La magistrada Marianella Ledesma ocupa ahora el sillón principal en el ente de control de la Constitución. (Foto: Alonso Chero/GEC)
La magistrada Marianella Ledesma ocupa ahora el sillón principal en el ente de control de la Constitución. (Foto: Alonso Chero/GEC)
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Antes de entrevistarla, nos cuenta de lo bien que se lleva con sus pares del a pesar de sus notorias discrepancias en casos candentes. Acaba de lanzarles un reto al anunciar su voluntad de transmitir las deliberaciones de casos ‘emblemáticos’, aunque no le gusta la palabra.

—¿Una mujer puede fijar un rumbo nuevo al TC?

Voy a dar un impulso más a lo social. Por ejemplo, me voy a preocupar de los hábeas corpus vinculados no solo con las libertades, sino con las condiciones carcelarias.

—¿Es la preocupación social de una persona de izquierda? Suele recordar a su padre, el líder de izquierda, Genaro Ledesma.

Me califico como una persona que tiene un gran compromiso social. Estamos para trabajar por un mundo mejor; esa es mi lógica que no me contó mi papá, sino que lo aprendí, mayormente, en mi experiencia en San Marcos, donde convergen todas las sangres y todas las razas.

—Por esta posición, ¿se siente solitaria en el TC?

He tenido posiciones bastante solitarias, he ido contra la corriente [...], como por ejemplo en el tema de la contraloría. Si bien se le ha dado la facultad sancionadora, 15 mil causas se han cerrado.

—En un caso sobre la aplicación de beneficios tributarios a la UPC, qué bueno que se preocupe por el erario público. Pero en su voto singular cuestionó la ética de sus colegas. ¿No se le fue la mano como se les fue la mano a ellos al pretender sancionarla?

Sí, lo que pasa es que detrás de ese fallo hubo internamente algunos cuestionamientos, por eso esa intensidad en el voto. No voy a decir más, por un secreto interno. Pero los magistrados saben por qué tuve esa reacción.



"Nosotros no somos una cuarta instancia. Somos nada más un ente de control".

—Como se dice, fue intensa.

Sí, exactamente. Pero eso respondió a una coyuntura que se dio en el tribunal.

Marianella Ledesma. (Foto: Alonso Chero)
Marianella Ledesma. (Foto: Alonso Chero)
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—Usted iba a dar su voto para que Eloy Espinosa presidiera el TC, pero otro bloque le planteó que fuera presidenta. ¿Con qué argumentos la convencieron de cambiar de opinión?

Eloy fue propuesto por el magistrado Carlos Ramos y el magistrado Ferrero fue propuesto por el magistrado Blume. El magistrado Blume dijo: “A ver, magistrado Eloy, ¿acepta la propuesta?”. Eloy dijo: “Sí, tengo todos los méritos, quiero ser candidato”. Y Blume le pregunta al magistrado Ferrero: “¿Usted acepta ser candidato?”. Y Ferrero dijo: “La verdad, no quiero ser candidato”. Yo creí que estaba haciendo una broma porque es bastante bromista. Dijo: “Yo propongo que Marianella sea la candidata porque es necesario que el tribunal cambie de rostro, porque tenemos que ser un tribunal de avanzada, ni la Corte Suprema ha tenido una presidenta mujer, nosotros vamos a superarla; porque ella es sanmarquina como yo y los dos tenemos un sentimiento social”. Yo estaba entre el doctor Eloy, que le había ofrecido [mi voto], y el magistrado Ferrero, que había cambiado la historia. Al final, decidí aceptar la propuesta porque yo tengo el deber moral siendo la única mujer. Al final, terminamos teniendo cuatro votos contra tres que tenía Eloy. Y en la segunda vuelta se repitió la misma votación.

¿Y no le parece contradictorio que usted haya sido elegida por un bloque que a lo largo de estos años ha sido contrario a sus posiciones ideológicas? Incluso el doctor Blume propuso que la sacaran del TC.

