Explotación sexual infantil: así operaba perversa red en Tacna
Explotación sexual infantil: así operaba perversa red en Tacna
Enrique Vera

La escolar baja de un taxi blanco y saluda al hombre que la espera en la entrada de una casa cubierta por enredaderas. Ella solo sabe que es un empresario y que luego tendrá en sus manos S/60. Eso le han dicho.

El taxi rondará la vivienda en los 52 minutos siguientes, hasta que la menor salga y vuelva a abordarlo. Una cámara de videovigilancia instalada frente a ese inmueble, en el distrito de Ciudad Nueva (Tacna), ha registrado todo.

La grabación corresponde al 17 de diciembre del 2016. El hombre es, al parecer, un mecánico especialista en motores pesados. Se llama Víctor Choque Ramos, pero lo conocen como ‘Alan’. Tiene 33 años y cada semana recibía a una adolescente distinta en su puerta. Con ellas esperaba luego a sus clientes en las plazas Quiñones, Vigil y Miguel Grau. Mientras tanto, el taxi blanco merodeaba siempre por esas zonas.

Doce días después de recibir a la escolar mencionada líneas arriba, por ejemplo, Choque la reunió con un camionero que estaba de paso hacia la frontera. Desde una esquina de la plaza Vigil, la menor y el transportista caminaron unos metros y entraron al hotel Residencial Sur. Choque se aseguró de ello y con una seña ordenó al chofer del taxi blanco, estacionado cerca, iniciar su ronda.

El vehículo era una vieja Station Wagon a nombre de Carlos Quispe Salas. Él mismo recogía a las menores cerca de sus casas o colegios y las llevaba al lugar donde Choque le indicaba. Como algunas debían cambiarse previamente el uniforme escolar, se detenía unos minutos en su domicilio de la calle Jorge Basadre y allí las proveía de ropa ceñida y cosméticos. Al regresarlas a sus casas, les pagaba los S/60 prometidos y volvía a encontrarse con Choque.

Cada movimiento de Víctor Choque y Carlos Quispe había sido estudiado al detalle por un equipo de la Oficina de Investigaciones Especiales contra el Crimen Organizado (Ofiiecco), al mando del coronel PNP Harvey Colchado, y por el grupo Génesis de la Dirincri. Se trataba de los cabecillas de una organización criminal dedicada a la trata de menores en Tacna, desde el 2013, conocida como La Agencia.

En un mes de pesquisas, los detectives identificaron a 14 víctimas y un siniestro patrón delictivo. La mafia apuntaba a adolescentes de hogares disfuncionales y pobres. Todas tenían eso en común. Otro detalle que llamó la atención de la policía fue que todas ellas se conocían entre sí.

Seis miembros de la banda fueron capturados en Tacna, su centro de operaciones. Una integrante más cayó en Arequipa.(Foto: PNP).

—Redes (anti)sociales—
En la cámara Gesell del de Tacna, una de ellas declaró a mediados de enero que una señorita conocida como ‘Mayra’ la había contactado vía Facebook. Se le presentó como una modelo en busca de aspirantes para trabajos eventuales, y así llamó su atención. En adelante, cada conversación que tuvieron por la red social las fue acercando.

‘Mayra’ ganó la confianza de la menor porque, aparentemente, había sufrido los mismos problemas que ella tenía con sus padres, y la aconsejaba. “Cuando ya éramos amigas, me dijo que podía ganar más si me acostaba una sola vez con su jefe, el empresario de una agencia de modelos”, dijo.

‘Mayra’ es en realidad Verónica Valdivia Guillermo. Tiene 19 años y cumplía un rol específico en la organización. A cada menor que lograba captar, ella le indicaba por teléfono dónde ubicarse para que el taxi la llevara hasta la casa de su jefe. El falso empresario no era otro que Víctor Choque, quien filmaba y fotografiaba el momento en que abusaba sexualmente de ellas. Con esas imágenes nutría un catálogo que circulaba entre sus contactos –transportistas y comerciantes, la mayoría– y mantenía a las menores a su servicio bajo chantajes. Por cada adolescente que le solicitaban, Choque obtenía entre S/350 y S/500. La banda habría acumulado hasta S/12 mil a la semana.

Hubo una presión psicológica siniestra sobre las víctimas. A quienes la mafia concedía apartarse, les encargaba contactar más chicas de su entorno. Por cada amiga captada, se les pagaba S/15. Pero en realidad ninguna llegaba a salir del todo; por el contrario, el costo de su liberación fortalecía cada vez más la red que manejaba ‘Mayra’ mediante tres cuentas de Facebook.

Para operar sin contratiempos, Choque se habría coludido con los dueños de seis hoteles ubicados en Tacna. Hoy todos los propietarios son investigados, pues habrían sido cómplices del delito de explotación sexual en sus locales y porque dieron trabajo allí a integrantes de la banda.

Ese es el caso de Karina Olave Llangato ‘Diana Noa’, quien incluso vivía en los altos del hotel Residencial Sur. Su cuarto, a manera de torre de vigilancia, daba a la plaza Vigil, un punto en que la red concertaba las citas entre clientes y víctimas. El resguardo lo completaban Hugo Cámara Pacheco y Patrick Romero Monrroy.

El 10 de febrero, de madrugada, 150 agentes capturaron en sus casas a todos los miembros de esta mafia. Detrás de la primera puerta derribada –en la casa de Víctor Choque–, un espejo de cuerpo completo y un roído colchón de resortes fueron los primeros rastros de la pesadilla que vivían las menores. Había también videos apilados en el suelo, faldas pequeñas y colorete esparcido. Ese era el lugar donde las menores iniciaban la sórdida ruta hacia la explotación sexual. Desde las enredaderas, un policía no pudo soportar la indignación y gritó: “Esto es el maldito infierno”.

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