¿Cómo la inseguridad ciudadana afecta las campañas electorales?
¿Cómo la inseguridad ciudadana afecta las campañas electorales?
Gerardo Caballero

Dos tipos montados en una motocicleta no generaban hace 10 años esa sensación parecida al miedo que hoy despertarían en las calles. Hace 10 años, o –en términos políticos– hace dos campañas, las preocupaciones de los peruanos rondaban por otro lado.

Cuando en mayo del 2006, Ipsos (entonces Apoyo Opinión y Mercado) preguntó en su encuesta nacional cuáles era los tres principales problemas del país, las respuestas más frecuentes fueron desempleo (61%), pobreza y hambre (47%) y corrupción (39). ¿Y la delincuencia? En un cuarto lugar, con 32%.

En ese mismo sondeo, llevado a cabo en la segunda vuelta, era visto como el más capaz para fortalecer la seguridad ciudadana (54%, contra 35% en el caso de su contrincante, ) y combatir contra la corrupción (55% contra 26%), pero Alan García era percibido como el más apto para promover la creación del empleo (51% contra 33%) y reducir la pobreza (37% contra 34%). El resultado de aquella elección lo recordamos: ganó el que era considerado mejor para luchar contra el desempleo y la pobreza.

Pero en tiempos más recientes, en enero del 2016 la delincuencia lideraba el ránking con un 70%. En segundo lugar estaba la corrupción con un 49%, y más atrás el desempleo con 39%.

Para Carlos Basombrío, especialista en temas de seguridad, estos cambios en las preocupaciones de los peruanos tiene sentido: “La delincuencia ha ido empeorando año a año por la incompetencia de las autoridades, pero la economía ha ido mejorando”. 

De acuerdo con el Latinobarómetro, el porcentaje de peruanos que piensan que la seguridad es el problema más importante del país ha ido subiendo sostenidamente en la última década: 10,2% en el 2006; 11,1% en el 2008; 12% en el 2010%; 30,3% en el 2012; y 46,7% en el 2014.

¿AFECTA ESTO LA CAMPAÑA?
Para el politólogo Arturo Maldonado, no es casualidad que los candidatos presidenciales busquen politizar determinados temas. “Hay electores que buscan al solucionador de problemas, la mano dura”, explica.

Ello es precisamente lo que se evidenció hace cinco años. El analista político José Carlos Requena considera que en el 2011 pasaron a segunda vuelta los dos candidatos a quienes se les atribuía más mano dura: y Ollanta Humala.

En efecto, cuando luego de la primera vuelta de ese año se preguntó a los peruanos cuáles eran las mejores propuestas de Humala, “la lucha contra la delincuencia” fue la respuesta más frecuente (46%). Algo similar sucedió cuando se hizo la misma pregunta en el caso de Fujimori: El 42% dijo la lucha contra la delincuencia.

De acuerdo con Ipsos, en febrero del 2011 la delincuencia era el más mencionado entre los tres principales problemas del país, con el 47%, seguido de la corrupción, con 38%.
Requena va aun más atrás y recuerda que en el 2001 el lema de campaña del líder de Perú Posible, Alejandro Toledo, fue “Toledo más trabajo”. En ese año, el desempleo era, de lejos, la más grande preocupación de los peruanos. “¿Cuál es el principal problema de usted y su familia que quisiera que el próximo gobierno resuelva?” ,preguntó Apoyo en mayo del 2001. “Falta de trabajo/el desempleo”, respondió el 75% de los entrevistados.

“Los candidatos, en general, han reaccionado a los que parecen ser los principales problemas del país”, menciona Requena. “Cuando surge una problema, todo el mundo trata de apropiarse de ese tema, pero no todos tienen las credenciales”, acota Maldonado.

Basombrío está convencido de que los principales problemas sí influyen en la campaña, y en la actual ello habría favorecido a Keiko Fujimori.

En la campaña de la reciente primera vuelta fueron varios los candidatos que centraron sus discursos en la lucha contra la inseguridad. Desde los más ligeros, como Renzo Reggiardo y Ántero Flores-Aráoz, hasta algunos más pesados como Alan García y . “Pero son mensajeros inverosímiles”, explica Basombrío. Desde su perspectiva, a pesar de que se trata de fenómenos y momentos históricos totalmente distintos, existe una asociación no probada entre la idea de que derrotó al terrorismo y la creencia de que su hija Keiko derrotará a la delincuencia.

De hecho, cuando en marzo de este año Ipsos preguntó a los peruanos qué candidato tenía la mejor propuesta para combatir la delincuencia, el 33% respondió que Keiko Fujimori, muy por encima de (13%) y (8%).
“Existe un mito de que el fujimorismo es eficaz para luchar contra este tipo de problemas, así cuesten derechos civiles”, indica Maldonado.

Basombrío puntualiza que todas las estrategias basadas en estados de emergencia y control militar de la seguridad, que Keiko Fujimori plantea, han terminado en fracaso. “Lo que ella está proponiendo va en camino al desastre”, sentencia.

Basombrío señala que la ola de asaltos a universitarios ocurrida hace una semana sería la razón por la cual las denuncias periodísticas que alcanzaron al congresista Joaquín Ramírez no afectaron la intención de voto de Keiko Fujimori. “Por eso es que Kuczynski cae en Lima”, agrega. “PPK no ha tenido la seguridad como eje de su campaña, no ha sido su caballito de batalla”, considera Requena.

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