Kuczynski no puede darse el lujo de enfrentar este duro frente crítico, junto con los otros cuatro que lo comprometen seriamente, teniendo a Zavala repartido entre las funciones de primer ministro y las funciones de ministro de Economía. (Foto: Sepres)
Kuczynski no puede darse el lujo de enfrentar este duro frente crítico, junto con los otros cuatro que lo comprometen seriamente, teniendo a Zavala repartido entre las funciones de primer ministro y las funciones de ministro de Economía. (Foto: Sepres)
Juan Paredes Castro

No hemos conocido un lobby más fuerte en los últimos tiempos en el Perú que el lobby por sacar del pozo el proyecto del aeropuerto de Chinchero, en el Cusco. Al enorme costo político de la caída de dos ministros (Transportes y Economía), la siguiente sería la del contralor de la República y hasta la no descartada del primer ministro .

La larga cola de este lobby posiblemente siga enroscando el lado grueso de la política peruana por lo menos hasta finales de julio.

Que en este insólito mecanismo de presión política hayan mediado comprometedoras grabaciones con alto contenido de interés público que releva a los medios de comunicación de cualquier responsabilidad respecto de su difusión, desnuda las flaquezas e imprevisiones en las que se desenvuelven los actos de Gobierno y Estado, volviendo vulnerables reuniones, conversaciones y acuerdos. ¡Señorones ministros, con más de dos dedos de frente, abiertamente pillados, haciendo lobby sobre Chinchero y sobre el contralor! No es un desliz cualquiera para pretender taparlo con un coro de voceros oficiales, que lo que deben hacer es aconsejar mejor al presidente y a su Gabinete.

El presidente no puede darse el lujo de enfrentar este duro frente crítico, junto con los otros cuatro que lo comprometen seriamente (Odebrecht, reconstrucción de los daños de El Niño costero, indulto humanitario a Alberto Fujimori y parálisis económica), teniendo a Fernando Zavala repartido entre las funciones de primer ministro y las funciones de ministro de Economía y Finanzas, como si el manejo del Gabinete consistiera en jugar a las sillas giratorias, a ver quién se sienta, con suerte, en la silla que más le gusta. Vuelve Zavala a su sitio o se queda en Economía y Finanzas, pero el jefe de Estado, si es que Kuczynski lo quiere ser de verdad, no puede estar un solo día sin un jefe de Gobierno de su lado, a tiempo completo.

Eran tiempos autocráticos, con Alberto Fujimori al mando, en los que Joy Way podía ser ministro de Economía y Finanzas y primer ministro a la vez. No era lo que se debía hacer, sino lo que se podía hacer. Ha habido otros tiempos también en los que la figura se ha repetido. Pero en los actuales, en los que nuestra institucionalidad democrática exige mejores estándares de gobernabilidad, no podemos tener a la principal maquinaria ejecutiva del país no solo con sus piezas sueltas sino colocadas fuera de lugar. La mitad de los engranajes en un carro y la otra mitad en el otro. ¿Con cuál avanzamos? Sencillamente con ninguno.

De pronto necesitamos un nuevo y urgente primer ministro que haga lobby por el país, como lo hizo el propio Zavala al comienzo del régimen en busca de acuerdos y consensos para obtener las facultades legislativas que necesitaba. Ese es el elevado lobby diferencial al que aspiramos, capaz de aproximar a Gobierno y Congreso en cuatro o cinco grandes puntos de entendimiento para ganar en gobernabilidad y no perdernos en un infierno cotidiano de rencores y zancadillas de la peor especie.

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