Fernando Vivas

El lunes pasado, 13 de febrero, un grupo de la Asamblea Nacional de Gobernadores Regionales, encabezado por su líder Rohel Sánchez, de Arequipa, fueron a buscar a José Williams. La congresista Flor Pablo intercedió para que este los reciba. Los gobernadores querían decirle que, como requisito indispensable para que vuelva la paz a sus regiones, necesitan que el Congreso adelante las elecciones. Y querían que este les asegurara que iba a hacer todo lo que estuviera a su alcance. El general retirado, con una de esas muecas que no se sabe si es de excusa o de ‘no me jodan’ (la frase quedó registrada en un pleno); les dijo que no dependía de él sino de los demás.