La audiencia en la que se definió el futuro de Toledo en fotos - 5
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Gino Alva Olivera

La sorpresiva incorporación del ex congresista Heriberto Benítez a la defensa legal de  ha causado incomodidad en Paolo Aldea, quien asumió como abogado del ex presidente el último fin de semana.

Benítez no solo ha quitado protagonismo a Aldea frente a la prensa, sino también ante el Poder Judicial: en la audiencia del jueves fue quien sustentó y expuso argumentos casi antagónicos a los que su colega esbozó en los días previos.

“He decidido, a la brevedad, sostener una conversación con mi cliente para poner las cosas claras y concretas. Me parece que la ambivalencia e improvisación perjudican a la defensa técnica de su causa”, expresó Aldea en diálogo con El Comercio.

El abogado de 29 años relató que mantuvo una última conversación con Alejandro Toledo a las 3:00 p.m. de ayer viernes y que este lo autorizó a redactar y presentar la apelación al fallo de Richard Concepción Carhuancho.

“Voy a entregar el recurso el martes. He sugerido al ex presidente que espere a que este se resuelva antes de presentarse a las autoridades […]. Su ubicación no es de mi interés”, aseveró.

En tanto, Benítez contó a este Diario que habló con Alejandro Toledo por teléfono al mediodía de ayer, pero negó que este le haya especificado dónde se encuentra.

“No hay necesidad de que yo sepa dónde está. ¿Cuál puede ser mi interés real en tener esa información? Puede ser que mi teléfono o el suyo estén intervenidos, por ejemplo. La única certeza que tengo es que está fuera del país”, señaló.

Aunque el ex abogado de César Álvarez coincide con Aldea en que el ex presidente Toledo no debería volver al país antes de que se resuelva la apelación, la forma en la que se refirió a su colega evidenció que entre ambos no hay simpatía.

“Lo importante es lograr el objetivo: revocar la prisión preventiva. No importa quién redacte el documento. Que lo haga él, no hay problema. Quizás tiene más tiempo o de repente es un genio y puede hacer todo solo”, acotó con ironía.

Mientras Alejandro Toledo evalúa su próximo movimiento, la policía internacional ha emprendido su búsqueda y el Gobierno ofrece S/100.000 a quien contribuya a dar con su paradero. El final de este capítulo parece inevitable.

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