Otárola sobre su labor: ¡No me pidan que ponga todo a debate!
Otárola sobre su labor: ¡No me pidan que ponga todo a debate!
Redacción EC

JORGE SALDAÑA RAMÍREZ ()

Fredy Otárola es ancashino de nacimiento y de profesión notario. No solo es un congresista de Gana Perú. También forma parte del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Nacionalista. Hasta el 26 de julio ejercerá la presidencia del Congreso. Hablamos con él sobre varios temas de la coyuntura nacional en su despacho del Parlamento, un día después de la clausura de la legislatura ampliada.

Usted, como presidente del Congreso, integrante de la bancada del partido de gobierno y miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Nacionalista, ¿qué opina sobre la pretensión de un sector del Congreso de regular el ejercicio periodístico?
He sido claro con discursos uniformes mucho tiempo atrás: ¿existen excesos en los medios de comunicación? Sí existen. Pero es mil veces preferible a que haya control del Estado. Yo estoy absolutamente convencido de que la única forma de regular la libertad de expresión es a través de la autorregulación sin intervención del Estado cuando no linde con lo penal. ¡Tampoco con el pretexto de la absoluta libertad de expresión podemos permitir la impunidad y el delito! Nos gustaría un Consejo de la Prensa más activo, más fortalecido, pero si va a haber control, tiene que ser a través de ellos.

Si se presenta algún proyecto de ley que pretenda regular a la prensa, ¿la bancada del Partido Nacionalista lo avalará?
Yo no conozco ese proyecto [de ley para regular la prensa]. Pero si colisiona con los principios que le estoy diciendo, definitivamente no lo respaldaríamos.

Por lo tanto, ¿descarta que en lo que queda del actual gobierno de Ollanta Humala se resucite aquella parte del plan de gobierno original “La gran transformación” contra la prensa libre?
No. Nunca hubo ese planteamiento. En todo caso, se entendió mal. La libertad de prensa tiene que ser absoluta con las limitaciones que le he dicho. No quisiera que a mis hijos un comisario –como existen en los países totalitarios– les diga qué deben y qué no deben leer, que se arruinen honras, como se hizo en la dictadura del fujimorismo a través de los diarios chicha o como se hace en algunas provincias del país hoy en día. Por lo tanto, nosotros daríamos dura batalla a este tipo de proyectos. Nuestro partido es un partido democrático y el Partido Nacionalista en el gobierno ha demostrado un respeto irrestricto a la libertad de expresión.

¿Y cómo explica que el representante del Perú ante la OEA, Juan Jiménez Mayor, realice gestiones para que esta entidad opine sobre la asociación El Comercio-Epensa?
¡Es un tema que está judicializado y dejémoslo ahí! Sin presiones de nadie. 

Jiménez Mayor es un funcionario de este gobierno...
Él no representa ni al Partido Nacionalista ni al gobierno. En todo caso, lo explicará. Yo te estoy dando no solamente la posición sino cómo se está portando este gobierno. Y no creo que en el Ejecutivo ni en el Legislativo un periodista haya visto afectada su libertad de expresión.

Usted ha logrado lo que otros presidentes del Congreso no pudieron: la renovación total de los magistrados del Tribunal Constitucional y la elección de tres directores del Banco Central de Reserva. Le faltó elegir al defensor del Pueblo. ¿Cuál fue su secreto para arribar a estos acuerdos?
Hay un tema anecdótico. Después de 10 años terminamos la legislatura con un discurso de clausura y con el aplauso de todos los congresistas. Ha sido un trabajo democrático (de la Mesa Directiva) para lograr acuerdos nacionales. Estoy segurísimo de que si yo lo apuraba, salía lo de la Defensoría del Pueblo. Hemos sentado las bases para que en la primera o segunda sesión del período que venga (agosto-setiembre) se elija al defensor del Pueblo.

