Marcelino Espinoza Tapia, un campesino del sector de Alto Barroso, en Tarata (Tacna), sostiene a uno de sus animales muertos por el frío. Él ya ha perdido 20 llamas y 12 alpacas a la fecha. (Foto: Rolly Reyna/Enviado Especial)
Marcelino Espinoza Tapia, un campesino del sector de Alto Barroso, en Tarata (Tacna), sostiene a uno de sus animales muertos por el frío. Él ya ha perdido 20 llamas y 12 alpacas a la fecha. (Foto: Rolly Reyna/Enviado Especial)

Luego de dos nevadas, en el camino hacia el centro poblado Kallapuma, en la provincia de Tarata (Tacna), solo se ven ichu y paja quemados por el frío. Durante el invierno, la temperatura promedio en las noches es de -5 °C. El pueblo se ubica a 4.266 metros sobre el nivel del mar y no tiene ningún servicio, salvo agua de pozo. La presencia del Estado se observa solo en el colegio público Horacio Zeballos. Y, salvo por las ferias para comprar y vender lana y víveres, que se realizan dos veces al mes, el resto de los días poco pasa en Kallapuma.

Hay postes de alumbrado público. Los vecinos dicen que están desde hace tres años. Pero en Kallapuma no hay electricidad. Así que los postes nunca se encienden. Tampoco llega la señal del teléfono. La escuela funciona con paneles solares (algunos de ellos financiados con ayuda de los mismos profesores).

Un hombre de 70 años se acerca a la plaza. Son las 11 a.m. y la temperatura es de apenas 1 °C. “Kamisaki” [“¿cómo estás?”], dice y extiende la mano. La mayoría del pueblo habla español y aimara. Unas nubes grises, cargadas, se mueven hacia la plaza. El viento arrecia. El hombre las mira y recuerda: “Ya he perdido seis alpacas”.
En Kallapuma hay una posta médica, pero permanece cerrada por falta de personal. “Está así desde el 2014, aproximadamente”, dicen algunas profesoras del colegio Horacio Zeballos. “Si hay una emergencia, tenemos que ir a Conchachiri, que queda a media hora en moto”, agregan.

Detrás de la posta vacía, hay un tambo que el Gobierno Central construyó hace pocos años. Incluso se instaló ahí un pararrayos porque en Kallapuma las tormentas son frecuentes. El tambo tampoco está abierto.

“La presencia del municipio distrital es casi inexistente. Hace una semana vinieron a traer ropa para el frío y las donaciones parecían una burla: medias a la altura del tobillo y bermudas para niños”, se quejan las maestras. “Acá hay muchas carencias, los niños vienen con casacas viejas, semicerradas con imperdibles”, añaden.

La posta médica de Kallapuma no funciona. Los postes de luz  que se levantan ahí no tienen suministro eléctrico. (Foto: Rolly Reyna/enviado especial)
La posta médica de Kallapuma no funciona. Los postes de luz que se levantan ahí no tienen suministro eléctrico. (Foto: Rolly Reyna/enviado especial)

—Algunas donaciones—
El último viernes, una treintena de vecinos de diferentes anexos llegaron temprano a Kallapuma. Les habían dicho que esa mañana les repartirían ropa y frazadas para el frío.

Martina Condori Flores, de 67 años, fue con sus dos hijas, una sobrina y dos nietos desde Coracorani (a 4.400 m.s.n.m.). “Nos dijeron que repartirían ayuda para los niños. Así que salimos a las 7 a.m. de la comunidad y habremos llegado a las 9 a.m. a pie”, cuentan. A falta de tambo, se sentaron a esperar en una esquina de la plaza. Todas vestían sandalias.

A las 11 a.m., cuando llegaron las camionetas con las donaciones de la organización adventista ADRA y la Fundación Wiese (chompas, chalinas, casacas, gorros y frazadas), Martina miró hacia Coracorani. “Ya tenemos que volver, ¡Mira!”, exclamó. A lo lejos se vía una cascada de granizo que amenazaba a sus animales. “Nuestra comunidad ha perdido 100 animales, principalmente alpacas. Las crías no resisten”, contó.

— “Siempre piden más cosas”—
El presidente regional de Tacna, Omar Jiménez, asegura que su gestión ha repartido la ayuda necesaria a las poblaciones vulnerables y que se han gestionado proyectos para la mejora genética de camélidos, así como la implementación de biohuertos y almacenes para el invierno. “Se ha atendido a los moradores, pero siempre piden más cosas. Reclaman, sobre todo presencia del Estado, que sí hay. Lo que sucede es que quieren que el colegio esté al lado de su casa”, dice.
Jiménez asegura que en Huaytire, Candarave (otra de las zonas más frías de Tacna, a 4.500 m.s.n.m.), los vecinos le han pedido televisores. “Les he dicho que no. Además, ya acabó el Mundial. Les estoy llevando calentadores”, añade. A Huaytire llegaron las vacunas contra la influenza recién el 7 de julio último.

Según las autoridades regionales, el año pasado murió un niño en Susapaya, Tarata, donde la temperatura desciende hasta los -13,9 °C. En lo que va del año, no se han registrado muertes en Tacna a causa del frío. Sin embargo, según el Sistema de Vigilancia Epidemiológica, se han incrementado los casos de enfermedades respiratorias en menores de 5 años, sobre todo en las provincias de Tarata y Candarave, declaradas en emergencia por el gobierno. De enero a inicios de julio, 46 niños se enfermaron de neumonía en Tacna.

-Cifras del Gobierno son dispares-
​Las cifras del Gobierno sobre muertes debido al frío son dispares. Según el último reporte del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional –que depende del sector Defensa y consolida información de las regiones–, nueve personas han muerto por bajas temperaturas en el Perú desde el 4 de abril hasta ayer.

No obstante, el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Ministerio de Salud (Minsa) ha registrado 820 muertes por neumonía, un mal agravado por el frío, desde enero hasta la segunda semana de julio (semana epidemiológica 27). El Comercio pidió al Minsa que precise cuántas personas han muerto a causa del frío, pero no hubo respuesta.

Contenido sugerido

Contenido GEC