"He presentado cuestión de confianza porque [una] política de Estado está en riesgo. El bienestar de los niños no se negocia", ha explicado Fernando Zavala. (Vídeo: El Comercio / Foto: Congreso)
"He presentado cuestión de confianza porque [una] política de Estado está en riesgo. El bienestar de los niños no se negocia", ha explicado Fernando Zavala. (Vídeo: El Comercio / Foto: Congreso)
Gino Alva Olivera

En este período parlamentario han llegado a la Comisión de Constitución dos proyectos de ley que proponen el retorno a un Congreso con dos cámaras, tal como había hasta 1992, antes de que Alberto Fujimori disolviera el Legislativo y –con la promulgación de una nueva Carta Magna en 1993– se estableciera la organización parlamentaria vigente.

Las iniciativas fueron presentadas en enero y agosto pasado por el oficialismo y el Partido Aprista, respectivamente. La primera plantea que el Parlamento esté conformado por una cámara de 130 diputados y un Senado de 30. La otra, que los diputados sean 130 y los senadores, 50.

Los proyectos coinciden en que el fin de reinstaurar el Senado es contar con una cámara “más reflexiva”, que pueda designar funcionarios como los directores del Banco Central de Reserva (BCR) del Perú y revisar los proyectos de ley, entre otras funciones. Hasta ahora, el único requisito extra para el Senado es etáreo: se propone que para candidatear se tenga al menos 35 años de edad. En cambio, para acceder a la Cámara de Diputados –cuya labor se enfoca en la creación de leyes– se pide una edad mínima de 25 años, tal como ocurre actualmente para postular al Congreso.

“Creo que el Senado contribuiría a que el Congreso tenga mayor prestigio y madurez, también mayor capacidad para corregir eventuales errores habituales en un Parlamento unicameral”, dijo a El Comercio el legislador aprista Jorge del Castillo.

También se ha propuesto que los senadores participen en elecciones de distrito electoral único. En otras palabras, que la competencia sea en el ámbito nacional, no de una sola región.

(El Comercio)
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— Factor K —

Para retornar a la bicameralidad debe modificarse el artículo 90 de la Constitución. Por tratarse de un cambio en la Carta Magna hay mayores exigencias para que proceda: 87 adhesiones (Fuerza Popular, mayoría en el Parlamento, tiene 71 votos) en dos legislaturas consecutivas. La otra vía es convocar un plebiscito, tal como ocurrió en 1993 para aprobar la Constitución.

Esta semana, Kenji Fujimori anunció que ha presentado a su bancada una iniciativa para el retorno al sistema bicameral. Una fuente de El Comercio reveló que hace unos meses, en una de las visitas a su padre, lo “convenció” de que era tiempo de regresar al sistema bicameral.

En el fujimorismo todavía no se ha discutido la propuesta. Tampoco hay una posición unitaria. Karina Beteta, por ejemplo, cree que la propuesta se debe a una “oligarquía que no quiere perder ese espacio [en el Parlamento]”. Su colega Rosa Bartra dijo que es partidaria de la unicameralidad, aunque apuntó que podría discutirse la vuelta a las dos cámaras si implica mejoras para el trabajo legislativo.

Además del Apra y Peruanos por el Kambio, Nuevo Perú y Alianza para el Progreso (APP) se han mostrado a favor de un retorno al Congreso de dos cámaras. Solo Acción Popular (AP) se ha mostrado en contra.

Yonhy Lescano, legislador de AP, señaló a este Diario que si bien le parece interesante la idea del retorno a un Parlamento bicameral, “sumarnos a esa iniciativa en este momento sería actuar como furgón de cola del fujimorismo y no somos eso”.

— Otras realidades —

En Sudamérica, solo el Perú y Ecuador tienen parlamentos unicamerales. El tercer ejemplo es Venezuela, pero su caso es más complejo: se rige por una Asamblea Nacional de 167 diputados, pero desde julio de este año tiene vigencia la Asamblea Nacional Constituyente de 545 integrantes.

Fernando Tuesta, profesor de Ciencia Política de la Universidad Católica, considera que “tenemos un Congreso subrepresentado que no tiene proporción con un electorado de 23 millones de habitantes”. Agregó que lo adecuado sería un Parlamento de 230 representantes. Los beneficios, comentó, serían: mayor control ciudadano, especialización de los parlamentarios y concentración en menos comisiones, y mayor representatividad.

Por ahora, el debate sigue abierto.

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