Keiko Fujimori y su padre, Alberto Fujimori, intercambiaron cartas públicas la semana pasada. (Foto: El Comercio)
Keiko Fujimori y su padre, Alberto Fujimori, intercambiaron cartas públicas la semana pasada. (Foto: El Comercio)
Ariana Lira Delcore

Desde la caída del régimen de en el 2000, el fujimorismo ha atravesado más de una tormenta, incluida la que vive hoy. A menos de cuatro años de que esta agrupación obtuviera 73 escaños en el hemiciclo, , heredera política indiscutible del legado de su padre, tiene 8% de aprobación, según El Comercio-Ipsos.

Luego de la ruptura que se produjo tras la salida intempestiva de Kenji Fujimori de (FP) –que profundizó la división del movimiento fujimorista entre ‘kenjistas’ y ‘keikistas’–, las fichas del tablero empiezan a reacomodarse con miras a los próximos procesos electorales. Mientras tanto, en las cartas escritas de puño y letra desde los penales abundan referencias a la “unidad”, “nuevos comienzos” y “renovación”.

—Juego de tronos—

Para entender la crisis que atraviesa el fujimorismo, al desprestigio de FP y al encarcelamiento de Keiko hay que sumar la dificultad que tiene Kenji Fujimori para tener un papel en el proceso electoral del 2020.

Sin un partido con inscripción vigente en el Registro de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones, el menor de los Fujimori tenía dos opciones con miras a esta elección: pactar con una organización que cuente con inscripción vigente o volver a FP.

En el primer escenario, fuentes de este Diario informaron que una opción habría sido ir con Avanza País, partido con el que el excongresista fujimorista Julio Gagó se lanzó a la Alcaldía de Lima en el 2018.

Sin embargo, otras dos fuentes del entorno de Kenji descartaron que el exparlamentario fuera a participar en el proceso electoral de enero próximo, y señalaron que, más bien, su plan actual consiste en recolectar afiliados con miras a las elecciones generales del 2021.

La segunda opción –volver a FP– es aún más improbable. Las mismas fuentes indicaron a este Diario que el benjamín de los Fujimori no tiene intención alguna de hacer las paces con su hermana.

El pasado 16 de octubre, Kenji dedicó duras palabras contra el movimiento que lidera su hermana. En su nueva página web, publicó una reflexión en la que acusa a la mayoría parlamentaria –integrada principalmente por FP– de haber procedido con la elección de los miembros del Tribunal Constitucional (TC) con una premura “que pareció relacionada con la urgencia de blindajes en el Caso Odebrecht”.

Además, responsabilizó a su anterior bancada de la decisión del presidente Martín Vizcarra de disolver el Congreso el 30 de setiembre.

“Su acto imprudente [de llevar a cabo la elección de los magistrados del TC] fue el pretexto para disolver el Congreso. Pero la agresión a la democracia comenzó mucho antes con la decisión política de Fuerza Popular y sus aliados de insistir en la vacancia de la Presidencia de la República. Con ello abrió la caja de Pandora de todos los males que han atormentado al Perú desde entonces”, se lee en el texto.

Kenji Fujimori ratificó su alejamiento aparentemente definitivo del partido naranja: “Renuncié a Fuerza Popular en marzo del 2018 precisamente por las razones que expongo en esta carta, y no volveré”.

La única posibilidad de conseguir que Kenji regrese a Fuerza Popular sería si lo designan su líder, según indicaron estas fuentes. Este sería, además, el escenario preferido por Alberto Fujimori, quien señaló en su última misiva que se necesita de una renovación “en todo sentido”.

Después de todo –como señala el politólogo Carlos Meléndez–, el núcleo duro del fujimorismo bordea el 10% de la población, por lo que un eventual liderazgo de Kenji Fujimori podría lograr el resurgimiento del movimiento. De ahí el particular interés del patriarca en lograr la reconciliación de sus hijos.

—“Volver a empezar”—

Dado que el acercamiento de Fuerza Popular con un sector de la comunidad evangélica –que habría tenido como fin captar un voto conservador– pareciera no haber tenido los resultados esperados, el partido naranja viene buscando nuevas estrategias con fines electorales.

El último sondeo de El Comercio-Ipsos muestra que, tras la disolución del Congreso, Fuerza Popular solo tiene 8% de intención de voto. Para evitar correr riesgos y superar la valla sin problemas, el partido barajaría una estrategia de supervivencia que consistiría en incorporar a rostros de la vieja guardia fujimorista. Como se señaló en un informe de este Diario, las marcas partidarias y los rostros conocidos en las listas son claves para generar arrastre en la cifra repartidora. Pero no todas las viejas caras tendrían intención de integrar la lista. Menos aun cuando en el 2015 fueron relegadas por la lideresa en aras de una renovación del fujimorismo. Por el momento, los excongresistas Luisa María Cuculiza y Alejandro Aguinaga han descartado su participación. Martha Chávez, Carmen Lozada y Martha Moyano (actualmente regidora municipal por FP) están voceadas para ser candidatas de la lista ‘keikista’.

Para FP, una manera de “jalar” a los fujimoristas antiguos consistiría en aliarse nuevamente con el bloque ‘kenjista’. En las últimas semanas, miembros del partido naranja habrían dejado atrás la implacabilidad con la que desplazaron a los ‘avengers’ y la posibilidad de volver a abrirles las puertas al partido ha empezado a deslizarse solapadamente. Karina Beteta, por ejemplo, sostuvo esta semana en Canal N que ella “no veta a nadie” en referencia a una eventual candidatura de Kenji por FP. ¿Será ese el nuevo comienzo al que se refieren Keiko y Alberto Fujimori?