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Enrique Castillo: “El gobierno de Dina Boluarte es el único en muchísimos años que no ha tenido oposición”

Enrique Castillo: “El gobierno de Dina Boluarte es el único en muchísimos años que no ha tenido oposición”

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El analista político Enrique Castillo consideró que el desgaste que sufre la presidenta “se lo debe a ella y se lo ha ganado en base a sus propias acciones”. Agregó que la jefa de Estado prefirió vivencias relacionadas “al lujo y al glamour y descuidó la tarea de gobernar” en dos aspectos fundamentales: la seguridad ciudadana y el equilibrio económico.

— ¿Es el Gabinete de el que requiere el Perú para una transición ordenada de cara al 2026?

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Héctor Villalobos

Yo creo que van a haber más cambios ministeriales de acá al 2026, porque este Gabinete Ministerial no ha sido pensado para una transición. Si hubiera sido pensado para una transición y para un proceso electoral transparente, abierto y que garantice la independencia y la imparcialidad, tendría que haber sido integrado por gente que no tuviera una relación muy cercana con partidos políticos que van a competir o con gente que tuviera la autoridad suficiente como para no generar en el último año un dispendio de recursos públicos con fines electorales. No tenemos eso claramente.

Esta decisión de reducir el IGV dos puntos para dárselo a los gobiernos municipales denota que hay una intención de darle dinero a quienes no lo pueden gastar, pero sí a quienes puedan hacer una serie de “obras” que tengan fines electorales. Entonces, no creo que este sea un Gabinete Ministerial para la transición, no creo que sea un Gabinete Ministerial para la imparcialidad en el proceso electoral.

— Arana fue al Congreso sin realizar cambios en el Gabinete, prácticamente la totalidad de sus integrantes son una herencia de Gustavo Adrianzén, quien estuvo al borde de la censura...

Seguramente, vamos a ver algunos cambios más en este Gabinete a lo largo de este periodo, no solamente por lo que estamos hablando, sino porque el gobierno nos está acostumbrando a una serie de problemas y escándalos que generan justamente los cambios ministeriales. [...] Los gabinetes que ha tenido Dina Boluarte no han sido gabinetes para el gobierno o para la gestión del Estado, han sido gabinetes para Dina Boluarte, gabinetes que le han garantizado a ella lo que ella ha considerado actuaciones leales. Ninguno de los primeros ministros que han estado ahí ha tenido la capacidad como para negociar, en el buen sentido de la palabra, con la presidenta los nombramientos.

— Con el respaldo de Fuerza Popular, APP, Acción Popular y otras bancadas, el Gabinete de Arana obtuvo el voto de confianza. ¿Qué señal es la que envía este sector del Congreso?

Es el resultado de una colaboración y soporte permanente entre el Congreso y el Ejecutivo. Son las mismas bancadas que siempre le han dado sus votos al gobierno. Si miramos los números, tiene exactamente o casi la misma proporción que han tenido los dos primeros ministros anteriores [Adrianzén y Otárola]. Es decir, esas bancadas-Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, incluso algunos de Perú Libre, Somos Perú, Avanza País- siempre le han dado el respaldo al gobierno con la idea, al menos en su discurso, de que el país debería tener cierta estabilidad. No obstante, esto no es otra cosa que el beneficio mutuo de quedarse hasta el 2026 sin sobresaltos.

— La aprobación de Dina Boluarte está en 3%, de acuerdo con la última encuesta de Datum. Esta cifra podría ser menor si se tiene en cuenta el error estadístico. ¿Cómo llega la presidenta a su último año de mandato?

La presidenta llega con lo que es su techo en las encuestas, que es de aproximadamente de 5%. No tiene más. En cambio, el piso sí puede seguir bajando. Llega sumamente debilitada porque ha tenido un desgaste excepcional con relación a otros gobiernos y a otros presidentes. Dina Boluarte ha tenido el gran problema de autoinflingirse una serie de daños relacionados con hechos que le han involucrado directamente a ella y que han significado, además, que ella dé una serie de versiones contradictorias, en muchos casos alejadas de la verdad y, en otros, desmentidas por los propios protagonistas. Entonces, se trata de una persona que no ha necesitado de una oposición beligerante para llegar a ese 3%. El desgaste que tiene se lo debe solo a ella y se lo ha ganado en base a sus propias acciones y dichos.

