El titular del Interior, Mauro Medida Guimaraes, considera que las megaoperaciones deben seguir, pero que también deben intensificarse las operaciones para los delitos como el robo de teléfonos. Además, habla de la reforma que la policía necesita.
—Comencemos con la estrategia frente a la delincuencia común, a las altísimas tasas de victimización. Un elemento de esa estrategia fue el proyecto Barrio Seguro, que tengo la impresión fue dejado en segundo plano ya por el ministro Romero, quien dio prioridad a Vecindario Seguro. ¿Se va a mantener y profundizar el programa Barrio Seguro?La victimización, según el INEI, bajó de 40% en el 2011 a 26,4% en el 2017, pero la población no lo ve así. La población quiere cambios profundos que aseguren que esta sensación de inseguridad se reduzca. Barrio Seguro es una estrategia multisectorial que ataca las zonas calientes, donde se gesta el delito, recuperando espacios públicos, etc. y tiene un pequeño presupuesto articulado con los gobiernos locales que expresan su voluntad de colaborar. En cambio, Vecindario Seguro es una estrategia propiamente policial que consiste en sectorizar la ciudad en subsectores y cuadrantes asignando recursos según el mapa del delito.
—De acuerdo, ¿pero se va a continuar con el proyecto Barrio Seguro?Por supuesto que se debe continuar. Nosotros no hemos venido a cercenar nada, sería tonto. Lo que ha funcionado bien tiene que continuar, lo que ha funcionado regular tenemos que corregirlo y lo que no ha funcionado requiere una evaluación mucho más aguda.
—¿Barrio Seguro no ha funcionado bien? Pues tenemos que evaluarlo. Está en la fase de implementación.
—¿Pero por qué se ha desarticulado todo el equipo que estaba manejando eso?Que tenga conocimiento, sigue la viceministra. Ella es la cabeza del sistema, salvo que ella, internamente, haya podido hacer algunos cambios a su nivel, pero lo que es a mi nivel no se ha movido mayor gente.
—Parece que todo el equipo que manejaba Barrio Seguro ya no está. Le digo cuál es la línea política en ese aspecto: ese programa es serio y está funcionando.
—El ministerio estaba trabajando con la CAF un proyecto del llamado C4 para tenerlo listo en el 2019, para los Panamericanos. ¿Se va a seguir con eso?Sí, el C4 es un modelo de central de comunicaciones, comando, control, cómputo, pero también inteligencia, que va a articular todas las acciones que hay a nivel policial, pero con participación de otros sectores públicos y privados también. Entonces, esto debe continuar, estamos buscando el local.
—Pero entonces, nuevamente, ¿por qué se desarticuló a todo el equipo que estaba manejando este proyecto, lo mismo que con Barrio Seguro? Yo no he cambiado a nadie hasta este momento. La viceministra que estaba a cargo de esto sigue. He recibido sus exposiciones y sigo recibiendo respuestas.
—Probablemente, la viceministra cambió el equipo…No tenía información de eso, dudo de que sea así.
—También han sacado al equipo técnico encargado de la gestión y mejora de las comisarías...No, nosotros hemos venido a servir con humildad. Incluso ya me he reunido con funcionarios de la gestión anterior inmediata para ver los temas, pues lo bueno debe continuar.
—Me dicen que también se ha deshecho el equipo encargado de la implementación de los auxiliares de la policía en comisarías y del monitoreo del patrullaje...Le reitero que no se ha movido nada. Salvo que la viceministra lo haya hecho, que no creo porque viene de la gestión anterior.
—De la gestión del ministro Romero. Le pregunto porque si estamos sacando a buenos equipos, no vamos a conseguir resultados en seguridad ciudadana. ¿Cómo va a hacer para reducir la victimización? En primer término, tenemos que intensificar las operaciones para combatir los delitos de robo de dinero, carteras, teléfonos y robos a viviendas. Es decir, atacar los delitos llamados “menores” y los mercados ilícitos y las bandas de raqueteo. Para esto, es la estrategia de Vecindario Seguro. Es un sistema de cuadrantes como en Chile y Colombia. Nosotros tenemos que adaptarlo a nuestra realidad. Ya he conversado con el director general y con los jefes de región [de la PNP] para que en forma simultánea demos el primer paso porque se estaba aplicando solamente como piloto. El 30 de abril ya tendremos sectorizado todo el Perú.
