Martín Vizcarra clausuró el 11 Gore Ejecutivo agradeciendo la participación y la coordinación con los gobernadores regionales. (Fotos: Giancarlo Ávila / GEC)
Martín Vizcarra clausuró el 11 Gore Ejecutivo agradeciendo la participación y la coordinación con los gobernadores regionales. (Fotos: Giancarlo Ávila / GEC)
José Carlos Requena

Con justificada razón, el partido de esta tarde ha distraído la agenda noticiosa. Pero cuando pase la euforia (o la pena), la coyuntura volverá a enfrentarnos a la apatía que caracteriza a la política peruana contemporánea.

Apatía que se manifiesta cuando han pasado casi dos semanas del trágico deceso del general José Huerta y no se ha nombrado a su reemplazo al frente del Ministerio de Defensa.

En el 2016, Pedro Pablo Kuczynski tardó cerca de ocho días en nombrar al reemplazo de Mariano González en el mismo portafolio, un plazo menor que el que muestra la actual desidia del presidente .

No solo en el Ejecutivo hay desgano. La reforma del sistema judicial, que acaparó titulares en los últimos meses, tendrá pronto una nueva prueba cuando se continúe con el proceso para la conformación de la Junta Nacional de Justicia ().

Un nuevo fiasco pone en riesgo no solo el nombramiento de jueces y fiscales sino también la remoción de los malos elementos que persisten en la administración de justicia.

Cuando no hay desgano, reina la confusión, como la que se da en el Ministerio Público. Un fiscal supremo formula una llamativa posición que, utilizando varios de los argumentos de los acusados, contradice meridianamente al equipo especial de su propia institución que investiga el caso de Keiko Fujimori y colaboradores suyos. ¿No haría bien la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, en plantear su posición sobre este tema?

La economía, en tanto, aparece como el talón de Aquiles de la actual gestión del Ejecutivo. El más reciente Indicador Mensual Económico de El Comercio (Imeco), difundido el jueves último, reseñaba algunas diferencias actuales entre expectativa y realidad.

“Con el incremento de mayo, la economía se habría expandido en 2,67%, en los últimos 12 meses, por debajo no solo del aumento que esperaban las autoridades (4%), sino del crecimiento del PBI potencial (3,7%)”, decía el Imeco.

Pero una mirada global, no contradictoria con la observación del presente momento, es más matizada. Por ejemplo, Diego Macera sintetiza las potencialidades que aún mantiene la economía peruana. “Con una situación macroeconómica envidiable […], el país tiene espacio fiscal de sobra para cerrar brechas de infraestructura urgentes, mejorar la calidad de vida de la población y dinamizar la economía” (El Comercio, 4/7/2019).

¿Por qué el ministro Carlos Oliva no hace un esfuerzo especial en transmitir esta situación para calmar la impaciencia que empieza a instalarse en los actores económicos?

En medio de tal apatía, y a pesar de las esforzadas gestiones de la cancillería, pasa casi desapercibida la importante reunión de los países que forman la Alianza del Pacífico, un bloque que en conjunto representa casi el 40% del PBI de la región.

Antes de fin de mes, y pasada la fiebre futbolera, algunos componentes de la pereza que caracteriza la política peruana se habrán actualizado (Gabinete, presidencia del Congreso). Pero difícilmente cambiarán la inercia que parece ya crónica.