"Ruleta electoral", por Sandra Belaunde
"Ruleta electoral", por Sandra Belaunde

Lo inminente de las elecciones del domingo se vuelve, para muchos, cada vez más angustiante. 

A diferencia de otros años cuando la segunda vuelta es la que presenta dos escenarios distintos e incluso opuestos, en estas elecciones la primera vuelta va a ser determinante para el futuro del país. 

Todo voto cuenta y puede definir el resultado. Hay mucho en juego y ciertas reglas electorales hacen de estas elecciones una ruleta, no rusa, pero ruleta al fin.

Una es la libertad a medias que tenemos los peruanos de votar, y otra el impedimento de tener toda la información disponible antes de emitir un voto que puede ser estratégico. 

Si bien somos libres –y ojalá lo seamos siempre– de escoger a nuestros candidatos a la presidencia, al Congreso y al costoso, poco necesario y nada vinculante Parlamento Andino, no es una libertad completa. 

Quienes prefieren no votar, igual tienen que hacerlo o, en todo caso, deben pagar la multa correspondiente, que para muchas familias es un monto económico considerable del cual no pueden prescindir.  

El problema es que el hecho de que el voto sea obligatorio no lo vuelve responsable, quizás sea justamente todo lo contrario.

Es probable que quienes no tienen un genuino interés en acudir a las urnas este domingo no se hayan informado lo suficiente sobre los candidatos, sus propuestas y la factibilidad y pertinencia de estas.

O que se hayan quedado con las propuestas más populistas y menos factibles, que de esas ha habido de sobra.

Un voto desinformado puede ser –por usar un eufemismo– muy costoso. Por otro lado, la ley que prohíbe que los medios nacionales publiquen durante esta semana encuestas electorales impide que los electores tengamos la información más actualizada antes de emitir el voto.

Para quienes en esta coyuntura estén pensando dejar de votar por su candidato favorito, si es que este no tiene posibilidad de pasar a segunda vuelta, para escoger la opción que evite un escenario temido, las últimas encuestas serían de mucha utilidad.

Y es que esta ley, además de aumentar la desinformación y el azar electoral, es muy poco astuta para lograr su cometido: no contó con el alcance de Internet . 

Los medios internacionales sí pueden publicar encuestas y las redes sociales son la herramienta favorita para que quienes sí tengan acceso a los resultados se los hagan llegar en código a sus amigos y familiares.

La falta de control sobre las redes incluso da lugar a que ciertas personas hagan circular falsos sondeos para generar miedo y manipular la intención de voto. Más allá de las preferencias y de los resultados, estas elecciones han demostrado cuánto necesitamos una reforma electoral.

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