—¿En qué consiste eso?En designar recursos humanos y materiales, incluyendo vehículos y radios, incluso de las municipalidades, a determinadas zonas, según su peligrosidad, de modo que el policía patrulle esa zona, tenga contactos, toque la puerta de las casas, se relacione con las juntas vecinales. Es decir, policía de proximidad o comunitaria, aprovechando además la experiencia de varias municipalidades en esto. Venimos a sumar esfuerzos. Lo primero es reorganizar el patrullaje articulando eficientemente con las municipalidades para el empleo de sus recursos, como las cámaras de videovigilancia, los vehículos, motos… Lo segundo tiene que ver con el cambio de actitud, porque un policía no va a ir a una casa así nomás, tiene que estar imbuido de los valores y de los objetivos que buscamos. Necesitamos capacitarlo y especializarlo. Ya se capacitó a los comisarios. Finalmente, la rendición de cuentas a la población: reuniones con la comunidad, con los dirigentes vecinales, pues tiene que haber un ‘feedback’ de la población.
—El patrullaje debería realizarse según el mapa del delito, ¿eso está funcionando?Claro. El mapa del delito sirve para definir los cuadrantes. El cuadrante tiene que ser mucho menor en los puntos críticos o calientes y más grande en las zonas más tranquilas. Inicialmente no vamos a bajar al nivel de cuadrantes, sino de subsectores, porque no tenemos tantos recursos. Pero la próxima semana entregamos 994 motocicletas, de las cuales 600 deben quedar para este trabajo. Se han asignado también radios walkie-talkie. La comunicación va a permitir acortar la pronta respuesta y, de paso, controlar al personal que está asignado a ese lugar.
—¿Qué va a hacer frente al Vraem? En el lugar hay 8 mil soldados y 60 bases para solo 100 narcoterroristas, casi una base por narcoterrorista y no los pueden abatir. Eso no funciona. Se necesitarían inteligencia policial y un equipo comando que embosque, capture… ¿Va a cambiar la estrategia en el Vraem para acabar de una vez con ese tumor?Hay una estrategia que integra la intervención de las FF.AA. con apoyo de la Policía Nacional. Se ha dispuesto que se fortalezcan las acciones de inteligencia, justamente lo que usted acaba de decir, de estas zonas. Hemos tenido ya dos reuniones con el Ministerio de Defensa. Estas acciones están a cargo de Dirandro, Dircote, Digemin y Dirin. Esta última es la encargada de la inteligencia policial. El trabajo de inteligencia tiene que ser aquí muy fino y dirigido a los responsables. Están en lugares donde tienen varias rutas de fuga, imponen cupos, dan protección del tráfico de drogas hacia Brasil y Bolivia, así que no es un tema fácil, pero hay un trabajo serio que se está empezando a hacer.
—Donde sí hubo grandes avances fue en la estrategia frente al crimen organizado, las megaoperaciones, etc. ¿Se va a mantener esa estrategia?Las megaoperaciones deben continuar con un nuevo enfoque. Tenemos fiscales asignados para la lucha contra el crimen organizado y contra la delincuencia común, pero no para bandas criminales. Una de mis primeras visitas ha sido al fiscal de la Nación y también al presidente del Poder Judicial porque los tres somos responsables directos de esta inseguridad. Tenemos que nombrar fiscales para bandas... En general, necesitamos un pacto de sostenibilidad de la reestructuración o reforma policial porque involucra necesariamente a la clase política.
—¿Para qué sería el pacto?Sería para la sostenibilidad de la reforma policial. Es necesario reunirnos por ejemplo, con el Poder Judicial y Ministerio Público para que las medidas que se adopten tengan una sostenibilidad. De lo contrario, van a tener un tiempo determinado y se acabó la cosa.
—El ministerio firmó un convenio con Perú Compras para la adquisición de combustibles para que haya transparencia. Pero he escuchado que el actual comando policial quiere seguir comprando combustible de manera directa. ¿Cuál va a ser la posición del ministerio en esto?Este proceso ha tenido dificultades de gestión, de manera que temporalmente se sigue comprando directamente para no quedarnos sin gasolina. Pero tenemos que seguir este camino trazado porque la idea es que la policía intervenga menos en esos temas de administración. Los policías tenemos que tener tiempo para planificar el trabajo diario y dedicarnos al tema operativo policial que a todos nos interesa.