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— En una carta notarial, el cirujano plástico Mario Cabani contó que la presidenta Boluarte estuvo internada el día en que firmó una resolución suprema. También la exhorta a reconocer que su operación fue estética y a cesar con presuntos actos de hostigamiento. ¿Hasta dónde puede escalar este caso? ¿Deja abierta la puerta de la vacancia?

Las peleas con varios de sus cercanos colaboradores son una constante en el gobierno de Dina Boluarte. Gran parte de los temas pendientes ante la justicia que tiene Dina Boluarte tienen que ver justamente con esas peleas y esas disputas, como el caso Otárola, del cual, según ella, salió todo el tema de los Rolex y otros, incluso el tema de la operación. Ahora está el caso Cavani. En realidad, el doctor Cavani, según parece, no entrega esta carta solamente con una intención de reclamo, sino con una intención de buscar defenderse del acoso aparente y supuesto de la Presidencia. Entonces, esto no solo es una venganza de Cavani, sino también una forma de buscar protección. Esto sí es un tema que la pone a ella en una dificultad muy grave y que sería motivo de una vacancia si no tuviera a un Congreso que le perdona todo para poder quedarse hasta el 2026.

— Durante la administración de Boluarte se debilitó la ley de crimen organizado, también la de colaboración eficaz y se ha visto un avance de las redes criminales, especialmente en la minería ilegal. ¿A su juicio, cuál es el legado que deja la primera presidenta mujer del país?

No podemos hablar de legado. Este gobierno no ha hecho ninguna gran obra; no tiene un proyecto realmente importante; no ha planteado ninguna reforma trascendente; no hay ninguna visión. Esta administración solo ha buscado sortear los obstáculos para tratar de llegar al 2026.

Este gobierno será recordado por un 3% de la población como el gobierno que “estabilizó” la situación política; y por casi la totalidad del país como el gobierno de la primera mujer con el récord histórico de desaprobación; por el aumento de la criminalidad; la sumisión al Congreso; y por los excesos y escándalos de todo tipo generados por la propia presidenta y desde varios sectores del gobierno, como el Midis, por ejemplo. sin oposición alguna.

Dina Boluarte no tuvo claro que estaba realmente en un gobierno de transición y que lo único que tenía que hacer bien eran dos cosas: luchar contra la delincuencia y estabilizar la economía. Con esas dos cosas ella hubiera tenido un legado que dejar. Sin embargo, prefirió otro tipo de vivencias relacionadas con la frivolidad y el glamour de los viajes, por ejemplo, y descuidó la tarea de gobernar y liderar eficazmente a un gabinete que debió ser eficiente en esos dos temas. Lo principal para el ciudadano es que no se gestionó eficazmente el manejo de la lucha contra la delincuencia en todos los frentes: el policial, el de inteligencia, y fundamentalmente el legal. Se ha dejado que el Congreso dé normas que han sido un [obstáculo] para la lucha contra la delincuencia y la corrupción.

“Boluarte prefirió vivencias relacionales al lujo y glamour y descuidó la tarea de gobernar”, afirmó Enrique Castillo (Foto: Antonio Melgarejo | El Comercio)
“Boluarte prefirió vivencias relacionales al lujo y glamour y descuidó la tarea de gobernar”, afirmó Enrique Castillo (Foto: Antonio Melgarejo | El Comercio)

— ¿Y cuál es la cuota de responsabilidad del Congreso en esta crisis que parece no tener fin? La cuota del Congreso es enorme, porque si Dina Boluarte ha podido hacer todo lo que ha hecho y ha podido decir todo lo que ha dicho, es porque el Congreso se lo ha permitido. Una gran parte de estos hechos sí debieron motivar un control político de parte del Congreso y el Congreso las ha pasado por alto, no solamente el tema de los relojes, el cofre u otros temas que algunos podrían decir que son anécdotas o hechos minúsculos. Estamos viendo cómo la operación de la presidenta, que muchos decían que era un tema menor, se está convirtiendo en un tema que genera una serie de posibilidades de acusaciones constitucionales.

