CADE: Evaluamos discursos de los 5 candidatos presidenciales

Las presentaciones de los candidatos a la Presidencia de la República en CADE 2015 dejaron una sensación de tranquilidad en el empresariado por la ausencia de planteamientos que vayan contra el modelo económico actual. 

Sin embargo, la falta de propuestas concretas y aterrizadas para reactivar el crecimiento económico dejó cierta desazón.

César Acuña
Lo bueno
Puso mucho énfasis en la necesidad de rescatar lo bueno que se ha hecho durante esta administración. Señaló que, para lograr ese fin, está dispuesto a mantener a los ministros de Educación, Salud e Inclusión Social del gobierno actual.

Lo malo
La periodista Cecilia Valenzuela le preguntó por qué debíamos creer en su capacidad de gestión si en 20 años no había logrado colocar a ninguna de sus universidades entre las mejores del país. El candidato no tuvo cómo responder a esa pregunta.

Lo feo
Cuando este Diario lo abordó para que explique de dónde saldrían los fondos para las múltiples propuestas de gasto público que presentó, no tuvo una respuesta clara. Terminó pidiendo que no nos preocupemos pues en su gobierno “habrá plata como cancha”.

Keiko Fujimori
Lo bueno
Tuvo un discurso bien organizado. Demostró que en los últimos años ha realizado un gran esfuerzo por conocer a fondo los rincones más alejados del Perú y entender las necesidades de la población.

Lo malo
Cuando este Diario le preguntó por la rigidez laboral, tema crucial para mejorar la competitividad, dijo: “Hablaré en su momento”. Pese a que reconoce que el motor de la economía es la inversión privada, sus propuestas se centraron en la inversión pública.

Lo feo
Señaló que estaba dispuesta a endeudar al Estado para invertir en infraestructura. Cuando la periodista Patricia del Río le preguntó sobre cuánto costarían a los peruanos las obras que propone, la candidata demostró que no había pensado en cifras.

Alan García
Lo bueno
Fue muy enfático en la necesidad de incrementar las inversiones. Trajo propuestas interesantes: que las comunidades reciban directamente parte del canon minero, simplificación administrativa, titulación de la propiedad y reducción de la discrecionalidad de la Sunat.

Lo malo
Cuando le preguntaron por las medidas anticorrupción que implementaría, su respuesta fue ambigua. Era el momento de limpiar su imagen, pero el líder aprista se fue por la tangente. Su verbo florido no impidió que el auditorio se diera cuenta de ello.

Lo feo
Dejó plantados a los medios, pues, al igual que Alejandro Toledo, no acudió a la conferencia de prensa posterior a su exposición. Parece que no se sentía cómodo con la posibilidad de responder más preguntas.

Pedro Pablo Kuczynski (PPK)
Lo bueno
Fue el candidato con propuestas más concretas: reducción de impuestos, unificación de sistemas de salud, seguro de desempleo en vez de CTS, reducción de las 242 normas que se aplican a proyectos mineros, crédito tributario por trabajadores que ingresan a planilla.

Lo malo
Generó dudas acerca de su capacidad para armar un equipo de operadores políticos que le permitan llevar a la práctica la cartera de propuestas que trajo. Cecilia Valenzuela le recordó que eso ya le había sucedido en el pasado.

Lo feo
Si bien su presentación fue más profunda, tuvo poca fuerza: usó un Power Point que no se podía leer y tosió durante toda la exposición. Le tuvieron que alcanzar una manzanilla caliente. Eso no ayudó a convencer a quienes les preocupa que una persona de su edad sea presidente.

Alejandro Toledo
Lo bueno
Arrancó con buen pie en CADE. Llegó temprano. “Vengo con la nueva hora Cabana, porque llegué antes de que toque la campana y ustedes no estaban”, dijo. Fue el único candidato que aceptó que es necesaria una reforma laboral.

Lo malo
Hizo muchas promesas sin explicar cómo las cumplirá. Por ejemplo, subir el sueldo a los maestros, policías y a la administración pública. No explicó cómo financiaría esos aumentos. Más allá de ello, no propuso reformas concretas.

Lo feo
Muchos momentos de su exposición fueron tomados a broma por buena parte de la audiencia. Cosechó muchas risas, pero casi ningún aplauso.

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