Su padre usó la sorna y las declaraciones efectistas para responder a sus enemigos. Kenji, como buen hijo de Alberto, en una sola semana ha sacado de la manga frases que apuntan a ser titulares. (Foto: El Comercio)
Su padre usó la sorna y las declaraciones efectistas para responder a sus enemigos. Kenji, como buen hijo de Alberto, en una sola semana ha sacado de la manga frases que apuntan a ser titulares. (Foto: El Comercio)
Diana Seminario

tenía 10 años cuando su padre fue elegido presidente de la República en 1990. Sus primeras apariciones ante cámara fueron cuando invitaba gaseosas a los periodistas que “hacían guardia” frente a la casa del candidato sorpresa.

El menor de los Fujimori Higuchi ha crecido en el ojo público. Cómo olvidar que cuando Jaime Bayly reinaba en las noches de la televisión, dialogaba ficticiamente con Kenji, hasta que un día este lo llamó y hablaron en vivo, o cuando en 1992 el presidente Fujimori llegó con su hijo a ver al recién capturado cabecilla de Sendero. El niño quería ver a Abimael Guzmán, y papá lo consintió.

Más allá de los recuerdos de Kenji, es innegable que el hijo ve con los ojos del padre y habla en su nombre.

Es conocido el desprecio de por los partidos políticos. Durante los 10 años que estuvo en el poder, inventó diversas organizaciones para enfrentar los procesos electorales. Durante su mandato le dio la estocada final a los partidos y promovió la formación de movimientos políticos regionales. No es raro entonces que Kenji no tenga el menor respeto por lo que es una estructura partidaria como Fuerza Popular.

Su padre usó la sorna y las declaraciones efectistas para responder a sus enemigos. Kenji, como buen hijo de Alberto, en una sola semana ha sacado de la manga frases que apuntan a ser titulares: “Yo no sé mañana” (sobre su candidatura presidencial), “Les recomiendo que se suban a un mototaxi y vayan a ver a mi padre”, “Soy inocente” (sobre su proceso disciplinario y en alusión a la famosa frase de Alberto F.).

Kenji ya no es el niño al que le celebraban sus travesuras, la víctima de ‘bullying’ tras la difusión del video con su perro, o el personaje favorito de los programas cómicos. Es un político de 37 años, cuyo único objetivo es sacar a su padre de la cárcel.

Lo curioso es que hasta los más recalcitrantes antifujimoristas pasan esto por alto, pues aboga por “la agenda progre”, marca distancia de “los conservadores de FP” y friega a su hermana. Eso es suficiente.

¡Vaya paradoja!, pues quienes lo aplauden son los mismos que promueven la marcha contra el indulto a su padre. ¿Sabrán que al celebrar a Kenji están respaldando a Alberto?

Las balas contra el liderazgo de Ana Vega al interior de Fuerza Popular no son gratis. Vega colabora con Keiko desde sus años como primera dama y nunca tuvo una buena relación con el entonces presidente. Para Vega, todo lo que huela a ‘albertismo’ debe ser proscrito.

A contrapelo de lo que muchos piensan, y se esfuerzan en hacer creer a los demás, el indulto a Alberto Fujimori no es prioridad en la agenda de la mayoría parlamentaria, diría más bien que es un tema que los incomoda. Sin embargo, Kenji ha tenido la habilidad de construir la narrativa que es el ‘mototaxi’ quien ejerce chantaje con el indulto, cuando para los ‘keikistas’ esta no es una palabra grata. Es decir, “mi hermana es la obstruccionista y yo soy el que tiende puentes” (siempre y cuando haya indulto).

Y si finalmente el “perdón médico” llegara a concretarse, no creemos que a Alberto le interese ponerse al frente de Fuerza Popular, ya debe tener otros planes para Kenji, su hijo favorito.

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