“Siempre la relación con China tiene costos y beneficios”
Fernando Vivas

Su padre pronto cumplirá 101 años y él, en medio de una mansión con el mobiliario embalado a medias, como si no decidiera terminar de irse o de quedarse, bromea  –con humor inglés– sobre la longevidad en su familia y lo que a él le queda por vivir. Se dedica a administrar sus empresas, a la docencia y a analizar el panorama global. Hablamos de la , de los retos en la vecindad de Torre Tagle y del humor del presidente que, según el ex canciller, no tiene nada de inglés.

—¿De Shanghái a Nueva York es la ruta correcta para un país con las expectativas del Perú?
Diría que sí. Las visitas oficiales a Washington se planean con mucha anticipación, pero se pueden hacer visitas diferentes. Empieza la asamblea oficial de la ONU, va el presidente Kuczynski porque es una tradición. Y lo de la China es enormemente interesante como visita de Estado, porque es una apertura de puertas, casi una invitación a una inversión activa. 

—Con el gobierno de García, nos imbuimos de una mística pro China y empezamos a soñar hasta con sus millones de turistas.
Esa mística fue la misma que hubo en Europa en los 90. Tiene antecedentes. Pero la China es un Estado de partido único, y por lo tanto pensar que es una economía que va a afluir guiada por la mano del mercado es una utopía. Presenta retos. Hay que preguntarse si la China va a encontrar económicamente viable que el Perú, con sus costos laborales, de producción etc., produzca bienes en lugar de hacerlos ellos a sus costos.

—¿Y este viaje tiene costos diplomática en relación con EE.UU.?
Siempre la relación con China tiene costos y beneficios diplomáticos. Los costos están siempre en el terreno de los derechos humanos porque ritualmente EE.UU. presenta una condena a la China sobre las faltas a los DD.HH. Se le va a pedir al Perú ese voto y se planteará el dilema.

—Tendremos que resolverlo pensando en Sun Tzu.
La política más sensata es abstenerse y ha sido la política tradicional. A veces la China no comprende, a veces sí comprende. Y está el tema de la tensión respecto a las islas Spratly en la jurisdicción de Filipinas.

—¿Tenemos algo que decir ahí?
No tenemos nada que decir, salvo que se genere un escalamiento de la tensión y haya acciones de la ONU que requieran nuestro voto. 

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