Entonces, el Congreso, en su afán de manejar su propia agenda, de no tener a un Ejecutivo que los moleste, de manejar una relación en la cual el Congreso era la parte dominante y el Ejecutivo la parte dominada, le han permitido a la presidenta toda una serie de acciones, que han hecho que Dina Boluarte se vea ante el país no solo como una presidenta con poca eficacia y eficiencia, sino con mucho de lo que significa la frivolidad.

— Por ejemplo, una de las bancadas aún no ha marcado distancia de Boluarte es APP. ¿Este rol oficialista que ha asumido el acuñismo le pasará factura en las elecciones de 2026?

Es muy probable que tengan un problema aquellas bancadas que han generado esta sensación de oficialismo. Estamos hablando de Somos Perú, de Fuerza Popular, y en algunos casos de bancadas más pequeñas como Avanza País o Renovación Popular. En el caso de Alianza para el Progreso, existe una cercanía bastante fuerte. No es una alianza política, pero de alguna manera Alianza para el Progreso se ha convertido en la cantera de funcionarios del gobierno.

También es verdad que existe en las regiones un fuerte clientelismo por parte de agrupaciones políticas que basan su relación con el electorado en el manejo de ese clientelismo y de un populismo marcado. Entonces, bolsones electorales va a haber para todas estas bancadas. Pero sí creo que habrá de todas maneras en la campaña electoral muchos elementos que van a tener los protagonistas y candidatos para tratar de debilitar a estas bancadas, y en especial a Alianza para el Progreso y Fuerza Popular.

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— ¿Y en el caso de Fuerza Popular? El fujimorismo con PPK fue inflexible, pero a Boluarte la han sostenido.

En el caso de Fuerza Popular, como en el caso de Alianza para el Progreso, la posibilidad de manejar el Congreso de la República y con ello toda una agenda legislativa ha generado que en contraprestación se haya producido esta relación tan generosa con el Ejecutivo y sobre todo con Dina Boluarte. Esto, definitivamente, ha generado la posibilidad de que Dina Boluarte no tenga una oposición fuerte, ni siquiera una oposición. El gobierno de Dina Boluarte es el único en muchísimos años que no ha tenido oposición. Existe la acción de algunos congresistas, de algunos políticos que salen en los medios o que a través de Twitter o X lanzan algún tipo de mensaje o en entrevistas. Pero orgánicamente no ha tenido jamás una oposición en ninguno de los dos extremos.

[...] Por tanto, esas bancadas, y con mayor fuerza en el caso de Fuerza Popular, porque es la bancada dominante en el Congreso, han generado esta sensación y esta percepción de una sociedad con el gobierno. Tan es así que en las encuestas Fuerza Popular aparece como la bancada y el partido más cercano al gobierno. La narrativa de que Keiko Fujimori es la jefa de Dina Boluarte o que Keiko Fujimori le dicta la plana a Dina Boluarte es una narrativa que ha tomado bastante espacio en la población y de alguna manera se ha diseminado para algunos con justa razón.

— Keiko Fujimori ha dejado abierta la posibilidad de ceder la candidatura presidencial a otra figura de Fuerza Popular o a otro líder, en caso concreten una alianza electoral con otro partido. ¿Es momento que Fuerza Popular tenga un candidato sin el apellido Fujimori?

Es una disyuntiva muy difícil porque no existe un candidato o una candidata capaz de poder suplir el apellido Fujimori dentro del fujimorismo. No existe, no tienen, y en este momento ya no pueden importar un candidato. Sin embargo, también es verdad que la candidatura de Keiko Fujimori representa de cierto modo una desventaja para el fujimorismo. Entonces, es una disyuntiva bien difícil. Si ella no fuera candidata, por un lado, permitiría la posibilidad de alianzas que pudieran abrirle un espectro un poco más grande en el electorado. Pero también es verdad que la posibilidad del manejo electoral para tener una bancada gruesa, por ejemplo, se le hace más difícil al no ser ella la locomotora. Entonces, es una disyuntiva difícil.