Y a pesar de ello, solo 10 de cada cien peruanos respaldan la labor del Parlamento...
Cuando obtuvimos la elección de seis magistrados del Tribunal Constitucional, al día siguiente se produce el escándalo de un congresista. ¡Un hecho malo hace más daño y puede opacar mil hechos buenos! Entonces todo lo que pudimos avanzar se viene abajo por uno o tres hechos malos y sin entender que este Congreso no los ha avalado. No hay que confundir la institucionalidad del Congreso con la mala conducta de uno o algunos elementos. ¡Tienen que ser sancionados pero no por eso hay que sancionar a la institución!

¿Y por dónde empezar para corregir la seguidilla de malas conductas de ciertos congresistas?
¡Somos seres humanos y, como organización colectiva, se van a dar estos casos! Los medios de comunicación tienen que ayudarnos para dar ese mensaje de no confundir algunos malos elementos con la institución del Congreso. Hay que invocar a los congresistas a que piensen en el Perú y no defraudar a sus electores.

La mayor parte de los casos de la Comisión de Ética Parlamentaria sancionados son porque mintieron en sus hojas de vida al momento de postular...
¡Hay un gran problema! Los partidos políticos tienen limitada posibilidad de fiscalizar o de controlar la hoja de vida de sus postulantes al Congreso. No tienen facultad coercitiva para que la policía, el Poder Judicial, la contraloría o la fiscalía brinden información de la hoja de vida. Algunos mienten y con el tiempo se destapan esos casos.

Y en el Congreso tienen asiento los líderes de los partidos políticos. ¿Qué pasó con las reformas políticas de fondo, por ejemplo, la eliminación del voto preferencial?
No pasó. Es un Congreso muy disgregado. Algunos se sienten ‘hijos’ del voto preferencial y piensan que no se deben ni al partido político ni al líder del partido que los llevó al Parlamento sino a ellos mismos. Eso hay que cambiarlo por elecciones dentro de las agrupaciones políticas con participación de los entes electorales.

¿Este tema se podrá resolver en el cuarto año de este Congreso?
Todavía tenemos una opción. Otra gran frustración es la no reelección de los presidentes regionales. Casi todos los congresistas estábamos de acuerdo. Pero se requerían 87 votos porque es modificación constitucional. ¡Con las justas teníamos 99 congresistas presentes en el hemiciclo!

¿Cuál es la autocrítica de su labor como presidente del Congreso?
Empecemos con algunas frustraciones: la reforma administrativa del Congreso. Queríamos una gerencia técnica, profesional, al margen de componendas políticas. Fracasé en las dos veces que lo sometí al pleno del Congreso. El otro tema es el estatuto del Servicio Parlamentario, que hubiera regulado y profesionalizado la carrera del trabajador congresal. No quiero juzgar a las bancadas...

¿O acaso hay partidos políticos que tienen sus raíces en el quehacer administrativo parlamentario?
¡La buena fe se presume! Creo que fue por falta de difusión...

¿Va o no va a la reelección?
No. Nunca lo medité. Es un tema que mi bancada aún no lo ha visto. Estoy convencido de que hay congresistas de primer nivel que bien podrían ocupar el cargo.

¿Entonces conviene que un opositor al gobierno asuma la presidencia del Congreso?
Por la coyuntura actual el Partido Nacionalista debería continuar en la presidencia. Nos acercamos a un período preelectoral y electoral en el que los ánimos se caldean y los antagonismos se acentúan, y muchos partidos piensan más en cómo obtener votos que en dictar mejores proyectos de ley. Es peligroso que en una situación de enfriamiento de la economía se pueda llevar a un enfrentamiento entre los poderes Legislativo y Ejecutivo.

Ántero Flores -Aráoz, del PPC, asumió la presidencia del Congreso en el gobierno de Toledo y no hubo ninguna crisis política...
Este es un Congreso muy fraccionado y con bancadas confrontadas. 

¿Por qué no se discutió el caso de Ecoteva, que involucra al ex presidente Alejandro Toledo?
No estaba agendado.

Pero estaba listo para votarse desde enero de este año...
Se va a ver en la siguiente legislatura. Ojo, faltan discutirse ocho informes de la megacomisión. Fue por acuerdo de la junta de portavoces.

¿Y el caso de Alexis Humala, que tiene año y medio esperando?
¡Se va a ver! ¡No me pidan que lo ponga todo! ¡El tiempo me ganó!