(Foto Prensa Palacio)
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Diana Seminario

En este primer día del 2018 resulta oportuno detenernos a ver qué nos depara el año en lo que a política se refiere. Si bien tuvimos una accidentada Navidad, parece que la celebración de la Noche Vieja y la resaca del 1 de enero hacen que algunos olviden convenientemente cualquier protesta.

Imagino encendidas discusiones políticas en la orilla de una playa del sur, o cómo entre sorbo y sorbo de champán más de uno debe estar imaginando lo que será su siguiente incursión en la plaza San Martín, o haciendo un “ejercicio de memoria” mientras calienta la parrilla.
Y así me pregunto cuál será la fuente de información de Mario Vargas Llosa, quien en su columna publicada ayer se pregunta: “¿Imaginó Kuczynski que el indulto iba a incendiar el Perú, donde, mientras escribo este artículo, las manifestaciones de protesta se multiplican por doquier pese a las cargas policiales?”.

Para mala suerte de Vargas Llosa, el país no se incendió el jueves y dudamos de que se incendie por la protesta de aquellos que marchan contra el indulto a otorgado por Kuczynski, pero que callaron en todos los idiomas por los hallazgos sobre Susana Villarán, Ollanta Humala, Nadine Heredia, Alejandro Toledo y el evidente conflicto de intereses en el que incurrió PPK cuando siendo ministro su empresa Westfield asesoró a Odebrecht mientras esta licitaba con el gobierno del que él era funcionario.

Son los mismos que defendían a Kuczynski de la vacancia presidencial por la gobernabilidad e institucionalidad democrática, pero que son capaces de torpedearla porque la decisión constitucional de un presidente les da justo donde más les duele. El indulto es una potestad presidencial, se puede discrepar con la forma, con el tiempo en el que se dio y en muchas cosas más, pero es innegable que es una potestad ejercida en el marco del Estado de derecho.

Resulta que quienes defendían a PPK ahora son sus más feroces opositores, y la mayoría parlamentaria que promovía su vacancia podría ser la que termine salvándolo. Algo así como otro indulto, pero del fujimorismo a Kuczynski.

Y para quienes soñaban con “incendiar el país” hasta que un presidente debilitado se vea obligado a renunciar, deben estar leyendo con estupor la encuesta publicada por este Diario, en la que Kuczynski sube 7 puntos luego de estar al borde del abismo y tras indultar al ‘Chino’.

Kuczynski no debe cantar victoria porque al parecer todavía hay mucha información no revelada aún que podría ponerlo otra vez al filo de la navaja. Debe hilar fino y caminar por la sombra. El perfil bajo debe ser su mejor aliado y un Gabinete político, “conversado” y concertador, es su único camino para llegar al 2021 magullado, pero vivo.

Es momento de pasar de las palabras a los hechos. La reconciliación es mucho más que un término para sobrevivir. Reconciliarse no solo es perdonar, sino también saber pedir perdón. Estamos a tiempo.
Quizá podemos levantarnos y enfrentar el 2018 con una nueva actitud, unidos por la esperanza, como reza el lema de la visita del papa Francisco al Perú. Ya tuvimos bastante con el 2017.

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