Los habitantes del barrio de San José, en Tumbes, conviven con las aguas servidas. El sistema de alcantarillado continúa colapsado desde El Niño costero. (Foto: Johnny Aurazo)
Los habitantes del barrio de San José, en Tumbes, conviven con las aguas servidas. El sistema de alcantarillado continúa colapsado desde El Niño costero. (Foto: Johnny Aurazo)
Johnny Aurazo

Santos ha retornado a la quebrada Luey, en Tumbes. En marzo, las lluvias inundaron su precaria vivienda, por lo que tuvo que mudarse a otro asentamiento humano de la ciudad. Ahora que no llueve en la región fronteriza, quiere recuperar su casa, aun cuando esta se ubica en pleno cauce de la quebrada.

Ocho meses después de las inundaciones que causó El Niño costero, Santos no es la única persona que reside en esta zona de alto riesgo. Lo hacen también unas 200 familias que, de presentarse precipitaciones tan intensas como las del verano de este año, volverían a perder sus viviendas.

Y la alerta está encendida: el martes pasado, el Ejecutivo declaró el estado de emergencia en Tumbes y otras cinco regiones del país (Lambayeque, La Libertad, Áncash, Cajamarca e Ica) por el “peligro inminente” ante el actual período de lluvias.

—Por la reconstrucción—
Ninguna obra prevista por la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) se ejecuta en Tumbes, pese a que 700 viviendas quedaron inhabitables y se perdieron 1.200 hectáreas de cultivo tras el paso de El Niño costero.

La entidad había comprometido S/784 millones para la ejecución de obras de prevención, rehabilitación y reconstrucción de la infraestructura dañada en esta región. Este presupuesto incluía la ejecución de acciones de prevención por S/413 millones, como la descolmatación de los ríos Tumbes y Zarumilla.

El ex director ejecutivo de la ARCC Pablo de la Flor señaló en setiembre que la partida inicial destinada a Tumbes era de S/718 millones, pero luego esta se incrementó en un 8% debido a las necesidades de la región.

—El dilema de los ríos—
Para el gobernador regional de Tumbes, Ricardo Flores Dioses, descolmatar los ríos Tumbes y Zarumilla significaría “seguir botando dinero al agua y dejar a la región en la emergencia”.

“Lo que hemos exigido durante años es el dragado de los ríos [limpieza de rocas y sedimentos en el curso de agua para aumentar su profundidad] y no su descolmatación [limpieza del fondo del río donde se han depositado residuos sólidos]. Los gobiernos de turno han gastado millones limpiando el cauce, pero no han solucionado nada. Nos miran de manera displicente”, añadió Flores.

Ante esta situación, el gobernador regional reveló a El Comercio que interpondrá una acción de amparo para evitar la descolmatación propuesta por el Ejecutivo.

“Preferimos que no hagan nada a que nos sigan engañando. La naturaleza es muy parecida al cuerpo humano y los ríos son las venas. Cuando un río se colmata, es como cuando las venas se llenan de grasa y nos da colesterol. Tumbes está con colesterol desde hace años y requiere la limpieza de sus arterias, que en este caso son sus ríos y las quebradas”, concluyó.

Flores precisó que ha solicitado una reunión con el actual titular de la ARCC, Edgar Quispe, pero no ha tenido éxito. El Comercio pidió una entrevista con el coordinador de esta entidad en Tumbes, pero tampoco obtuvo respuesta.

El decano del Colegio de Ingenieros de Tumbes, César Aleman, coincidió con el gobernador Ricardo Flores y aseguró que su institución ha recomendado al Gobierno Central el dragado de los ríos Tumbes y Zarumilla y no la descolmatación. “Necesitamos extraer del fondo toda la sedimentación que se ha acumulado durante años y llevarla a otro lugar”, dijo.

El jefe de la Oficina de Gestión del Riesgo de Desastre del Gobierno Regional de Tumbes, José Morán, explicó que la descolmatación de los ríos solo permite la limpieza de sus aguas y el traslado de la sedimentación a la ribera, por lo que esta medida no sería la más adecuada para la prevención.

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