(Foto: FPF)
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Diana Seminario

En un país donde pareciera que nadie se salva de la sospecha de corrupción, donde los referentes se van acabando, donde el afán de notoriedad y autobombo son el pan de cada día, emerge un hombre que no hace más ruido del necesario, que acaba de completar la hazaña que un país esperaba hace 36 años. Aparece entre nosotros un argentino diferente. Se llama y, sin prometer nada, lo cumplió todo.

El 2 a 0 a Nueva Zelanda nos llegó cuando más lo necesitábamos, cuando el país requería creer en algo. El miércoles 15 no fue un día cualquiera. Ese día nos jugábamos el pase al Mundial de Rusia, pero también nos íbamos enterando de los supuestos nexos entre el ahora presidente Pedro Pablo Kuczynski y la controvertida Odebrecht, empresa que no solo habría dado aportes a su campaña, sino que también lo habría contratado como consultor. Por eso no fue raro que en el mismo mensaje a la nación que PPK pronunció para deslindar de la constructora brasileña, también le deseara éxitos a nuestra selección de fútbol.

En circunstancias cuando la palabra vacancia presidencial se dice en voz baja y el nombre del Perú se grita a todo pulmón, cuando la honestidad se convierte en un bien esquivo, emerge un Gareca detrás de un triunfo nacional.

¿Cuál es el secreto de este hombre que supo levantar a un equipo derrotado? Si los problemas del país se resumieran en la selección de fútbol, sin duda necesitaríamos a un ‘Tigre’ que nos saque del último lugar de la tabla.

“Siempre tenemos que mantenernos bien parados. Inflamos el pecho, inflamos el pecho aunque no demos más”. Palabras del profesor a sus jugadores. ¿Será que debemos inflar el pecho aunque sintamos que nos ahoga la corrupción y que nuestro norte se ahoga por la desidia?

El periodista Arturo León, en una columna publicada en este Diario decía que cuando Gareca se hizo cargo del equipo se propuso “cambiar la mentalidad de los jugadores, acostumbrados a muchas derrotas, y convencerlos de poder jugar mejor de lo que ellos creen”. Y ya que estamos en #ModoFútbol, ¿a ver si empezamos a cambiar la mentalidad de pensar que todo está perdido? Nosotros los peruanos podemos jugar mejor de lo que pensamos. Los errores y delitos de quienes alguna vez nos gobernaron (y nos gobiernan) no nos definen como país.

“Creo que ha podido cambiar un poco el pensamiento, el chip peruano. Hoy en día veo a mi selección corriendo, luchando hasta el último”, dijo alguna vez Paolo Guerrero de Gareca. ¿Será que además necesitamos cambiar con urgencia el chip de esa viveza que nos agobia?

Y este hombre, que no duda en pararse frente al Señor de los Milagros para pedirle ‘el milagro’, nos sigue demostrando que tenemos mucho que aprender de él. Es el mismo que en la conferencia postriunfo del miércoles decía que lo que más le había impresionado es que familias enteras entregaron su cariño a la selección.

Porque este Gareca, que tiene al Perú literalmente a sus pies, es capaz de decir: “Lo que más deseo es la unidad nacional”. Sabe...

A ver si vamos aprendiendo un poco de este flaco que nos ha devuelto la ilusión.

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