Cuba, Luyo y un blindaje a la vista, por Héctor Villalobos
Cuba, Luyo y un blindaje a la vista, por Héctor Villalobos
Héctor Villalobos

El sorpresivo cambio de estrategia legal de deja a todos con una desagradable sensación, como la que suelen dejar los arreglos bajo la mesa. Tiene aires de blindaje, de ‘chinguelazo’. Evoca a una anchoveta que se inmola en la red para dejar fuera de ella a los peces gordos.

Hace solo una semana, la defensa del recluido ex funcionario del segundo gobierno aprista admitía ante el Poder Judicial que su patrocinado recibió sobornos de la empresa brasileña para favorecerla en la adjudicación de las obras de la línea 1 del metro de Lima. “Todos saben que la pita se rompe por el lado más débil”, dijo Luyo en esa misma audiencia.

¿Qué puede haber pasado para que en cuestión de horas las coimas que Luyo admitió haber recibido se conviertan en pagos por “consultorías”? Consultorías que, según su nada creíble versión, fueron pagadas a una empresa ‘offshore’ en Andorra (por cierto, esa historia de las consultorías suena parecida a otra reciente, de capilares y aceitosas similitudes). ¿Qué puede haber ocurrido para que sus anunciadas intenciones de acogerse a la colaboración eficaz se transformen ahora en una apelación a los cargos que le imputaba la fiscalía?

El registro de las visitas y de las llamadas que recibió Luyo en el penal de Ancón podría dar algunas luces sobre lo ocurrido. Sin embargo, lo más probable es que nunca se sepa qué ocurrió en esa semana en la que el detenido se negaba a ingerir alimentos porque tenía miedo de que le hubieran puesto algo en la comida y en la que su abogado aseguraba que “hay otra gente involucrada acá”.

Coincidentemente sospechoso es también el anuncio del prófugo ex viceministro de Comunicaciones de regresar “voluntariamente” al país procedente de Estados Unidos. El ex funcionario del régimen de Alan García y hombre de confianza de Enrique Cornejo asegura que se pondrá a disposición de la justicia e intenta hacer creer a todos que su única preocupación es salvar de toda responsabilidad a su pareja, la ex voleibolista Jessica Tejada, quien figura como propietaria del 35% de las acciones de una de las ‘offshore’ que fueron utilizadas para recibir las coimas de Odebrecht.

Así como van las cosas, no sería raro que el confeso testaferro de Jorge Cuba, el hoy recluido Miguel Navarro Portugal, quien aceptó todos los cargos la semana pasada e incluso pidió perdón al Estado Peruano, nos sorprenda con un repentino cambio de versión.

Lo que parecía hasta hace unos días un caso sólido para la fiscalía podría complicarse si el silencio se convierte en el principal cómplice de los personajes que aún no salen a la luz.

Que los involucrados en los pagos de sobornos no son militantes apristas es algo que en la Casa del Pueblo repiten hasta la saciedad. Pero lo que no pueden negar es que este repentino cambio de estrategia de Luyo ya parece un capítulo repetido y se presta para presagiar que este caso podría terminar como otros procesos en los que han estado comprometidos ‘compañeros’ del partido.

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