No hemos cambiado en nada nuestra mirada de la vida y nuestro compromiso de vida, para nada; pero siempre he tenido muy buena relación con el doctor Ferrero, con el doctor José Luis Sardón; siempre nos hemos abrazado por más que pensemos diferente. Y, más bien, esa situación de pensar diferente y ser coherente es lo que ha generado el respeto de este grupo.

—¿No le parece mal que magistrados expresen posiciones ideológicas?



"No considero que (José Luis Sardón) debiera haberse inhibido. Pero pudo informarnos".

Todos en el tribunal tienen una ideología que se construye a partir de su experiencia de vida. El problema es que esa mirada no es la que debe acompañar a la decisión del caso. A la decisión del caso deben aplicarse las reglas básicas que señala la Constitución al caso en concreto.

En casos polémicos, la ideología puede rozar con antipatías políticas. En una entrevista con César Hildebrandt, usted dijo que era adversaria del fujimorismo.

Cuando se hizo la pregunta, el grupo mayoritario fujimorista nos quería retirar del TC tanto a Eloy como a mí. Ellos nos consideraban adversos. Yo no. Siempre he actuado con independencia en mis fallos y puedo poner mis decisiones para que las revisen. Pongo un ejemplo, en el Caso [Ollanta] Humala, se decía que como llegué al tribunal con sus votos iba a ser proclive. ¡No! Voté en contra y en la misma forma y en la misma intensidad que en el caso de .

—Y así como otros puedan percibirla como adversa, ¿también le pasa a José Luis Sardón? ¿Debió inhibirse en el Caso Fujimori ante las noticias de que su cuñado figura como presunto aportante falso y por su relación con la asociación Reflexión Democrática, que apoyaba a candidatos?

Como usted bien dice, una cosa es la percepción, pero cada uno tiene su propia conciencia y argumenta su decisión. [...] No considero que debiera haberse inhibido, pero pudo informarnos sobre su relación con ese instituto.

—No solo la política está judicializada, también la economía. Tiene casos que involucran centenas de millones. ¿Tiene alguna estrategia para abordarlos con celeridad y equilibrio?

Sí, un tema es que se requieran decisiones prontas, celeridad; pero la otra variable es que esas decisiones sean objetivas, que no se haga una interpretación entre comillas, muy sofisticada para apartarnos de lo que de repente debería haber sido la decisión.

—Sobre la demanda competencial, hay preocupación ciudadana por un fallo que vuelva las cosas a fojas cero. Un criterio es no alterar la estabilidad del país, ¿no?

Por supuesto que sí, esa es labor del tribunal: velar por que las instituciones trabajen dentro de sus competencias y atribuciones en armonía. Hemos dicho que lo que diga el tribunal va a regir de acá hacia el futuro. Una de las cosas [que pedía] la medida cautelar era que se suspendan las elecciones. Hemos dicho eso no va.

—En este tipo de demandas, ¿puede resultar que el mandatario sea procesado y llevarlo a un juicio político (destitución)?

Constitucionalmente, es una posibilidad de todo funcionario, no solo de un mandatario. Hasta un miembro del TC puede ser perfectamente enjuiciado por infracción a la Constitución.

—Ha propuesto que sean públicos los debates en el pleno. ¿Qué tan factible es su propuesta?

Estamos analizando temas de interés general que van a afectar a todo el Estado y a los ciudadanos. Por lo tanto, esos debates, esas ponencias que se planteen y los argumentos que se den en el debate, no pueden vivir bajo la reserva. El Tribunal Supremo Federal de Brasil emite sus decisiones televisadas. Nosotros tenemos un modelo unicameral [del Congreso], que hace que la ley termine en ese único debate. El debate continúa en el tribunal porque hacemos casi de un Senado al controlar la constitucionalidad de la norma, pero bajo cuatro paredes.

—No solo hacen de Senado, sino de cuarta instancia del PJ. ¿Qué hacer para que seamos menos contenciosos y que los abogados no tomen al TC por una instancia más? ¿Qué hacer para aliviar su carga de siete mil casos pendientes?

