La noche del último martes, el líder indígena Ulises Rumiche Quintimari, de 39 años, volvía a su casa en su motocicleta en medio de la selva de Junín. Iba de San Martín de Pangoa hacia la comunidad nativa de San Antonio de Sonomoro, donde vivía. De pronto, fue emboscado y asesinado de un disparo en la cabeza. Recién al amanecer del día siguiente, su cuerpo fue trasladado por las autoridades a la morgue de Satipo.
Rumiche integraba la Asociación Unión Asháninka y Nomatsiguenga del Valle de Pangoa y trabajaba desde enero del 2021 como gerente de los Pueblos Originarios de la Municipalidad Distrital de Pangoa, en Junín. Lo asesinaron horas después de haberse reunido con la viceministra de Poblaciones Vulnerables, Grecia Rojas Ortiz, en su región.
Este crimen es el más reciente de una larga lista de líderes indígenas y defensores de la Amazonía peruana que han muerto a manos de mafias de narcotráfico, y tala y minería ilegal. Desde que empezó la pandemia, las víctimas en la selva ya son 19, incluido Rumiche. A inicios de este mes, la presidenta de la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología del Congreso, Margot Palacios, pidió a la fiscalía y a los ministerios del Interior y de Justicia un informe detallado sobre las investigaciones tras estos asesinatos.
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Retrocediendo hasta el 2013, el número se elevaría a 89 asesinatos de defensores ambientales y líderes indígenas en el país. Esta es una estimación de diversas ONG, ya que no existe un registro oficial detallado.
En el 2018, la especialista en gestión institucional de la ONG Derecho, Ambiente y Recursos Ambientales (DAR) Aída Gamboa dijo que hasta ese entonces ya iban 70 líderes indígenas asesinados desde el 2013.
El informe “Última línea de defensa de Global Witness” precisó que en el 2020 fueron asesinados seis defensores del ambiente en el Perú, y la explotación forestal ilegal fue una de las principales causas. Ellos son: Arbildo Meléndez Grandes, Gonzalo Pío Flores, Jorge Muñoz Saavedra, Lorenzo Caminti, Roberto Carlos Pacheco y Santiago Vega Chota.
Subregistro
Tras el asesinato de Rumiche, el vicepresidente de la Asociación por el Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), Miguel Guimaraes, declaró a El Comercio que “cuando un indígena fallece, pasa a ser una estadística e imagen de publicación de dos días; finalmente ese caso no es resuelto”.
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Agregó que el número de defensores del bosque asesinados sería mucho mayor, pues buena parte no son contabilizados por los diferentes organismos del Estado. “Yo puedo confirmar que son muchísimos defensores y defensoras que mueren protegiendo sus tierras, sus bosques. Son los que están en primera línea, los que no pueden tener acceso a hacer las denuncias, por lo que no se pueden presentar ante las autoridades competentes”, declaró.
Tras el asesinato de Rumiche, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables dijo a este Diario que no podría dar mayor información sobre los hechos ocurridos durante y después de la reunión que se mantuvo con el líder indígena, pues todo está bajo investigación policial.
En un comunicado, el citado ministerio lamentó el crimen y pidió que se investigue con celeridad.
TENGA EN CUENTA
- La viceministra de Interculturalidad del Ministerio de Cultura, Rocilda Nunta, manifestó que trabajan para reactivar una mesa directiva en Ucayali, con el objetivo de atender y proteger los derechos de los defensores del bosque.
- El año pasado en todo el mundo se registraron 227 asesinatos de personas que ejercían la defensa de los derechos humanos, su territorio y medio ambiente.