujimorismo, que cuenta con Becerril y Letona.

VICTORIA’S SECRET

En Fuerza Popular, en efecto, se ha vuelto a notar en estos días la mala digestión que han hecho de los resultados de los comicios presidenciales del año pasado (“considero que Keiko no ha perdido la última elección” y “hemos aceptado el resultado electoral, pero yo creo que no fue así”, ha declarado recientemente el congresista Luis Galarreta). Y es difícil dejar de asociar esa contrariedad no extinta con la consistente torpeza que ha presidido los gestos políticos con los que el fujimorismo ha despedido el verano. ¿Qué puede ser más necio, por ejemplo, que idear una ‘ley mordaza’ bajo el pretexto de apartar a los corruptos del periodismo y hacer que presente el proyecto una congresista que arrastra denuncias de extorsión de cuando ejercía ese oficio?

No mucho más perspicaz, por cierto, resulta colgar en las redes un mensaje en el que la líder del partido que ostenta la mayoría absoluta en el Parlamento intenta jugar el rol de víctima y afirma que todas las críticas que se le hacen a su agrupación –no respaldar la investigación congresal sobre el caso Sodalicio, soslayar los derechos de algunas minorías y promover la mencionada ‘ley mordaza’ para vengarse de los medios que supuestamente perjudicaron su candidatura– responden a “una campaña infame contra Fuerza Popular” y son falsas… sencillamente porque ella así lo dice.

Si de desbarrar se trata, sin embargo, el vocero de la bancada naranja, Luis Galarreta, ha querido lucir aparentemente como el más aplicado de la clase con las declaraciones a las que aludíamos antes. En ellas, aparte de esbozar su tesis sobre la victoria secreta de Keiko, él ha aseverado que el premier Fernando Zavala es “una especie de ‘Montesinito’ porque paga gente con plata de los peruanos para mover las redes” y que desde el gobierno de Humala ellos tienen “gente de adentro” que los informa de todo: una proclama doblemente sandia, porque menciona la cuerda –es decir, al ‘doc’– en la casa del ahorcado –el fujimorismo–, y luego procede a estrangularse nuevamente con ella, pues nada hay tan montesinista en este mundo como tener al contrincante político chuponeado a través de informadores infiltrados en su estructura organizativa. Sin olvidar, por supuesto, que si efectivamente dispusiera de datos que confirmasen la acusación que lanza, lo que tendría que hacer es una denuncia seria en el Congreso y no una rabieta en la prensa.

Pero, por lo que se ve, en Fuerza Popular no están para esas sutilezas. Ellos solo quieren ser furiosos y lo de rápidos parece antojárseles como una maña propia de la ideología de género o algo así. Con ir a velocidad de mototaxi, evidentemente les basta. ¿Cuán sofisticada puede ser, después de todo, una organización política a la que unos cuantos tweets de Kenji logran poner en jaque?

Esta columna fue publicada el 22 de abril del 2017 en la revista Somos. 

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