—O sea, ¿se retomaría lo de Perú Compras?Se puede retomar.
—El tema de la institucionalidad policial pasa por la existencia de una verdadera meritocracia dentro de la policía. Ahí estaba pendiente aprobar un reglamento de la evaluación de desempeño. ¿Ya se aprobó? ¿Va a haber una evaluación de desempeño?Tiene que haber. Lo que sucede es que se han perdido las especialidades en la policía. La gestión nuestra está dirigida a tener especialidad desde la formación, que no se había pensado. Las evaluaciones deben medir lo propio de cada especialidad. Los desempeños se tienen que calificar de acuerdo con matrices, competencias, talentos, en cada especialidad.
—Bueno, veo que no hay reglamento de evaluación… La reforma de las escuelas policiales, que son muy malas, es muy importante. ¿Qué van a hacer?Desde hace varias gestiones existe la idea de reducir el número de escuelas a cinco, que son las cinco macrorregiones. Pero tenemos que aprovechar la capacidad instalada. Entonces, estamos evaluando la reconversión de algunas escuelas en centros de entrenamiento y especialización en investigación criminal, inteligencia, lucha contra drogas y delitos ambientales, por ejemplo.
—¿Se va a continuar con los polígrafos en las unidades especializadas, de inteligencia?Sí, esa una estrategia para seleccionar al personal que debe trabajar en unidades sensibles muy importantes que tienen mucha presión.
—¿Cómo está la moral de la policía? ¿Las reformas que se han ido haciendo, la cantidad de megaoperaciones exitosas, en fin, han fortalecido la moral policial o no hay un cambio al respecto?Yo pienso que sí. Cuando se trabaja bien, mejora la moral policial, pero tienen que salir en la prensa quienes lo han hecho, y sus jefes tienen que explicarlo y así el policía que ha intervenido en la operación se va a sentir identificado. Que vean que sus jefes se ensucian los zapatos. Y lo segundo es el bienestar, la salud. Ya está caminando la ampliación del hospital, que tiene buen número de consultorios para el personal y 128 camas que se van a adicionar al local antiguo que tenemos. Ojalá pueda inaugurarse en unos meses más.
—¿Por qué salió el viceministro anterior, Rubén Vargas, a cargo de toda esa estrategia exitosa? Es una pérdida. No sé. Yo tampoco lo encontré ya.
“La corrupción no es fácil de probar, pero tenemos una ruta que seguir”
— El Poder Judicial sigue reponiendo policías pasados al retiro. Así es imposible depurar la policía, luchar contra la corrupción. Eso requiere un acuerdo político, quizá una ley como la colombiana, que daba discrecionalidad a la policía para cesar sin que el Poder Judicial pudiera reponer.Yo he hablado de empoderar a la Policía Nacional y de reforzar su institucionalidad, justo en el camino de lo que usted acaba de mencionar, porque las decisiones que tome la institución para renovar sus cuadros o para reestructurar las vacantes tienen que ser respetadas. Tenemos que formular proyectos de ley para implementar una estrategia consensuada con los principales poderes del Estado para iniciar procesos extraordinarios de renovación, pero afinando la evaluación a las personas a fin de evitar abusos.
—En la ley colombiana se da la facultad de retirar de la policía a elementos a los cuales no necesariamente podía probárseles algo, pero se sabía que no eran santos… Claro, todos la conocemos... Mire, aquí tenemos los tres grupos. Tenemos a los incólumes, que se reúnen con su almohada de cuando en cuando porque a veces han sido discriminados, perseguidos. Hay que estimularlos, motivarlos, ponerlos en los cuadros arriba. En el centro, tenemos gente que alguna vez ha tenido algún problema, pero eso lo vemos en diferentes entes del Estado. Ahí tenemos que ser muy escrupulosos para seleccionar a los buenos y retirar a aquellos que no son idóneos, sin hablar todavía de corrupción. Y tenemos otro sector de personal que ya cruzó la pista, ya pasó al frente. Estos sí deben irse, necesariamente, y a veces la corrupción no es fácil de probar, pero tenemos una ruta que seguir.
— ¿Se propondría entonces una ley como la colombiana? Puede ser. Además, hay un proceso de competencia ante el Tribunal Constitucional, en el que se solicita [determinar] que es competencia del Ejecutivo fijar anualmente los cuadros de personal en la PNP aplicando la causal de renovación de cuadros, y que eso no es atribución de otros poderes.