Lamentablemente, hay una cultura no informada, que genera expectativa o esperanza en los litigantes al decirle que acá [en el TC] puede haber una solución. Nosotros no somos una cuarta instancia. Somos nada más un ente de control.

—Muchos abogados no tienen esto claro.

Es un costo que lo asume el Estado, y es perverso porque se está haciendo un abuso de los procesos constitucionales y prueba de ello es que el 85% están archivados. Pensamos en algunos casos plantear precedentes que limiten ingresar al tribunal.

—¿Piensa en alguna reforma para plantear al Congreso?

Hemos conversado con varios magistrados que el plazo para ser magistrado es muy corto, son cinco años. El promedio en la región es de 10 a 11 años. Nosotros creemos que debe ser nueve años. También tener la posibilidad de magistrados suplentes que puedan reemplazarnos de manera urgente. [...] Somos un país pluricultural, pluriétnico y los grupos de las comunidades andinas deberían tener también una representación.

—Hay temas muy controversiales entre liberales y conservadores, sobre derechos sexuales y reproductivos. Van a llegar.

Ya están. Ahí sí creo que será más intensa la discusión. El tema de los animales es sensible, el tema de la píldora [del día siguiente], de las esterilizaciones, del matrimonio igualitario. [...] Soy partidaria de la transparencia total en la administración pública y si esas sesiones pueden ser públicas, formarán parte del debate nacional que todos debemos promover.

—¿Hay algún caso de matrimonio igualitario próximo?

Tenemos el Caso Ugarteche, que más o menos está orientado en esa línea. Ya hay un ponente, el doctor Carlos Ramos.



"No soy antinada, no soy antifujimorista; esa chapa me la han puesto".

—El JNE ha excluido a muchos candidatos y ya hay una medida cautelar a favor de uno, a pesar de que la Constitución dice que los fallos del JNE no admiten recursos.

Este caso nos permite visibilizar una debilidad en los procesos constitucionales en los temas electorales. Si un candidato considerara que se ha vulnerado su derecho a la participación política, tendría que empezar un largo proceso de amparo que llegaría hasta acá y mientras tanto ya se acabó el período electoral. Hemos hablado con varios magistrados [sobre] la posibilidad de que desde la primera instancia pudiera llegar vía un salto hacia el TC por un tema de urgencia. Estamos trabajando en ese caso. Sí lo tenemos, no de estas elecciones, sino de otra.

—¿Qué opina sobre los cuestionamientos a los recién elegidos en la Junta Nacional de Justicia?

Sobre eso no podría opinar. El doctor Blume, como miembro de la junta, por su calidad de presidente, ha participado. Yo recién el lunes [mañana] me involucraré en el tema. Indagaré, porque no tengo mayor conocimiento de cómo se llevó el procedimiento ni bajo qué condiciones se ha hecho esa elección.

—¿El término ‘caso emblemático’ la conflictúa?

Al contrario, me agrada, pero no debe ser por la persona, sino por la materia. Dentro de una lógica purista, lo emblemático debiera ser el aporte constitucional del debate.

—Hay quienes tuvieron la posibilidad de que su caso se viera más rápido, como los Humala.

Por eso digo que no debe ser la persona, sino la materia. Todos los ciudadano esperan.

—¿Es antifujimorista?

No soy antinada, no soy antifujimorista, esa chapa me la han puesto. Los fujimoristas me perciben así. Vivo tranquila, libre, feliz. Sin mayores problemas de odio o de antiodio.

—¿Considera que el nuevo Congreso tenga que acelerar la elección de los miembros del TC?

Hay que tener en cuenta que existe un proyecto de ley que ha presentado el Ejecutivo para que se considere la forma de elegir donde se planteaba que la elección sea por concurso abierto, donde cualquier ciudadano que crea que tenga méritos pueda postular. Es la primera tarea del Congreso, zanjar cómo debe ser la elección de los magistrados. Lo ideal es que debe ser un concurso público.