Fernando Vivas

Ha perdido la libertad, pero es dueño de su desgracia, de sus huesos y de su pellejo, de elegir a sus defensores y a la lista de visitantes que mitiguen su soledad. ¿Por qué Pedro Castillo se flageló anunciando una huelga de hambre el lunes? Mi primera hipótesis no es rebuscada, basta leer el post que su dupla de abogados argentinos, Eugenio Zaffaroni y Guido Croxatto, difundieron ese mismo día: “Castillo se presenta ante este escenario sin abogados, es decir, que eligió correctamente el camino de no prestarse a la pantomima. Asume lo que se llama un ‘proceso de ruptura’, cuando no vale la pena defenderse ante supuestos jueces que ya tienen decidida la condena”.

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