— Son 43 los partidos políticos que están habilitados para participar en las elecciones generales de 2026. ¿Qué escenario le espera al país ante esta dispersión? ¿Puede ser peor que el 2021?

Puede ser peor que en el 2021. El descrédito de las bancadas en este momento en el Congreso es también el descrédito de las candidaturas de sus partidos, es decir, el descrédito de todos ellos es grande. Es cierto que los símbolos a veces tienen más fuerza que los rostros de los personajes, y por eso Acción Popular tiene una alta intención de voto en lo que se refiere a partidos políticos en las encuestas. Pero también existe posibilidad de alianzas pequeñas o de un manejo mucho más desinstitucionalizado de las relaciones políticas en las candidaturas. Casos como Añaños, Hernando de Soto y un probable caso de Carlos Álvarez nos hacen ver cuán informales y débiles son ese tipo de relaciones políticas entre los llamados partidos de hoy, que no son otra cosa que vientres de alquiler o cascarones.

Sí nos va a llevar a una situación más difícil porque tendremos una lucha de candidaturas que nos llevarán a resultados muy poco legítimos en términos institucionales. También tendremos un Congreso nuevamente fragmentado por varias candidaturas que apenas pasarán la valla electoral, con tres, cuatro, cinco miembros. Y tendremos a un Congreso que buscará someter a quien sea presidente, y esa fragmentación nos llevará a extrañas coincidencias o negociaciones políticas.

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— Este Congreso ha tenido más de una decena de “mochasueldos”, a Los Niños, a un congresista destituido tras ser acusado por violación y ahora una presunta red de proxenetismo. ¿Es el peor Parlamento del unicameralismo?

Sin duda alguna es el peor Congreso. Es, además, el Congreso que ha tenido la peor producción de leyes; no hablo de cantidades ni de algunas leyes que han sido buenas, pero en proporción ha tenido la peor producción legislativa comparado con otros congresos en tan poco tiempo. Además, se ha visto a bancadas y congresistas defender intereses particulares o de grupo, y en muchos casos defender intereses de sectores informales y hasta ilegales.

[...] Y el problema es que las leyes malas o las leyes que en muchos casos atentan contra la institucionalidad, contra el civismo, los intereses del país han tenido las más altas votaciones. Con lo cual, lo que se ha visto es una coincidencia de las bancadas en defender sus intereses y los intereses de sus grupos en lugar de defender los intereses del país.

— Con el pasar de los años existe un deterioro de la representación parlamentaria. ¿Qué se puede hacer para que no se elija a un Congreso como el actual?

El primer paso es el filtro que deben tener los partidos políticos o las alianzas electorales al momento de elegir a sus candidatos. Ahí, entonces, lo que hay que buscar es que se eliminen las negociaciones y las cuotas políticas y la venta de los puestos que se hace en las listas de candidatos al Parlamento. Por eso creo que las alianzas sí son buenas, porque van a obligar a los partidos a sus mejores cuadros. El segundo filtro la deben hacer los jurados electorales especiales y el JNE. Ahí hay que poner mucho ojo a los antecedentes judiciales y policiales y a las condenadas de cada uno de los candidatos. Y el tercer filtro son las tachas y el cuarto filtro, el final, es el electorado.

— La JNJ ha dispuesto el regreso de Patricia Benavides al Ministerio Público. ¿Qué impacto puede tener esta medida?

El Ministerio Público se debate desde hace mucho tiempo en un conflicto interno muy grande, pero que lamentablemente termina siendo un conflicto político. Han caído fiscales, han subido otros, han vuelto a caer, han vuelto a subir. La ciudadanía ve con mucha pena y mucho malestar que una entidad que debía estar dedicada a la lucha contra la delincuencia esté dedicada a peleas internas entre facciones que están disputándose el poder al interior de la Fiscalía de la Nación. Esto lo que hace es darle la razón a quienes señalan que la Fiscalía de la Nación debería sumirse en una profunda reestructuración. El tema es quién lo hace, quién hace su reestructuración. Entonces, vamos a ver por algún tiempo más estas disputas donde la Junta de Fiscales Supremos o los mismos fiscales, lamentablemente están en un bando o en el otro.

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