Causas son muchas, y las hay estructurales que ocupan a los politólogos (que la desconfianza entre peruanos, que la descomposición de los partidos y la visión cortoplacista de sus congresistas, que la corrupción que horada todo); pero detonantes hay pocos. ¿Cuáles pueden ser?
1.La lista de los 68 congresistas con procesos de investigación en el Ministerio Público.
Desde que apareció el sábado pasado en el portal El Foco, que la describió como elaborada por el MP; algunos congresistas conspiranoicos recelaron en ella una velada intención político fiscal para desacreditarlos o amedrentarlos. ´
Hasta allí, era un listado en un medio; pero puesto en boca de Martín Vizcarra –"68 congresistas tienen procesos en investigación en el MP, ¿tendrán también que dejar su cargo?"- se convirtió en su último pecheo. Entre los compendiados había hasta quienes no habían hasta quienes no tenían decidido su voto. Había, sobretodo, varios congresistas de APP y AP, las bancadas indispensables para coronar la vacancia. Hasta queda, para la especulación, si Vizcarra no decidió vacarse a sí mismo el lunes por la mañana para irse a su casa, sin resistencia, a preparar su defensa ante el MP.
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2. La mesa estaba servida para APP. Acuña no quería picar, pero su bancada sí.
APP, en boca de su líder César Acuña y de sus portavoces, dijo que no apoyaría la vacancia. Lo firmó en comunicado público en setiembre y lo reiteró en noviembre. Le pregunté a fuentes apepistas y a otras fuentes congresales qué produjo el cambio de humor. Lo que saqué en claro fue lo siguiente: la postura final no nació en Acuña sino en la bancada que le pidió vacar de todos modos.
Ya en setiembre vimos que las intervenciones apepistas eran incendiarias por contraste a su voto final perdonavidas. Pues ahora hicieron lo que quisieron porque son políticos de horizonte corto que toman lo que la oportunidad les brinda: ¿Qué es la incierta candidatura de su líder frente al manejo inmediato del Congreso? Optaron por lo segundo a riesgo de complicar lo primero.
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3.Más vale banda en mano, que lampa volando.
En setiembre, AP tenía una ambición más grande que un gobierno fugaz de su correligionario Manuel Merino. Pensaban en un quinquenio. Ahora fueron mucho más (18 a favor frente a 2 en setiembre) en el permanente rompan filas de la bancada. La falta de entusiasmo de sus precandidatos en las internas (Raúl Diez Canseco renunció y Alfredo Barnechea deshojó margaritas) se les contagió y empezaron a ver con más apetito la vacancia. Y votaron por ella, hasta contradiciendo a su líder de facción, los que apoyan a Yonhy Lescano, que no es vacador.
El acciopopulista menos vacador es el presidente del partido, el además gobernador de Cajamarca, Mesías Guevara, que solo tuvo influencia en su paisano Hans Troyes, quien se abstuvo. Los que apoyan a Barnechea, en cambio, sí se jugaron por la vacancia; aunque sin el corazón que le pusieron Ricardo Burga y Franco Salinas en las últimas semanas.
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4. El pueblo peruano es ‘pecho frío’ y la pandemia lo recluye; o eso creían.
Los congresistas leen encuestas, aunque digan que son invento de sus enemigos. Que la gran mayoría de la población antipatizara con la idea de la vacancia, de hecho, enfrió la primera vacancia.
Desplazado el Caso Swing por el más sonoro caso del presunto millón de dólares de coima; la coalición vacadora se reavivó, pero se tomó su tiempo para medir el pulso popular. El rechazo a la vacancia (78% según último sondeo de Ipsos) se mantuvo. Finalmente, desacostumbrados a la protesta de un pueblo que se ha soplado toque de queda e inmovilizaciones sin chistar, creyeron que el descontento sería silencioso. Al cierre de edición, viendo las protestas en Lima y otras ciudades, vemos que se equivocaron.