La legisladora Lady Camones, de Alianza Para el Progreso, asumió el 26 de julio como presidenta del Congreso para el periodo 2022-2023. De esta forma, se convirtió en la sucesora de María del Carmen Alva, de quien fue vicepresidenta durante un año, y asumió la conducción de un poder del Estado con cerca del 80% de desaprobación ciudadana.
De acuerdo con la más reciente encuesta de Ipsos, el 79% de peruanos desaprueba la gestión del Congreso en julio, al cumplirse un año del actual Parlamento. En doce meses, este promedio pasó de 44% a esta cifra; mientras que su aprobación se redujo del 40% a a 14%.
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En tanto, María del Carmen Alva cerró su gestión como titular del Legislativo con 72% de desaprobación frente a un 16% de aprobación. La acciopopulista había iniciado comenzado con 37% en ambos aspectos. Como referencia, el presidente Pedro Castillo terminó su primer año de gobierno con 74% de desaprobación y 20% de aprobación, cifras similares, pero ligeramente mejores que las del Congreso.
¿Qué podría hacer Lady Camones para mejorar las cifras de aprobación del Legislativo y cuáles son sus principales retos? El Comercio le hizo estas preguntas a tres analistas sobre la nueva Mesa Directiva del Congreso, que en solo una semana vio la renuncia de su tercer vicepresidente por una sentencia de corrupción y un escándalo por un legislador acusado de violar a un trabajadora
¿Qué debe hacer la gestión de Camones para diferenciarse de la de Alva y mejorar la aprobación del Congreso?
Paolo Sosa, politólogo: “Lo más importante es dar un mensaje claro de interés en la agenda del país y no en priorizar intereses particulares. La ciudadanía se siente cada vez más lejana de lo que hacen los políticos, y eso se incrementa cuando ven que estos ‘pierden el tiempo’ conspirando y tramando estrategias para obtener más poder. El congreso puede retomar ese liderazgo sobre los temas urgentes, especialmente ante la inacción del gobierno”.
Katherine Zegarra, politóloga: “Es difícil que el presidente del Congreso genere un impacto tan grande como para que se genere un apoyo a la institución. En general, una buena gestión de Camones podría ser aprobada de manera diferente al Congreso. Sin embargo, puede generar un impacto positivo a la imagen del Congreso si esta se ve de manera unitaria. [...] Su trabajo sería de liderazgo, en el cual se vea unificado el Parlamento hacia un actuar más eficaz: generar un mejor control político, mejores leyes y el no blindaje a parlamentarios.”.
Pedro Tenorio, analista político: “Impulsar una agenda de trabajo donde se perciba una preocupación real por los problemas de la gente (seguridad ciudadana, empleo, salud, lucha anticorrupción) y no los intereses de la mayoría de partidos para aprobar leyes que la opinión pública percibe como privilegios o que solo interesan a los políticos de turno. Y que sea estricta sancionando ausencias y faltas éticas: hay que desterrar el “Otorongo no come otorongo”. ”
2. ¿Qué obstáculos tendrá la Mesa Directiva en esta meta y qué arriesga si no lo logra?
Paolo Sosa: “El principal obstáculo son sus colegas, cada quien más interesado en su propia agenda. Sin bancadas sólidas y sin liderazgos fuertes, prácticamente se tiene que negociar individualmente para llevar adelante una agenda sustantiva. El problema es que si no lo logra, pueden terminar todavía más cuestionados y esto abrir la puerta para que la ciudadanía demande soluciones autoritarias”.
Katherine Zegarra: “Es complicada una mayor aprobación si se siguen portando como lo hacen. Hay que dar un paso hacia atrás y ver cómo esto impacta al régimen democrático. [...] Si los peruanos le pierden la confianza, esto acabará en un escenario en el que los ciudadanos dejen de creer en el sentido de la existencia del Parlamento y sabemos que sin Congreso no hay democracia”.
Pedro Tenorio: “El principal obstáculo son los propios parlamentarios, que esperan que nada cambie porque “Así ha sido siempre y ahora nos toca a nosotros”. De no lograr esta meta perderá la posibilidad de recuperar terreno ante la opinión pública y de ser valorados positivamente por los electores. Crece la sensación en muchos de que “se puede vivir sin un Congreso” y eso es muy negativo para todos.”
3. En su primera semana y días de gestión, ¿la nueva Mesa Directiva ha dado señales de cambio o de continuidad?
Paolo Sosa: “Por lo que se va reportando, parece que hay más continuidad que cambio. No solo en los objetivos, sino también en las formas. Durante el último año se construyó una imagen del congreso en la que la Mesa Directiva tomaba decisiones discrecionalmente. Esa imagen parece no revertirse fácilmente”.
Katherine Zegarra: “De continuidad, claramente. Parte de las críticas a la mesa de Alva era por cómo el Congreso seguía siendo interpretado como un lugar donde otorongo no come otorongo. Lo que tenemos en estos momentos es lo mismo. Si el Congreso no actúa de manera inmediata para desaforar, por ejemplo, a un parlamentario que ha violado a una trabajadora, lo que vemos no es solo el continuismo, sino la degradación del actuar del Legislativo. Esto va más allá de los parlamentarios actuales, afecta cómo se observa la democracia”.
Pedro Tenorio: “Hasta el momento solo ha habido un cambio de nombres y de personas. No se percibe una agenda distinta a la que impulsó Alva y la Mesa Directiva que la acompañó. En el Congreso peruano impera desde hace décadas esa famosa frase de la novela El Gatopardo que dice: “Es preciso que todo cambie para que todo siga igual”. Así estamos.”
4. ¿La impopularidad del Congreso está necesariamente ligada a la del Gobierno o es posible un escenario donde uno tenga una aprobación mucho mayor al otro?
Paolo Sosa: “No están necesariamente conectadas. El mejor ejemplo es el del gobierno de Vizcarra, muy popular, frente a un congreso tan desprestigiado que pudo ser disuelto ante el aplauso de la mayoría de los ciudadanos. Es cierto que hay factores comunes que explican ambas evaluaciones a veces (como la percepción sobre la economía), pero mucho depende del tipo de liderazgo. Nuevamente, el desprestigio del Congreso viene de antes, pero se ha ido incrementando en los últimos años. La imagen es de una institución que opera a espaldas de la población e incluso en contra de los intereses nacionales. El punto más dramático fue la vacancia de Vizcarra, cuya popularidad colisionó con la poca legitimidad del Congreso.”
Katherine Zegarra: “Una gran pregunta es por qué un gobierno errático es más popular que el Congreso. Hay diferentes hipótesis. Una es que aun ante un Gobierno ineficaz, algunas cuestiones que pueden ser consideradas positivas por la ciudadanía son atribuidas a este. En cambio, al Congreso no. [...] Los parlamentarios representan y generan leyes, pero su actuar es inmaterial. Es más poderoso lo material en términos de valoración, en muchas ocasiones. Puede haber poderes más populares que otros. Cada institución puede tener valoraciones diferentes”.
Pedro Tenorio: “Como vemos en los últimos años, la desaprobación alcanza a toda la clase política: Ejecutivo y Congreso tienen tareas distintas pero se complementan en cuanto a procurar la buena marcha del Estado. Puede un poder ser más impopular que otro, pero el problema de fondo es la parálisis que se genera y que afecta a ciudadanos e instituciones de todo el país y , en particular, a los peruanos más pobres.”
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