/ Giovanni Tazza
Fernando Vivas

Era normal y lógico que un outsider se convirtiera en insider tras su triunfo o, incluso tras el solo hecho de participar en elecciones. Hoy, con ritmos veloces y memoria corta, el insider deviene outsider, a propia voluntad, si cree que eso le genera un sex appeal electoral. Este camino inverso, esta volatilidad de los liderazgos y travestismo de los perfiles, fue fácil de explicar, por ejemplo, en el caso de Ricardo Belmont (ex alcalde entre 1990 y 1995), quien, tras varios años de retiro de la política, fue candidato outsider al mismo cargo en el 2018.