CECILIA ROSALES FERREYROS Enviada especial a La Haya

Si para Chile la Declaración del 52 es un tratado de límites, ¿por qué se apoyan en un montón de documentos posteriores? ¿Están inseguros? Así lo hemos dicho. Michael Wood dijo que si tantas pruebas tiene Chile y tantos documentos ha presentado, unos 500, es porque está inseguro de que la Declaración del 52 sea un tratado de límites. Chile dice: es un tratado pero confirmado por el acuerdo de 1954 y reiterada esa confirmación por la práctica sin protesta del Perú por muchos años. Eso es inexacto. El Perú no guardó silencio. En 1986 le dijo a Chile que había que negociar un tratado a través del denominado memorándum Bákula. Y cuando Chile va a la ONU a inscribir en el 2001 su carta náutica con el paralelo geográfico como límite, el Perú presenta una nota de protesta en la que señala que no aceptaba la delimitación porque no hay tratados. Cuando ha sido necesario, el Perú lo ha hecho.

¿Y lo de Ecuador le sonó a queja? Los abogados chilenos dijeron a la corte que habíamos logrado que no sean parte del proceso. La presentación del abogado chileno Jean Marie Dupuy no fue muy feliz. Tuvo frases que no corresponden respecto a otro país hermano como Ecuador. El hecho concreto es que el acuerdo del 2011 es el tratado de límites marítimos entre el Perú y Ecuador y ahí no se habla de la Declaración de Santiago. Si hubiera habido tratado de límites previo no hubiera sido necesario el tratado del 2011. Y así Chile perdió un argumento con el que intentó sustentar su interpretación de la Declaración de Santiago durante varios años.

Los abogados chilenos presentaron una declaración de julio de este año de los presidentes de Ecuador y Chile. Sí, pero es una declaración política que no afecta en absoluto un tratado bilateral. Tras eso, en una reunión entre el Perú y Ecuador a fines de noviembre en la que se llegó a un acuerdo detallado sobre el golfo de Guayaquil–, ambos presidentes reiteraron que el tratado de límites marítimos es el de mayo del 2011. Es un hecho objetivo, una realidad insoslayable.

Me dio la impresión de que el abogado Dupuy no contestó la pregunta del juez Bennouna. Contestó de manera genérica. La respuesta peruana fue concreta y muy bien fundamentada. La corte preguntó si de conformidad con el derecho internacional general en 1952 los países que aprobaron la Declaración de Santiago podían proclamar y delimitar sus zonas marítimas. Hubieran podido proclamar pero eso no era conforme al derecho internacional. Jurídicamente hablando quiere decir que no podían delimitar porque eran espacios no reconocidos en esa época por el derecho internacional. Es el principio de intemporalidad que el Perú planteó la primera semana.

¿Cuál es ese principio? Que los hechos y los aspectos jurídicos hay que interpretarlos en función del derecho existente en la época en que se produjeron. No puedo interpretar la declaración del 52 con las normas del derecho internacional de hoy. Y en esa época el derecho internacional general establecía solo dos espacios marítimos: un mar territorial estrecho de 12 o 13 millas y el resto una zona de alta mar. Y en ese contexto es que el Perú, Chile y Ecuador proclaman su soberanía marítima hasta las 200 millas, que luego es reconocida con la Convención del Mar de 1982. Hay que ver las normas jurídicas aplicables de cuando se hizo la proclamación y no con las de ahora. Esa es la intemporalidad. Los abogados chilenos no han dado respuesta formal y clara a este tema.

Me parece que Dupuy tuvo una contradicción porque él admite, al tratar de responder al juez Bennouna, que la de Santiago es una declaración política. Sí. En el fondo ha reconocido la tesis peruana. Que era un derecho en formación. Fuimos pioneros los tres países. Un derecho que en ese momento no era reconocido sino después. Dijo que era un esbozo de un derecho, una acción solidaria de los tres países basada en la equidad. No sé qué quiso decir porque acá donde falta equidad es justamente en el supuesto límite del paralelo, que es claramente inequitativo. Si uno ve las costas peruanas y chilenas, frente a Tacna casi no tendríamos mar.

Si desea leer la entrevista completa puede hacerlo en la edición impresa de El Comercio.