(Foto: Archivo El Comercio)
(Foto: Archivo El Comercio)

“Después de 26 años tenemos justicia”, dice con absoluta seguridad Vanessa Quiroga sobre la condena a cadena perpetua dictada ayer contra diez miembros de la cúpula de -entre ellos Abimael Guzmán- por el atentado perpetrado en la calle , en Miraflores, el 16 de julio de 1992.

Vanessa tenía solo 4 años cuando, junto a su madre, Gladys Carbajal, fue víctima del brutal ataque del grupo terrorista, que dejó un saldo mortal de 25 muertos y 155 heridos, así como numerosas edificaciones dañadas.

“Hoy, 26 años después, tenemos a los culpables de Tarata sentenciados a cadena perpetua. Hoy nuestros hijos son libres, viven en paz y están seguros. Estos miserables ya no les harán daño”, manifestó en diálogo con El Comercio sobre la sentencia dictada por el Colegiado “A” de la Sala Penal Nacional ayer en la Base Naval del Callao.

Afirmó, además, que continuará relatando su experiencia para evitar que estos hechos se repitan. “Se debe contar nuestra historia. Un joven informado es uno menos engañado”, sostuvo.

Miriam Sánchez, una de las víctimas del atentado perpetrado por Sendero Luminoso, admite que la condena a los terroristas es una pequeña alegría entre el dolor que ha causado el ataque. (Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio)
Miriam Sánchez, una de las víctimas del atentado perpetrado por Sendero Luminoso, admite que la condena a los terroristas es una pequeña alegría entre el dolor que ha causado el ataque. (Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio)

Miriam Sánchez, quien aquella fatídica noche cerraba su negocio de chalinas cuando ocurrió el atentado, comentó a este Diario que la condena dictada ayer contra los terroristas es una pequeña alegría que, lamentablemente, no puede disipar todo el sufrimiento que le han causado a ella y su familia las secuelas del suceso.

Años después del incidente, Sánchez sufrió un infarto cerebral por el que permaneció en coma durante 20 días. Ahora, exige que en las escuelas se enseñen los estragos que causó el terrorismo en el país.

“Hay que mostrar qué es la maldad y castigar a quienes la causan”, remarcó tras agregar que a ella le aseguraron que las víctimas serían reconocidas, pero que esta ayuda no se le ha extendido. “Me dijeron que se nos reconocería, que habría apoyo, pero ya ve, de las palabras a los hechos hay una distancia. Mírenme ahora”, increpó.

Por su lado, Osvaldo Cava, quien perdió a su hermano Pedro, de 27 años, señaló que la sentencia contra Abimael Guzmán y su cúpula constituye “un formalismo judicial” pues, para él, la ciudadanía ya había castigado moralmente a los responsables del ataque.

“Todos los peruanos ya habíamos condenado a cadena perpetua a Abimael Guzmán y su cúpula desde un inicio. Las leyes son lentas, pero cumplen su cometido”, comentó a RPP.

Cava agregó que, a diferencia de los terroristas, las víctimas y los deudos no tienen una memoria de venganza ni de odio. “Somos un pueblo de paz”, ultimó.